Crece el vacío de poder en Guerrero

Zócalo

Crece el vacío de poder en Guerrero

El Ejército vigilará las escuelas en Acapulco
El Ejército vigilará las escuelas en Acapulco

José VILCHIS GUERRERO

Durante el sexenio anterior Michoacán sufrió a un Presidente de la República que a costa de ganar la popularidad y justificación que no obtuvo en las urnas declaró la guerra al narcotráfico sin haberse asegurado que las tenía todas consigo y que no habría cooptaciones de traidores con uniforme que se pasaran al bando del narcotráfico al que tendrían que combatir.

El mismo vacío de gobierno que privó durante esos seis años perdidos del panismo, en la entidad que vio nacer a Felipe Calderón Hinojosa se produjo un deterioro moral que permitió al crimen organizado apropiarse de la vida de aquellos que decidieron un día defenderse del abandono en el que dejaron a la población a merced de una “familia michoacana” que luego se transformó en una pandilla de “caballeros templarios”. De ese vacío de poder político surgieron las autodefensas a las que luego combatió el gobierno federal en lugar de abatir al crimen organizado que mantenía amenazada a la población que se organizó para defenderse ante la impotencia del gobierno federal, que no le garantizaba su seguridad.

Ahora el turno es de Guerrero, donde los conflictos se parecen, tienen el mismo origen: el abandono de las instituciones federales, al grado de que es el ejército el que tiene que combatir a la delincuencia común, cuando su misión es garantizar la paz pública sin que necesariamente tengan que estar los militares en las calles salvaguardando a la población.

 Guerrero vive en el caos. No hay presencia de la autoridad, un ex gobernador está bajo investigación criminal por fraudes y desviaciones presupuestales de recursos federales en los que están involucrados familiares y amigos del gobernador con licencia, sospechoso de haber patrocinado la corrupción en Iguala, de haber sido omiso en la investigación por la desaparición de 43 normalistas y su presunta complicidad con el ex alcalde José Luis Abarca y su esposa María de los Ángeles Pineda, presos bajo los cargos de delincuencia organizada, lavado de dinero y otros delitos que los relacionan con el cártel de los llamados Guerreros Unidos.

Ahora el ejército vigila y recorre unas cien escuelas de Acapulco, donde el crimen organizado ha implantado un clima de inseguridad, sin que el gobierno del estado haya podido frenar el avance de criminales que provocaron un incendio en la oficina de la directora de una escuela secundaria del sector popular donde la violencia del crimen organizado interrumpió las clases por semanas.

Afuera, cuatro soldados resguardan la puerta, armados con rifles de asalto para proteger a los pequeños escolares. El Ejército llegó hace tres semanas a más de 100 escuelas de la periferia de este puerto para frenar la irrupción de asesinatos, secuestros y extorsiones contra profesores.

El despliegue de mil soldados en escuelas de estos barrios marginales de Acapulco fue la única manera de convencer a los maestros de volver a los salones de clases, terminando con un paro de dos meses que dejó desde noviembre a 31 mil estudiantes en sus casas. Nunca se imaginaron los maestros llegar a estos extremos de estar trabajando con vigilancia o con militares, comentó a CNN México María Inés Aparicio, directora de la Escuela Secundaria 100, a la que ya no acuden seis estudiantes este año, por miedo, dijo.

Aparicio dice desconocer por qué fue quemada su oficina pero las autoridades acusan a pandillas de Acapulco de estar detrás de ese incendio, y de al menos otros dos ataques para conseguir que los maestros les paguen una cuota. Fuerzas federales capturaron a principios de febrero al presunto líder de una de las bandas, Ronaldo Mendoza Matilde, en Mexicali. Tres de sus cómplices fueron arrestados la semana pasada en Acapulco.

Ha sido un año duro para el profesorado de Acapulco, con 21 docentes asesinados y cerca de 10 secuestrados en 2014, señaló Alfredo Miranda, representante local del departamento de Educación del conflictivo estado de Guerrero. Miranda aseguró que los criminales dejaron mensajes en escuelas demandando un pago sobre el bono de aguinaldo de tres meses de salario, que los profesores reciben a finales de año. Es un hecho inédito en la historia del país que militares cuiden las escuelas, pero no había otra manera. “Al crimen organizado lo teníamos dentro del salón de clases”, expresó Salvador Martínez De la Roca, secretario de Educación de Guerrero.

El funcionario no da una fecha límite para la presencia de los militares, y planea reforzar la seguridad con muros alrededor de las escuelas, así como con cámaras de vigilancia y botones de pánico para alertar a la policía.

Please follow and like us: