Navarrete Prida niega los derechos de las trabajadoras domésticas; la CNDH le demanda ese reconocimiento

Navarrete Prida niega los derechos de las trabajadoras domésticas; la CNDH le demanda ese reconocimiento

  • Dos millones trescientos mil personas, una población equivalente  a la población de Tabasco,  se dedican al trabajo del hogar en México.
  • Una de cada 25 personas ocupadas se dedica a esta actividad. El 95 por ciento  de las personas que lo realizan son mujeres.
  • El valor económico de las labores domésticas y de cuidados no remunerados ascendió a 24.2% del valor respecto del PIB nacional a precios de mercado.

Tras de que la Secretaría del Trabajo y Previsión Social del gobierno federal, a cargo el Alfonso Navarrete Prida, les negó derechos laborales a dos millones trescientos mil personas que se dedican al trabajo del hogar en México, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), demandó su reconocimiento en la legislación del Trabajo con plenos derechos.

Una de cada 25 personas ocupadas se dedica a esta actividad, de acuerdo con datos del Centro de Apoyo y Capacitación para Empleadas del Hogar A. C. (CACEH). El trabajo del hogar tiene un componente de género importante, pues 95 por ciento  de las personas que lo realizan son mujeres.

Según la Secretaría del Trabajo y Previsión Social del gobierno del presidente Peña Nieto, en una respuesta a la Comisión Permanente del Congreso de la Unión,  “no hay condiciones que faciliten el cumplimiento y la ratificación del convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre protección a trabajadoras domésticas”.

A través del subsecretario de esa dependencia federal, Rafael Adrián Avante, el gobierno federal  informó a diputados y senadores que según una consulta con diversas organizaciones empresariales y sindicales, así como con  organizaciones sociales,  se llegó a  la conclusión de que no hay condiciones para reconocer los derechos laborales de las personas dedicadas a realizar trabajos domésticos en el país.

La CNDH, en ocasión del Día Internacional del Trabajo Doméstico,  que se celebra cada 22 de julio,  subrayó que de acuerdo con cifras preliminares correspondientes al año 2015 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el valor económico de las labores domésticas y de cuidados no remunerados ascendió a 24.2% del valor respecto del PIB nacional a precios de mercado.

En TE, el Diario de las Personas Mayores,  hemos documentado que las trabajadoras  y trabajadores dedicados a tareas del hogar  están entre las peor pagadas del mundo, sobre todo las personas mayores dedicada a esas actividades laborales.

De acuerdo con cifras de la Secretaría del Trabajo federal,  el 54.4 por ciento percibe menos de un salario mínimo; un poco más del 30 por ciento percibe de uno a dos salarios mínimos y solamente el 20 por ciento de la población femenina gana de dos a cinco salarios mínimos. Su peor escenario es una condena anticipada a la miseria cuando cumplen más de 60 años.

Las mujeres, señaló la CNDH,  realizaron en promedio 39 horas de trabajo no remunerado por semana, en cuidado de personas de 12 años y más, mientras que los hombres efectuaron 13.6.

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) subrayó, ante la enorme brecha existente en la corresponsabilidad del trabajo doméstico, que se refleja en dificultades para la incursión de las mujeres en otros ámbitos, la urgencia de transformar los preceptos culturales sostenidos en los estereotipos acerca de las labores que tradicionalmente son asignadas a las personas, por razones de género.

En tal sentido, esta Comisión Nacional exhortó a las autoridades a implementar e impulsar políticas que fomenten la participación de las mujeres en el mercado laboral, mediante medidas que concilien la vida laboral y familiar, sobre todo con acciones afirmativas que promuevan la corresponsabilidad entre mujeres y hombres para llevar a cabo la distribución del trabajo en el hogar.

Asimismo, ese organismo llamó a la sociedad en su conjunto a valorar las labores de cuidado y modificar patrones culturales que impidan el desarrollo de las mujeres.

“El trabajo doméstico, tanto remunerado como no remunerado, ha sido delegado históricamente a las mujeres, producto de los estereotipos y roles de género, y ha carecido de reconocimiento por parte de la sociedad, al considerársele trabajo inferior, en relación con el trabajo remunerado. Por ello, es preciso impulsar medidas efectivas para visibilizar y reconocer la importancia y aporte del trabajo doméstico a la sociedad, así como diseñar e implementar en todas las instituciones públicas acciones que promuevan la corresponsabilidad en los hogares”.

Al respecto, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) refieren como algunos de los problemas que ocasiona a las mujeres la carga del trabajo no remunerado las dificultades para incorporarse al mercado laboral, menores ingresos y una mayor probabilidad de laborar en empleos informales.

También señala diversas desventajas para las familias, como mayores dificultades para proporcionar atención adecuada a niñas, niños, adultos mayores y enfermos, además de que se priva a los hombres de participar en la crianza de sus hijas e hijos, como se establece en el documento Trabajo y familia: Hacia nuevas formas de conciliación con responsabilidad, de la ONU y la OIT.

Para la CNDH, la corresponsabilidad debe promoverse como la mejor herramienta a nivel global, tal y como ha sido considerada como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que se relacionan para poner fin a todas las formas de discriminación contra mujeres y niñas.

De igual manera, está vinculada con aprobar y fortalecer políticas acertadas y leyes aplicables para promover la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de las mujeres y niñas en todos los niveles, particularmente con el reconocimiento, y valorar los cuidados no remunerados y el trabajo doméstico no remunerado mediante la prestación de servicios públicos, la provisión de infraestructuras y la formulación de políticas de protección social, así como mediante la promoción de la responsabilidad compartida en el hogar y la familia, según proceda en cada país.

La CNDH  en esa fecha conmemorativa hizo un llamado a las autoridades y sociedad para crear conciencia sobre la importancia que tiene este trabajo no remunerado que se realiza en los hogares.

El  Día Internacional del Trabajo Doméstico surgió a partir del Segundo Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, realizado en Lima, Perú, en 1983, a través del cual se propuso hacer visible el trabajo que se realiza en los hogares, así como las tareas del cuidado, el cual generalmente no es remunerado.

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