Reencuentro con el Bosque

• Volví a ver a los queridos viejos que forman parte del inventario del Bosque de Tlalpan
• El contacto con la naturaleza mejora la salud humana, Universidad de Illinois

Rafael ÁLVAREZ CORDERO

Mi querido viejo:

Una de las primeras actividades que realicé, ahora que estoy de vuelta en el país, fue reencontrarme con el Bosque de Tlalpan, gran amigo con el que he compartido muchas mañanas por más de 25 años.

Reencontrarme con el bosque es una experiencia por demás gratificante porque no podemos negar que, junto con lugares hermosos, parques, jardines, el Bosque de Chapultepec con el espacio de El Sope y otros más, en la ciudad hay lugares que no son ni hermosos ni saludables, por eso, así como lo primero que hacemos al llegar es saludar a los amigos, fui al bosque a platicar con él y a llenarme del oxígeno que sus miles de árboles producen.

Y ahí llegué, la mañanita era fresca, había llovido la noche anterior, el aire era transparente y el aroma de las flores y los generosos árboles invitaban a caminar, a soñar, a cantar.

Y, por supuesto, que reencontré a los amigos del bosque, que han formado una comunidad grata y extraordinariamente activa, porque presionan a las autoridades para que el bosque se mantenga en buenas condiciones, que se protejan los árboles (ahora cada árbol está registrado y numerado), que se cuiden las buganvilias y otras flores, que el encino conmemorativo de las carreras siga creciendo, que la señalización sea correcta y tantas cosas más.

Y, por supuesto, que volví a ver y saludar a los queridos viejos que forman ya parte del inventario del bosque, porque unos trotando, otros caminando, solos, en pareja, en grupo o con sus hijos, se benefician de la convivencia con la naturaleza y llegan puntuales a recibir esa transfusión de energía que sólo puede darse en lugares como ése.

Y confirmo que para nosotros, los viejos, hacer ejercicio en lugares como éste tiene indudables beneficios; un estudio de la Universidad de Illinois con cientos de queridos viejos de más de 65 años mostró que quien sufre una enfermedad o un accidente tiene una mejor recuperación si hace ejercicio moderado —incluso con muletas— al aire libre en un jardín o en un bosque; asimismo, las personas que tienen enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión arterial, enfermedades autoinmunes como artritis, asma y demás, las pueden controlar bien y se mantienen sanos gracias a las caminatas o los trotes en el bosque.

El estudio no paró ahí; se encontró que los queridos viejos que caminan cotidianamente en lugares arbolados o ajardinados tienen más confianza en sí mismos, por lo que pueden realizar más actividades que los demás; asimismo, su atención mejora, son más alertas mentalmente y disminuyen los “olvidos” y los “desconciertos” que suelen preocupar a nuestra edad; finalmente, los queridos viejos que hacen ejercicio son menos agresivos y eso lo comprobamos todas las mañanas cuando vemos sonrisas por todos lados, no importa que nos conozcamos o no, porque en el bosque formamos una hermandad especial de hombres y mujeres felices y contentos.

Mi regreso al Bosque de Tlalpan no termina en la caminata o el trote por 45 a 60 minutos, sino que después de terminar la relajación tranquila recupera los músculos, ya ricamente oxigenados, relaja las articulaciones, y los pulmones y el corazón trabajan alegres y agradecidos, y todo termina al degustar un vaso de una sabrosa bebida refrescante en el quiosco que, desde hace mucho tiempo, ofrece rehidratación a los miles de asistentes al bosque.

Sé, mi querido viejo, que tú haces ejercicio y sabes de estas ventajas que ofrece para nosotros, por lo que vale dar gracias a la vida por poder hacerlo diariamente.

El Doctor Rafael Álvarez Cordero es médico y escritor.

raalvare2009@hotmail.com
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