¿Qué puede pasar cuándo envejecemos?

¿Qué puede pasar cuándo envejecemos?

 

  • Es un problema de la biología celular pura que afecta el entramado cerebral en áreas fundamentales como la memoria
  • “En nuestro cerebro se va perdiendo la comunicación entre las células
  • En el caso de las enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, hay una desconexión de los circuitos cerebrales que son los que guardan la información de la memoria”, observa el investigador mexicano Arnulfo Romo Trujillo
  • La imaginación es producto del conocimiento

 

Ranulfo Romo Trujillo.

 

Ranulfo Romo Trujillo, de 63 años, es un investigador mexicano dedicado a estudio de los circuitos cerebrales. Describe al envejecimiento como un problema de la biología celular pura, que afecta el entramado cerebral en áreas fundamentales como la memoria.

 

El doctor Ranulfo Romo Trujillo es investigador de tiempo completo del Instituto de Fisiología Celular de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Su experiencia y conocimiento es reconocido en nuestro país y a nivel internacional. Lleva 29 años trabajando en ese instituto, pertenece al nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y desde el año 2011 es uno de los integrantes de El Colegio Nacional.

 

Romo Trujillo nació en el norteño Sonora el 28 de agosto de 1954, en una pequeña población llamada San Miguel de los Ures, una de las ciudades más antiguas de esa entidad del país fundada con categoría de misión en 1636 por el misionero jesuita Francisco París. Se le conoce como la Atenas de Sonora por ser cuna de poetas y maestros. Romo Trujillo es egresado de la Facultad de Medicina de la propia universidad mexicana y se ha especializado en Neurofisiología.

 

“Al envejecer vamos perdiendo nuestras capacidades físicas y mentales”, explicó en una entrevista investigador universitario. “En nuestro cerebro se va perdiendo la comunicación entre las células. En el caso de las enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, hay una desconexión de los circuitos cerebrales, que son los que guardan la información de la memoria”.

 

Estos circuitos, junto con otros relacionados con los afectos y los movimientos, también se dañan. “Una buena parte de la investigación cerebral en el mundo está enfocada a tratar de entender por qué ciertos circuitos cerebrales relacionados con la memoria empiezan a degenerarse, a perder su capacidad”. Este proceso tiene bases moleculares, biofísicas y de conectividad, entre otras.

 

Los circuitos cerebrales determinan cómo percibimos las cosas, y con el proceso de envejecimiento esos circuitos van perdiendo la capacidad de reconfigurarse, dijo este científico mexicano.

 

El investigador del Instituto de Fisiología Celular y doctor honoris causa por esta casa de estudios planteó que quienes toman las decisiones simples y complejas de nuestra vida son nuestros circuitos neuronales. Al proceso cerebral de toma de decisiones, Romo y sus colaboradores dedican buena parte de su trabajo experimental.

 

“Todo lo que somos nace de nuestro subconsciente, después lo hacemos consciente. Todo lo que creemos que es mi voluntad, nace involuntariamente, y posteriormente lo hacemos voluntario”, afirmó.

 

Planteó que los seres humanos no somos más que circuitos cerebrales que están trabajando para generar acciones, incluyendo su consciencia. “Por eso hay que educar bien a nuestro cerebro, para tener buenas acciones voluntarias, decisiones y percepciones. Hay que afinar la memoria, la imaginación y la capacidad de hacer cosas”.

 

Para este investigador universitario la imaginación es producto del conocimiento. Otro interesante y complejo proceso cerebral es la imaginación, para la cual, dijo Romo, es producto de nuestro conocimiento. “No me puedo imaginar cosas que no estén asociadas con algo que conozco”, sostuvo.

 

La imaginación está enfocada, de alguna manera, a los territorios de la educación. “Algunos colegas y yo tenemos la hipótesis de que es una perturbación de los circuitos neuronales en donde está guardada la información, la memoria”.

 

Es decir, afirmó, cuando los circuitos trabajan, de pronto reciben una perturbación, localmente; entonces comienzan a trabajar con un patrón distinto, quizá guardan la información de diferente manera. “A partir de esa información generamos imágenes mentales, o creatividad de una manera muy distinta. La gran pregunta es cómo la materia se convierte en imaginación”, dijo en una entrevista.

