Una pionera en la defensa de los derechos humanos en México

Una pionera en la defensa de los derechos humanos en México

 

  • Rina Lazo alegaba la violación de los artículos 14 y 16 de la Constitución sobre el debido proceso durante las persecuciones políticas en 1968

 

 

José Luis Camacho López.-Cuando aún en México hablar de derechos humanos era aún incipiente, un tabú, un sacrilegio y una herejía para un sistema autócrata en el ámbito del gobierno y de la justicia, cuya aplicación dependía del presidente de la República, Rina Lazo, la alumna y ayudanta de Diego Rivera, el 23 de octubre de 1968, desde la Cárcel de Mujeres, apelaba a la defensa de los derechos humanos tras los arbitrarios e ilegales y violatorios procedimientos para las detenciones y juicios en caliente de los presos políticos, sean miembros del Partido Comunista Mexicano, disidentes políticos, estudiantes, profesores del Politécnico y de la Universidad Nacional.

 

Rina alegaba la violación de los artículos 14 y 16 de la Constitución sobre el debido proceso al ser detenida sin órdenes de aprehensión y ser incomunicada durante 72 horas, después de ser detenida en su casa de Coyoacán y no en Ciudad Universitaria como alegaba el Ministerio Público, la noche del 18 de septiembre en que el ejército invadió el campus, facultades e institutos de la Universidad Nacional Autónoma de México.

 

Para Rina y su familia fueron 72 horas de incertidumbre y humillaciones durante las cuales su familia y amigos ignoraban su paradero. Rina fue detenida y acusada de disolución social por haber firmado una larga carta firmada por 55 profesores, intelectuales y artistas publicado en El Día el 11 de agosto de 1968. En Ese texto se defendía a los estudiantes reprimidos por la policía y ponía en evidencia que el conflicto intrascendente por un choque entre estudiantes en la zona de la Ciudadela,  tenía su origen por los apetitos y ambiciones del poder presidencial de miembros del gabinete de Gustavo Díaz Ordaz, los vínculos de generales confabulados con la CIA y el FBI, órganos policiacos norteamericanos, en el marco de la guerra fría que les sirvió para realizare una cacería de miembros del Partido Comunista Mexicano y disidentes políticos.

 

 

Rina fue consignada junto con Elí de Gortari, un prestigioso filósofo mexicano y el periodista Manuel Marcué Pardiñas que dirigía la revista Política. En esa carta aparecida en la revista Siempre el 23 de octubre de ese año desmentía haber sido detenida en Ciudad Universitaria el 18 de septiembre y denunciaba las vejaciones que sufrió durante los días que se le mantuvo desaparecida. Rina estuvo a punto de ser deportada de no ser por la intervención de Ruth Rivera, hija del pintor, quien habló con Luis Echeverría, secretario de Gobernación, para ubicar a la alumna de Diego Rivera.

 

En esa carta, Rina había estado en una cárcel migratoria, detenida en el consulado de Guatemala en México, los separos de la Procuraduría General de la República ubicadas en Palacio Nacional, por las calles de Correo Mayor, en Lecumberri y finalmente trasladada a la Cárcel de Mujeres en Iztapalapa.

 

La pintora denunció que durante las detenciones de maestros, estudiantes, intelectuales y disidentes políticos se habían violado los más elementales derechos humanos. Durante toda la obra de esta ilustre artista mesoamericana, los derechos humanos estuvieron presentes en sus obras, al igual que en las obras de su esposo, Arturo García Bustos.

 

 

El auto de formal prisión se la dictaron a Rina el 27 de septiembre de ese año junto con Adela Salazar de Carbajal, Elí de Gortari, Armando Castillejos Ortiz, Consuelo Espejel Guerrero, Martín Dosal, Jaime Goded Andrew, María Magdalena Salazar y Manuel Marcué Pardiñas.

 

Al ser liberada en la víspera del año nuevo de 1969, Rina sufrió los primeros efectos de la represión política, se le quitaron las clases que daba en la Casa del Lago y durante años se le impidió exhibir su obra por ser una combatiente a favor del muralismo mexicano, incluso hasta ahora en el Museo Nacional de Antropología se niegan a colocar su nombra en los murales que hizo para la Sala Maya.

 

Durante su encierro, Rina se dedicó a dibujar a sus compañeras de celda, los detalles, los baños semejantes a los campos de concentración de los nazis. En la Cárcel de Mujeres se encontró con Ana Rico Galán, detenida junto con su hermano el periodista Víctor Rico Galán, acusados de terrorismo. Juntas hicieron labor social, daban clases de marxismo a las presas y les mencionaban sus derechos.

 

Desde 2005, Rina ha esperado ser tomada en cuenta para el Premio Nacional de Ciencias y Artes. No se le ha tomado en cuenta por su irrenunciable defensa del muralismo y sus críticas a las políticas culturales neoliberales. El doctor Miguel León Portilla escribió el 17 de agosto en ese año. Dijo que Rina Lazo tenía una reconocida trayectoria artística, ayudanta y discípula de Diego Rivera, autora de una reproducción extraordinaria de los murales de Bonampak y el gran mural Venerable Abuelo Maíz que reviven el florecimiento y desarrollo de la cultura maya.

 

 

Además, León Portillo destacó las tareas de investigadora y maestra formadora de jóvenes creadores y desde luego ser una defensora de la conservación del patrimonio cultural de México.

 

Para León Portilla, las décadas de trabajo de Rina la hacían merecedora y con los méritos suficientes para el Premio Nacional de Ciencias y Artes. Sin embargo, en los años del neoliberalismo y su persecución por su inquebrantable ideología social, la han discriminado y excluido de ser reconocida sus tareas en defensa de los derechos humanos, particularmente de los indígenas, y del muralismo con un fin social.

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