La Cuenca del Valle de México condenada al apocalipsis de ozono

La Cuenca del Valle de México condenada al apocalipsis de ozono

 

  • La CAMe es muy débil, la ley tiene huecos normativos
  • No existe coordinación para mejorar la calidad del aire entre los tres órdenes de gobierno de la Megalópolis que forman los Estados de México, Morelos, Hidalgo y Puebla
  • La fase 1 de contingencias se seguirá activando mientras las condiciones actuales de emisiones y su control no estén bien normadas, advierten científicos universitarios

 

Paulina Ordóñez Pérez, Telma Castro Romero, Manuel Suárez Lastra y Gerardo Ruiz Suárez.

 

Unos 20 millones de habitantes de la Cuenca del Valle de México, de la zona central del país, tendrán que acostumbrarse a escenarios cercanos a un apocalipsis y enfrentar cada ciclo anual las contingencias ambientales, como las de estos días de mayo, mientras los tres órdenes de gobierno- federal, estatal y municipal- no se coordinen para abatir un problema ya congénito, la del ozono.

 

Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe), creada en 2015, encargada de atenuar y combatir la contaminación ambiental en el Valle de México está integrada por los estados de Estado de México, Hidalgo, Morelos, Puebla y Ciudad de México, tiene un gran problema, su debilidad para coordinar las acciones de esos tres niveles de autoridades.

 

El ozono es un contaminante presente en la atmósfera. Se produce a partir de la reacción química de contaminantes primarios. Alcanza sus máximos a las 2 o 3 de la tarde en la zona metropolitana, y aumenta en las condiciones meteorológicas registradas en los últimos días, de acuerdo con expertos del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

 

El ozono se forma todos los días a partir de compuestos orgánicos volátiles, óxidos de nitrógeno y radiación solar y durante la noche, la mayor parte se destruye, explicaron los expertos de la UNAM.

El grupo de expertos del Centro de Ciencias de la Atmósfera convocaron a una rueda de prensa “La onda de calor y sus efectos para la contaminación”, para dar sus puntos de vista de cómo las autoridades federales, estatales y municipales han actuado en esta prolongada emergencia ambiental desde la semana pasada.

 

Concretamente coincidieron en que hasta hoy, en el Valle de México la gestión de la calidad del aire no se está realizando en esos términos y eso debe corregirse. La fase 1 de contingencias se seguirá activando mientras las condiciones actuales de emisiones y su control no estén bien normadas, advirtieron.

 

Asimismo, insistieron en que las soluciones de corto plazo, las más baratas, remedian sólo una parte del problema. En caso de contener las contingencias en un año, sólo habrá que esperar a que crezca un poco más la planta vehicular o se expanda la urbe para que se vuelva a presentar. Son necesarias medidas de fondo, de mediano y largo plazos.

 

“El clima y la meteorología no se pueden cambiar. La temporada de calor y el sistema de alta presión que han agravado el problema de contaminación ya se preveían, ocurren cada año, por eso se debe incidir en los factores que sí se pueden modificar, como las emisiones de contaminantes”.

 

El ozono, el aumento de las radiaciones solares, no solamente causa la parálisis de gran parte de sus millones de vehículos automotores, la saturación de sistemas de transportación masiva-Metro, autobuses- también daña la salud de sus habitantes, la de su población más vulnerable, personas adultas mayores, niños, mujeres embarazadas y personas con problemas cardiovasculares y respiratorios.

 

La irritante característica del gas ozono es que impacta la salud en distintos grados: desde simple irritación del sistema respiratorio hasta una importante merma de la función pulmonar, sostiene la CAMe.

 

En los meses de febrero a junio la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM), ha explicado estos días la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe), atraviesa, por una etapa seca y cálida. La escasez de vientos, poca humedad e intensa radiación solar crea el fenómeno. Esto favorece una permanencia más prolongada del ozono en la atmósfera.

 

Los expertos universitarios sintetizaron la situación que viven los habitantes de la Cuenca del Valle de México: el deterioro de la calidad del aire en la Zona Metropolitana del Valle de México se relaciona con diferentes factores, como la densidad poblacional, el nivel de desarrollo económico, el consumo energético, la industrialización, el volumen de emisión de contaminantes, la química de la atmósfera, los incendios forestales, quemas agrícolas y las condiciones meteorológicas, entre otros.

 

El científico mexicano Gerardo Ruiz Suárez, del cuerpo de investigadores de ese Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) en su sede de Ciudad Universitaria, habló de la debilidad de la CAMe, ya que carece de autoridad para que se aplique la ley y propicie una obligada coordinación entre delegaciones de la Ciudad de México, gobiernos estatales y municipales y el federal para atacar un problema altamente complejo.

