En su centenario, la Constitución de 1917 es casi obsoleta para la mayoría de los mexicanos

En su centenario, la Constitución de 1917 es casi obsoleta para la mayoría de los  mexicanos

  • Resultados de la Tercera Encuesta Nacional de Cultura Constitucional.
  • El 84% de las personas entrevistas  piensa que la Constitución se cumple poco o nada.  El 60%  afirma que ya no responde a las necesidades del país; y el 43% considera que puede modificarse sólo en parte

Julia Isabel Flores.- A unas horas de la celebración del Centenario de la Constitución de 1917, se dieron a conocer  los resultados de la Tercera Encuesta Nacional de Cultura Constitucional, cuyo datos  más sobresalientes son los siguientes: la gran mayoría de los mexicanos (84%) piensa que la Constitución se cumple poco o nada, a la vez que crece la opinión de que ésta “ya no responde a las necesidades del país” (60%).

No obstante, según esa Encuesta elaborada por especialistas del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) en homenaje a la Constitución de 1917 en el centenario de su promulgación, el 43% de las personas entrevistadas manifestó  que sería preferible cambiarla sólo en parte, dado que ciertos principios y artículos, como por ejemplo el tercero, están presentes en la memoria de la población.

Esta encuesta, la tercera de una serie iniciada en 2003, ofrece la posibilidad de mirar la evolución de los saberes y opiniones de los mexicanos sobre su Constitución, el cumplimiento de la ley y la democracia.

Sus resultados se analizan en el libro Los mexicanos y su Constitución, coordinado por Héctor Fix-Fierro, Julia Isabel Flores y Diego Valadés, que se presentó   durante el XIII Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional realizado en el Palacio de Minería.

La pregunta central es hasta qué punto, cien años después, los mexicanos se identifican con su Constitución y la hacen suya mediante el conocimiento no sólo de los preceptos que componen el documento, sino también de las instituciones y las estructuras de gobierno que se han creado con fundamento en ella; no únicamente mediante la percepción de su cumplimiento por las autoridades y los conciudadanos, sino además por la disposición propia a acatar dichos preceptos y reconocer los principios y valores que los subyacen.

¿Qué significa hablar de cultura constitucional?

En forma resumida, la cultura constitucional está formada tanto por elementos de la cultura jurídica, que interesa, sobre todo, a los sociólogos del derecho, como por la cultura política, que estudian los politólogos y los sociólogos.

En el primer caso, el análisis tiene que ver, por ejemplo, con el conocimiento que tienen las personas sobre los derechos y las obligaciones que definen la Constitución y las leyes; la disposición a obedecerlas en relación con otras fuentes de autoridad social; el valor que se otorga a los derechos humanos; el concepto de justicia que se prefiere, etcétera.

Por lo que se refiere a la segunda, se trata de averiguar cuáles son los conocimientos, las actitudes, las percepciones y las opiniones que tienen los ciudadanos respecto a temas como la democracia, la legitimidad del gobierno, la confianza en las instituciones públicas, los partidos políticos e incluso la identidad nacional.

Cultura de la legalidad

La democracia mexicana está cimentada sobre una débil cultura de la legalidad, fruto de la desconfianza de los ciudadanos hacia las instituciones, de los elementos autoritarios presentes en segmentos de la población a lo largo del país, de la percepción negativa del desempeño de las instituciones y funcionarios encargados de la procuración y administración de la justicia.

A ello se suman factores como un bajo sentido de eficiencia del ciudadano frente a las autoridades, los vestigios del presidencialismo, la desigualdad social y la exclusión, que amplían las diferencias entre los diversos sectores de la sociedad y la ausencia de una tradición de exigencia de cuentas.

La investigación da cuenta de la alta valoración que la mayoría de los entrevistados tiene de la ley, que es percibida como un ideal de forma de vida.

Así, al preguntar ¿qué es más importante para usted?, la mayoría de los entrevistados (57.1%) eligió la opción “Una sociedad donde se apliquen y respeten las leyes”, por sobre otras opciones como “Una sociedad sin delincuencia” (55.4%), “Una sociedad donde existan menos diferencias entre ricos y pobres” (42.8%) y “Una sociedad más democrática” (24%).

No obstante, pone de relieve el desconocimiento de sus derechos en sectores mayoritarios de la población, así como dificultades para el acceso a los servicios de impartición de justicia.

Esta alta valoración de la ley en el discurso de los entrevistados no es incorporada en las prácticas. Así, uno de cada cuatro está de acuerdo con la frase “Violar la ley no es tan malo, lo malo es que te sorprendan”.

No obstante, a la pregunta: En una escala de cero a 10 en donde cero es no respeta nada y 10 es respeta mucho, ¿qué tanto cree que las personas respetan la ley?, el promedio que se obtuvo fue de 6.3 puntos. Utilizando la misma escala se preguntó: ¿qué tanto respeta usted la ley? El promedio que se dieron a sí mismos los entrevistados de 7.7 puntos es mucho más favorable.

La desconfianza y percepción negativa de las instituciones que imparten justicia y la percepción de la impunidad han llevado a la población a encontrar caminos informales, y en ocasiones ilegales para el arreglo de sus conflictos.

Así, casi la mitad (46.6%) de los encuestados, considera que los miembros de una comunidad tienen el derecho o lo tienen en parte de tomar justicia por mano propia.

Igualmente se encontró que casi la mitad (47%) dijo estar de acuerdo, o de acuerdo en parte, con que se torture a un detenido para que confiese un delito.

Ello muestra un endurecimiento de la población debido al incremento de la inseguridad y la violencia en las últimas décadas, a la vez que plantea tensiones con los derechos humanos, que en opinión de la mayoría de los encuestados se deben respetar estrictamente.

Conocimiento de la Constitución

Hay un bajo conocimiento sobre la Constitución: la mayoría (56.1%) considera que conoce poco la Constitución. La mitad (52.7%) desconoce el año en que se aprobó y tampoco la relaciona con la Revolución Mexicana: tres de cada 10 piensan que la Constitución actual nació a partir de la Independencia de México.

Estos resultados indican que se hace poco por socializar un patrimonio jurídico y cultural –la Constitución– que debiera ser un punto de referencia, diálogo y debate.

Actualidad de la Constitución

La gran mayoría (84%) piensa que la Constitución se cumple poco o nada, a la vez que crece la opinión de que ésta “ya no responde a las necesidades del país” (60%). No obstante, 43% señaló que sería preferible cambiarla sólo en parte, dado que ciertos principios y artículos, como por ejemplo el tercero, están presentes en la memoria de la población.

Desde el siglo XIX hasta la fecha se ha cifrado una gran esperanza en las constituciones, asociándolas con gobiernos eficaces y sociedades libres, pero considerando que su sola promulgación bastaba para modificar la arbitrariedad, la injusticia y la inequidad.

Ello concuerda con la posición favorable a convocar a un nuevo congreso constituyente, que ha sido mayoritaria desde 2011, pero que tiende a disminuir y alcanza a la mitad de los encuestados.

Legalidad y corrupción

Parecería existir una cierta distinción entre dos ámbitos: el de lo público, en el cual la honestidad se convierte en un valor de primera importancia, y el de lo privado, en donde se otorga mayor jerarquía a valores como la solidaridad y el diálogo.

Esto significa en la práctica que se perfilan virtudes, actitudes y comportamientos morales distintos para cada uno de los ámbitos.

La cultura de la legalidad, tal y como se presenta en los medios, es percibida como algo alejado de la vida cotidiana: como algo exigible a los políticos y poderosos, o bien como un ideal deseable, pero inaccesible. La otra cara de la legalidad, su cara positiva, la legalidad en la vida cotidiana, no constituye un objeto de atención al no ser objeto de noticia.

La brecha entre el país legal y el país real

La tensión entre las expectativas del ideal en el cumplimiento de la ley –cómo deberían ser las cosas (la vida regulada por normas de cumplimiento estricto) y cómo son (la vida en la cual la ley no funciona en la práctica por la manera en que está formulada)–, genera sentimientos contradictorios por igual entre las personas y los profesionales de la ley. Por una parte, hay una fuerte creencia de que las leyes debieran aplicarse estrictamente; por la otra, una sensación de una gran desilusión por las fallas y dificultades persistentes en su aplicación.

Así, la mayoría de la población (80.9%) está de acuerdo con la frase “Las leyes tienen que cumplirse estrictamente si queremos conservar nuestra forma de vida”, al mismo tiempo que casi tres de cada 10 (27.3%) estuvieron de acuerdo con que un funcionario público puede aprovecharse de su puesto si hace cosas buenas.

Esta tensión entre los ideales y las prácticas existentes data de largo tiempo en la sociedad mexicana y ha llevado a una búsqueda constante por introducir nuevos sistemas de control, uno tras otro, al mismo tiempo que se desconfía en las personas e instituciones que habrán de implantarlos a cabalidad.

Democracia

En la nación, el respeto a la ley y su aplicación son dos asuntos que no están resueltos, lo cual representa una tarea pendiente para la consolidación de nuestra democracia.

De hecho, los problemas relacionados con la aplicación de la justicia, como la impunidad y la corrupción gubernamental, inciden directamente en el ámbito de la gobernabilidad.

En suma, el tema de la legalidad en México influye tanto en la gobernabilidad como en la democracia del país.

El respeto a la ley y su aplicación son asuntos no resueltos, lo que representa una tarea pendiente para la consolidación democrática. Al desapego por la democracia –sólo la mitad de los encuestados considera que la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno– se aúna la percepción de que hay poca democracia en México, que en una escala de cero a 10 alcanzó 5.6 puntos en promedio.

Desafortunadamente, la crisis de confianza en el gobierno, sus instituciones y los actores políticos se extiende también a la democracia misma.

La ley y la justicia

En el debate de la relación entre cultura de la legalidad y poder, entre cultura de la legalidad y política, se colocan primordialmente los derechos ciudadanos. El propio concepto de esfera pública tiene que ver con esa discusión.

No existen esferas públicas en donde todos tengamos acceso y participemos en forma igualitaria, pero sí en donde el apego a la norma y el respeto a la ley se conformen como punto central para la construcción de la dignidad y el sentido humano.

Los déficits de ciudadanía son tan fuertes que, aun inclinándonos por los mínimos como objetivo, la formación ciudadana se mantiene como una de las asignaturas pendientes más difíciles.

Los materiales utilizados en esta investigación están disponibles en la Biblioteca Los Mexicanos Vistos por Sí Mismos: Los Grandes Temas Nacionales, UNAM-IIJ: www.losmexicanos.unam.mx.

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