Una amenaza para la jubilación es la pérdida de la memoria

Una amenaza para la jubilación  es la pérdida de la memoria

Su nivel de memoria es muy bajo. El consumo de vino tinto y pescado ayudan  a combatir el deterioro de la memoria. Alimentos procesados, enlatados y el consumo excesivo de sal la afectan.  Ninguna de las vitaminas es efectiva para mejorarla. El uso de la calculadora la obstruye.

Foto: T E

Una investigación universitaria con una muestra entre  más de mil 600 personas entre 21 y 80 años de edad,  arrojó entre sus contundentes resultados,  que las personas con un nivel de memoria de contexto muy bajo son de las personas que tenían más años de jubilación.

“El retiro no es mala idea, pero se debe tomar en cuenta que nuestro cerebro requiere siempre estar activo”, destacó Selene Cansino Ortiz del Laboratorio de Neurocognición, de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

De igual modo,  dijo esta especialista universitaria, se encontró que la ingesta de alimentos procesados y enlatados, y el consumo de sal tiene un efecto negativo en el deterioro de la memoria a causa de la edad.

Sin embargo, se encontró en esta investigación que  alimentos como el ácido linoleico (omega 6), presente en el pescado, o el vino tinto (fuerte antioxidante), contribuyen a detener el deterioro de la memoria de contexto en función de la edad.

Respecto a las vitaminas analizadas, Cansino Ortiz explicó,   como las comúnmente vendidas  en farmacias, que ninguna fue efectiva para mejorar la memoria.

Por ello, en términos generales esta especialista  recomendó mantener el cerebro activo: utilizarlo para resolver problemas. “Hoy, por ejemplo, en lugar de hacer una operación matemática, utilizamos la calculadora. Eso es un acto de debilitamiento de la memoria”.

El olvido es la incapacidad de recuperar información previamente adquirida. Se considera una función altamente adaptativa; nunca podremos experimentar de nuevo una experiencia como la que vivimos en el pasado.

Foto: T E

Expuso que a partir de los 21 años el contexto en que ocurren las cosas, es decir, nuestras experiencias, se olvidan en menos del 1 por ciento por año.

Por eso, explicó, recordamos que hicimos un viaje, que conocimos una ciudad determinada, pero no así los lugares que visitamos, las actividades que realizamos, incluso con quien viajamos.

La memoria ejerce un control cognitivo para eliminar la información que le parece irrelevante, y lo hace a través del olvido. Si recordamos sólo asociaciones o inferencias sobre lo que experimentamos, será información útil para afrontar posteriormente nuevas situaciones y adaptarnos a las nuevas circunstancias.

También hay un tipo de olvido voluntario. Muchas veces decidimos, de manera consciente, dejar de pensar en una situación traumática para que deje de afectarnos. La memoria es adaptativa, reiteró la especialista.

En el Laboratorio se realizaron un estudios, que incluyó esa muestra de más de mil 600 personas entre 21 y 80 años de edad, se presentaron imágenes de objetos comunes. El experimento se dividió en dos partes, una de codificación y otra de recuperación, y se encontró que existe una relación lineal: por cada año que transcurre en la vida de un individuo; se olvida más el contexto espacial en que ocurrieron nuestras experiencias.

Existen estudios que intentan explicar por qué ocurre el deterioro de la memoria. “Nosotros analizamos la posible influencia de ciertas variables, 120, que incluyen desde hacer ejercicio, actividad mental, la alimentación y actividades sociales, entre otras”, citó la universitaria.

Al evaluarlas, añadió, encontramos que “sólo 70 tenían una relación significativa”.

Respecto al uso de dispositivos electrónicos, dijo que hasta ahora  no se puede predecir qué ocurrirá o cómo podrían afectar en el largo plazo a la memoria. “Podrían ser benéficos, porque las estrategias de búsqueda mediante el uso de la computadora, o la coordinación visomotora, son funciones que se desarrollan más, pero no se sabe”.

Por último, explicó que las emociones modulan la memoria. En el estudio en donde se manipuló de manera precisa los tipos de emociones: positivas y negativas, en esta investigación se encontró que las positivas favorecen más las remembranzas.

 

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