 

“La CAMe es muy débil, la ley tiene huecos normativos, la ley no dice como se coordine”, dijo el científico ante un numeroso grupo de reporteros. El hueco o huecos que encuentra este científico mexicano es la dispersión de la autoridad, ya que solamente en 18 municipios de los 51 que se encuentran en la Cuenca del Valle de México existe un control de la verificación de los automotores, pero en unos se aplica y en otros no.

 

Los controles de la calidad del aire no se están aplicando, lamentó el científico, quien señaló que las decisiones políticas en materia ambiental deben estar sustentadas en el conocimiento científico.

 

La vida de restricciones en el Valle de México estos días por las declaratorias de contingencias ambientales, que en realidad son de emergencia, de acuerdo con el doctor Ruiz Suárez, son reactivas para enfrentar lo que los científicos universitarios llaman inversiones térmicas, una denominación que generalmente la población no entiende.

 

Las fuentes de contaminación se acreditan a los más de cinco millones de automotores que circulan en el Valle de México, pero además a las emisiones de solventes, gases y otros productos domésticos que se encuentran en los mismos hogares de los más de 20 millones de habitantes de la Cuenca del Valle de México.

 

El doctor Ruiz Suárez insiste en llamar al problema de la contaminación del Valle en un problema de la regional para ubicarlo no solamente geográficamente en la zona central del país. Técnicamente se describe el conflicto ambiental que se ha vivido estos días en esta región de México, por temperaturas altas, de un umbral de 30 grados, escasos o nulos vientos que dispersen los contaminantes, junto con la escasez de lluvias, aunado a las fuentes de la contaminación.

 

En condiciones favorables, prosiguió, los contaminantes duran alrededor de ocho horas en la cuenca del Valle de México, pero bajo el escenario contrario duran mucho más. Además, el problema es regional, con transporte de contaminantes entre cuencas vecinas y quemas agrícolas. “En este periodo de alta presión llegaron nubes de humo provenientes de incendios forestales en Michoacán y Guerrero, que cubrían todo el centro del país”.

 

Para enfatizar el carácter regional del problema, en unos días se presentará un documento de acciones estratégicas para toda la región de la CAMe, en el que se propone abordar temas como la expansión urbana o el cambio de uso de gas LP por natural o energía solar.

 

El científico también alertó de un aumento de 52 por ciento de las motocicletas en la metrópoli entre 2012 y 2014: de 172 mil a 262 mil, “cuando sus factores de emisión no son mucho menores a los de los autos. Una moto con cuatro años de antigüedad emite tantos compuestos orgánicos volátiles por kilómetro como un auto con calcomanía 1”.

 

Sin embargo, después de la descripción de un escenario casi apocalíptico, el doctor Ruiz Suárez dijo que las contingencias tienen el objetivo de evitar que las condiciones empeoren para el día siguiente y los daños a la salud.

Manuel Suárez Lastra, director del Instituto de Geografía, dijo que la causa de la contaminación es la forma en la que está estructurada la ciudad y su crecimiento desordenado. Hay muchas fuentes de emisiones, pero una de las primordiales y que se puede atacar de manera eficaz es el transporte, señaló al mencionar que una de las partes más afectada es el usuario que tiene que recurrir para movilizarse al transporte público.

 

Dentro de la urbe se hacen viajes más largos para realizar las actividades cotidianas y eso implica mayor emisión de contaminantes por persona. En ese sentido, podemos hacer algo para componer la forma en que nos movemos, dijo este experto universitario.

 

Los tres expertos universitarios coincidieron en que todos los niveles de gobierno deben hacer un trabajo coordinado y es preciso resolver huecos legislativos, advirtieron que se requieren medidas de fondo, de mediano y largo plazos, y manifestaron que en unos días las lluvias monzónicas estarán sobre la ciudad y las condiciones ambientales mejorarán

 

Sin embargo, insistieron en que la contaminación ambiental no es un problema de la Ciudad ni del Estado de México, es un asunto regional y de manejo de cuenca. Por ello, para enfrentarlo se requiere de la participación de todos los niveles de gobierno, tanto delegaciones de la Ciudad de México como los municipios, gobiernos estatales pertenecientes a la Comisión Ambiental de la Megalópolis [CAMe] y el gobierno federal.

 

Deben resolver huecos legislativos y coordinar acciones, señalaron especialistas de la UNAM.

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