Virginia Armella: 60 años dedicados al estudio de la historia del arte mexicano

Virginia Armella: 60 años dedicados al estudio de la historia del arte mexicano

 

  • Homenaje a la investigadora del arte de la Nueva España en el Castillo de Chapultepec
  • La historiadora de arte manifestó su agradecimiento por haber nacido en México
  • Con paciencia, sembró la inquietud por saber la historia del gusto y la reconformación ontológica de ‘lo novohispano’ como antecedente de ‘lo mexicano’

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El amor de Virginia Armella de Aspe por México se hizo patente durante el homenaje que por su incansable labor de seis décadas de investigación, conservación y divulgación del arte mexicano, le rindió la víspera el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

En la velada que tuvo lugar en el icónico Castillo de Chapultepec, la historiadora del arte manifestó su agradecimiento y se dijo afortunada por haber nacido (como sortilegio un 16 de septiembre, aniversario de la Independencia de México) y crecido en este país.

Miguel León Portilla destacó sus tareas sobre la pintura novohispana y en la dirección en la Pinacoteca Virreinal y del Museo del Carmen y por cubrir aspectos que otros no hicieron. Asimismo, León Portilla puso de manifiesto el interés de Armella por la pintura novohispana, pero también le interesó “lo que se considera artes menores, desde bordados, la juguetería y la ebanistería novohispana.”

La maestra Armella se dedica por ahora a elaborar un catálogo de bienes muebles de la Ciudad de México, de los siglos XVI al XIX. La académica de número de la Academia Mexicana de Ciencias, Artes y Letras dijo que su interés por el periodo virreinal y los atrayentes objetos realizados durante esos casi tres siglos de colonia española, se debe a que en ellos está el germen de lo mexicano, pues en estas tierras “lo que no se revolvió por la sangre, se revolvió por las ideas, por la cultura, por el paisaje…”.

Teresa Franco, directora general del INAH, destacó que el reconocimiento a Virginia Armella por parte de la Secretaría de Cultura, a través de la institución a su cargo, es más que merecido para alguien que ha sabido mirar y explicar las creaciones del arte novohispano en todas sus manifestaciones.

Con ello, enfatizó, Virginia Armella de Aspe “regresó al presente una parte de nosotros mismos que por generaciones se había escondido casi con vergüenza: la historia del arte de la Nueva España. Con paciencia, sembró la inquietud por saber la historia del gusto y la reconformación ontológica de ‘lo novohispano’ como antecedente de ‘lo mexicano’.

 

Las disertaciones de Clavijero y su supuesta disputa en contra de los ilustrados europeos.
Las disertaciones de Clavijero y su supuesta disputa en contra de los ilustrados europeos.

El punto de partida de sus textos se encuadra en las exigencias de los lectores, sobre todo en los años en que los escritos sobre arte virreinal novohispano eran casi una excentricidad en nuestro país. Así, en pleno florecimiento de los estudios de coyunturas y mentalidades, abordó la explicación de la indumentaria novohispana, con un lenguaje que no tenía nada de nostálgico, la moda se presenta como tema de estudio y análisis, apoyando el conocimiento del ser humano”.

Virginia Armella escuchó las impresiones de varias personas que han sido sus colegas. En el presídium la acompañaron el doctor Miguel León-Portilla; el maestro Walther Boelsterly, director del Museo de Arte Popular; el padre Francisco Morales Valerio, responsable del Centro de Estudios Franciscanos en Humanidades “Fray Bernardino de Sahagún” de la Universidad de las Américas, Puebla; y su discípula, la maestra María del Pilar Arévalo Pérez.

Ante una audiencia donde se confundían los amigos y la numerosa familia de la homenajeada, León-Portilla, investigador emérito de la UNAM, comentó que al revisar el devenir de nuestro país, desde la raigambre indígena hasta la serie de influencias venidas de todos los continentes a partir de la conquista española, queda claro que “México no es ningún gato de la historia”. Y esa dignidad y ese orgullo siempre ha sido un leitmotiv para Virginia Armella.

“Tenemos ese legado, por ejemplo, del español, una lengua ecuménica que nos permite comunicarnos con 500 millones de seres humanos. Tenemos una mirada universal. Y a todo eso ha colaborado Virginia con sus trabajos. Ella ha investigado con cariño, con dedicación sobre esa gran herencia que a veces se describe como artes menores. Le interesa la ebanistería prehispánica, los trabajos de la época novohispana, la juguetería, la platería, la indumentaria…”

Y como si fuera una demostración de las palabras de Miguel León-Portilla, Virginia Armella enseñó a todos los reunidos en el Alcázar del Castillo de Chapultepec, sede del Museo Nacional de Historia, una tabla que le legó en su testamento la pareja Behrens, conocedores y coleccionistas de pintura colonial, y que está atribuida a los pintores indígenas de la Escuela de San José de los Naturales.

“Esta tabla lleva aceite de chía, por lo que es muy probable que sea una de las pinturas que se trabajaron en esa primera escuela de oficios, fundada en el siglo XVI por fray Pedro de Gante”, dijo a los asistentes que —ante las amenas y eruditas anécdotas que poblaron su autobiografía—le prodigaron sonoros aplausos.

 

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Virginia Armella comentó que cultivó amistad con “verdaderos sabios”, como Manuel Toussaint, Jorge Enciso y Franz Mayer, con quienes compartió sus intereses intelectuales. Y junto a esposo, el abogado Pedro Armella Sais, formó una gran familia: ochos hijos, 26 nietos y 42 bisnietos, que es para ella motivo de alegría y satisfacción.

Entre los títulos que recogen sus concienzudas investigaciones se encuentran, entre propios y en coautoría: Labores de Ebanistería en la Nueva España; San Ángel, ayer y hoy; El arte en el cuero; La concha nácar en México, Tesoros de la Pinacoteca Virreinal, Bordados y bordadores, La historia de México a través de la indumentaria, Rebozos y Sarapes de México, Escudos de monjas novohispanas, Testimonios artísticos de la evangelización e Hilos del cielo: vestiduras litúrgicas de la Catedral Metropolitana de México.

Asimismo, la historiadora colabora desde 2003 en la Dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicos e Históricos del INAH, en la realización de un Catálogo de Bienes Muebles de la Ciudad de México de los siglos XVI al XIX. Su perseverancia y profesionalismo son dignos del mayor encomio.

Virginia Armella, una “mujer de familia” como a ella misma le gusta declararse, dedicó sus agradecimientos a todos quienes la han acompañado en su camino: amigos, colegas, su extensa progenie; se mostró dichosa por tener salud y, por encima de todo, “de haber nacido y crecido en México”.

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