 

 

Quizá solamente somos títeres de nuestras neuronas, sostiene una conjetura que el médico y neurocientífico Ranulfo Romo Trujillo comparte con otros colegas en el mundo.

 

“Nosotros educamos a nuestro cerebro con la información del mundo externo, que se va transformando y guardando en forma de experiencias. Uno de nuestros temas centrales de investigación es descifrar cómo se guarda esa información”, señaló.

 

Hace pocos meses, en diciembre del año pasado, Romo Trujillo, frente a estudiantes y colegas, Romo Trujillo habló de lo que sentimos, vemos, olemos, y todas las experiencias sensoriales que tenemos de la realidad son captadas por el cerebro mediante impulsos eléctricos que producen las neuronas.

 

Con técnicas muy finas de medición que unen biología y matemáticas, las cuales ha desarrollado durante 28 años en el IFC, Romo mide la actividad de las neuronas de una manera directa. Lo hace con electrodos y métodos de estímulo y recompensa en un grupo de monos Rhesus, con los que trabaja en su laboratorio.

 

Con diversas técnicas registra los impulsos eléctricos del cerebro del primate e interpretar el registro de los campos electromagéticos que están en ese momento funcionando en su cerebro.

 

“Para nosotros los neurofisiólogos ha sido una maravilla tener estas técnicas, porque podemos registrar el lenguaje de las neuronas, que no es otra cosa más que ceros y unos, el lenguaje digital. Y estos resultados se pueden meter a las computadoras y hacer análisis con esos datos”, explicó en esa ocasión.

 

En la conferencia La construcción de la realidad en el cerebro, ofrecida con motivo de su investidura como doctor honoris causa por la UNAM, afirmó que en sus experimentos tienen acceso directamente a las neuronas.

 

“Podemos tener en tiempo real el lenguaje de un grupo de células del circuito que opera mientras el mono piensa, porque lo hacen, a su manera. Igual que nosotros, evalúan la información que reciben, toman decisiones y la guardan en memoria de trabajo, que es una forma de tener acceso directo a la actividad mental”, detalló.

 

En el auditorio Antonio Peña Díaz del IFC, donde estuvo acompañado de su comunidad, encabezada por el director de esa entidad, Félix Recillas Targa, Ranulfo Romo expuso que los impulsos eléctricos “son pequeñas chispitas y son lo único que recibe el cerebro para construir su propia realidad”.

 

En su ruta, los circuitos cerebrales se enlazan con la memoria para tomar una decisión, y para esta acción, se requieren muchos circuitos, afirmó.

 

Ranulfo Romo es reconocido internacionalmente por haber descubierto cómo una sensación se transforma en percepción, memoria y, finalmente, en la toma de una decisión. “Este descubrimiento constituye la más completa descripción de cómo los circuitos cerebrales que construyen la percepción se enlazan con la memoria al servicio de la toma de una decisión”, reconoce en su página web El Colegio Nacional, institución de la que es integrante desde 2011.

 

En su laboratorio, el experto en neurociencia cognitiva mide las respuestas de los monos en el momento en que éstos perciben y aprenden un nuevo conocimiento, con lo que obtiene resultados evidentes del encendido, apagado y entramado que se teje entre las neuronas.

 

Romo ha sido distinguido con el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2000, Premio TWAS en Ciencias Médicas 2002 de la Academia de Ciencias del Mundo en Desarrollo, y es miembro extranjero honorario de la Academia de Ciencias y Artes de Estados Unidos (AAAS, por las siglas en inglés de American Academy of Arts and Science), entre otros muchos reconocimientos.

 

En la UNAM, ha sido reconocido con el Premio Universidad Nacional con el doctorado honoris causa.

 

En estudios futuros, el investigador busca desentrañar mecanismos cerebrales complejos como el de la creatividad y la imaginación; y le interesa indagar cómo funciona el cerebro en poblaciones.

 

Con información de la Gaceta de la UNAM.

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