Afectan males respiratorios, hipertensión y diabetes a la población de Xochimilco

Afectan males respiratorios, hipertensión y diabetes a la población de Xochimilco

  • Es uno de los sitios Patrimonio Cultural de la Humanidad.
  • A las dificultades para aplicar las medidas de protección y saneamiento necesarias después del sismo, se sumó la agudización de problemáticas de salud.
  • La población ya vivía en condiciones de marginación y pobreza agravadas por el estrés y otros síntomas del impacto psicoemocional.
La población de San Gregorio Atlapulco en Xochimilco, afectada por el sismo del pasado 19 de septiembre.

Como consecuencia del terremoto del pasado 19 de septiembre, las enfermedades respiratorias, hipertensión y diabetes constituyen las principales afecciones en la población más pobre de la jurisdicción de Xochimilco, al sur de la Ciudad de México, donde se encuentran los canales,  uno de los sitios del  Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Así lo informó el doctor Víctor Ríos Cortázar, profesor-investigador de la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), al señalar que a las dificultades para aplicar las medidas de protección y saneamiento necesarias después del sismo, se sumó la agudización de problemáticas de salud en la sociedad –que de por sí vivía en condiciones de marginación y pobreza– agravadas por el estrés y otros síntomas del impacto psicoemocional.

El académico del Departamento de Atención a la Salud sostuvo en entrevista que para contribuir a paliar la situación adversa de la comunidad, cuatro brigadas –conformadas por entre diez y 12 personas cada una, incluidos miembros de la UAM– han trabajado en una de las zonas más afectadas de la capital: la Delegación Xochimilco, utilizando equipo del Proyecto Urbano de Salud de la Coordinación de Primer Nivel y Salud Comunitaria de esta casa de estudios, coordinado por el doctor Ríos Cortázar.

Los lugares visitados han sido San Gregorio Atlapulco, San Francisco Caltongo y Santa Cruz Acalpixca, mientras que una unidad móvil ha sido dispuesta para acudir donde sea requerida atención de salud más urgente.

“Destaca la gran cantidad de apoyo civil y de organizaciones no gubernamentales, ya que el gobierno local se ha visto rebasado frente a los daños que ni siquiera han sido evaluados por las autoridades correspondientes.

“La situación es muy grave porque, por ejemplo, el agua que utilizamos para atender es la que se trae desde los centros de acopio y la gente reclama la restauración de los servicios de luz. Aun cuando algunas partes comienzan a recuperarse, la mayoría todavía no”.

Gran parte de las casas está en proceso de demolición y otras quedaron inservibles, presentando fracturas evidentes, por lo que muchas familias están a la espera de más ayuda: “es muy triste ver a las señoras llorando en la calle porque lo han perdido todo”.

Hasta el momento “contamos con la participación voluntaria de alumnos de las licenciaturas en Medicina, Odontología, Enfermería y Psicología que, por fortuna, han sido muchos, incluso académicos que hemos estado colaborando con universitarios de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México, la organización civil Red Salud 43 y personal del Instituto Nacional de Salud Pública”.

Miztli Cervantes Yáñez, licenciada en Medicina por la Unidad Xochimilco, relató que la impotencia es el principal sentimiento despertado con la experiencia de haber atendido, junto con sus compañeros, a un centenar de personas en un lapso de cinco días.

“Estaba realizando mi servicio social en Huayamilpas y ahora me integré a una de las brigadas, pero no hemos podido hacer mucho sólo tratar de ayudar con lo que tenemos, por ejemplo utilizando medicamentos entregados por la Rectoría General de la UAM.

“El acceso al lugar es difícil en general y caminar por las calles cuesta trabajo”, pero no obstante vecinos, habitantes de otras zonas e integrantes de otras instituciones se han sumado a la labor.

Los brigadistas han atendido a personas que sufren ansiedad o miedo y entre las dificultades que afrontan está preservar la insulina, “ya que no podemos refrigerarla y se descompone”.

La egresada instó a la comunidad estudiantil y al resto de la sociedad a unirse a estos esfuerzos, pues las donaciones no han sido suficientes debido a que las más afectadas son familias de escasos recursos que requerirán asistencia durante los próximos meses.

“Vemos a una población mucho más vulnerable que antes y no debemos bajar la guardia”, finalizó el universitario.

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