Recuerdan al artista social de la palabra

Recuerdan al artista social de la palabra

 

  • En el 70 aniversario del natalicio de Carlos Montemayor
  • En Bellas Artes Natalio Hernández, Patrick Johansson y José Vicente Anaya lo rememoran como el escritor humanista
  • Su obra estuvo basada en las lenguas y pueblos originarios
  • Entre sus novelas, Guerra en el Paraíso, sobre la utopía de Lucio Cabañas.

 

 

Carlos Montemayor, el autor de Guerra en El Paraíso, una de las novelas mexicanas más leídas, basada en la historia de la guerrilla encabezada por el profesor Lucio Cabañas en Guerrero, fue recordado como un artista de la palabra, un escritor polifacético y versátil.

 

Además Montemayor fue recordado como poeta, músico, cantor, humanista contemporáneo, poliglota, defensor incansable de los derechos humanos, indigenista, militante y como amigo.

 

Carlos Montemayor falleció el 28 de febrero de 2010 a una edad temprana, 63 años. Nació en Parral, Chihuahua el 13 de junio, 1947. En una charla entre escritores y poetas realizada en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, rememoraron su obra la noche del pasado 20 de junio.

 

En el marco de la celebración del que sería el cumpleaños 70 del Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Literatura (2009), Silvia Pratt, Natalio Hernández, Patrick Johansson y José Vicente Anaya recorrieron la obra del creador de Chihuahua, puntualizaron su trabajo e interés en las lenguas originarias de México.

 

 

El escritor bilingüe náhuatl-español, Natalio Hernández, destacó que el mayor impacto social y cultural que logró el escritor, galardonado con los premios literarios Juan Rulfo y Xavier Villaurrutia, fue el haber contribuido a que las lenguas nacionales de México trascendieran de su ámbito local y comunitario hacia diversos espacios culturales y académicos.

 

“Montemayor logró mostrar el arte que se preserva en las lenguas originarias. Afirmó que México como nación no se puede explicar ni entender si no se considera al acervo lingüístico y literario que se preserva en la memoria ancestral de los pueblos y en muchos documentos históricos, sobre todo de la Colonia”.

 

Hernández puso de manifiesto que la trayectoria profesional de Montemayor como poeta y traductor de los clásicos griegos y latinos de la literatura universal, le permitió desarrollar la sensibilidad necesaria para que sus últimos 20 años de vida los dedicara, en gran medida, al desarrollo de la literatura en las lenguas originarias de México en particular, y de América en general.

 

Dijo que la Real Academia de la Lengua le abrió a Montemayor el camino para visibilizar la literatura de los pueblos originarios. Su obra estará vigente, dijo, en el siglo XXI, ya que será, en su opinión, la centuria de la diversidad, del diálogo de las culturas, del diálogo de las lenguas y del diálogo de las civilizaciones de todos los pueblos del mundo.

 

“Carlos Montemayor, creo yo, debe perdurar en la memoria de todos nosotros para seguir luchando, caminando en una nación orgullosamente multicultural y multilingüe. Él debe seguir con vida en nuestro andar cotidiano, nos enseñó que debemos maravillarnos de las sinfonías de voces y de la música contenida en nuestras lenguas nacionales”, manifestó el presidente de la Fundación Cultural Macuilxochitl.

 

 

Hernández destacó a Montemayor como miembro de la Asociación de Escritores en Lenguas Indígenas, “fue un hombre que amó la vida, a México, la flor y el canto, quien le enseñó a sus colegas a disfrutar el arte de la palabra, la poesía, y la música”.

 

Por su parte, el académico y profesor Patrick Johansson expresó que una de las metas de Carlos Montemayor fue el revalorar la originalidad del pensamiento indígenas a través de los textos que creó.

 

“Fue un poeta que se vio irresistiblemente atraído por las palabras, las lenguas y las literaturas indígenas de México. Gran parte de su obra se puede considerar indigenista. Revela un humanismo profundo que enaltece a los pueblos indígenas, un activismo que revalorizó sus paradigmas culturales.

 

“Recordemos sus estancias en diferentes partes del país, para dialogar con los indígenas de los que se vuelve portavoz, así como sus gestiones ante la comisión de defensa y promoción de los derechos humanos”, apuntó.

 

El profesor de origen francés añadió que algunos de los libros de Montemayor son prueba fehaciente del conocimiento que tuvo del náhuatl, el maya y el zapoteco y la idiosincrasia correspondiente de esos pueblos.

 

 

“Estrechó vínculos con autores indígenas. Trabajó con mayas de Yucatán y Campeche, con brujos tzotziles de Chiapas, con poetas zapotecos del Istmo de Tehuantepec, chinantecos de la sierra de Oaxaca, con mixtecos de Guerrero y purépechas en Michoacán”, destacó Johansson.

 

Aseguró que el pensamiento indígena Carlos Montemayor lo concibió como un diálogo entre el intelecto y la sensibilidad de la mente y el corazón. “Todos los que trabajamos sobre las culturas indígenas y su expresión literaria, tenemos una deuda intelectual con Carlos Montemayor, que tenemos que saldar con posteriores trabajos”.

 

La velada en la que estuvieron presentes Susana de la Garza, viuda de Carlos Montemayor, Victoria y Alejandra Montemayor, hijas del escritor, fue enriquecida con la lectura de poemas de Carlos Montemayor a cargo de Silvia Pratt, quien dio voz a Finisterra, Memoria de la plata y Parral.

 

Pies de fotos Como un artista de la palabra, un escritor polifacético y versátil. Como poeta, novelista, músico, cantor, humanista contemporáneo, poliglota, defensor incansable de los derechos humanos, indigenista, militante y amigo, así se recordó a Carlos Montemayor en charla realizada en el Palacio de Bellas Artes.

 

Fotografías de Francisco Segura / Secretaría de cultura.

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