Aumenta el envejecimiento y disminuye la población infantil

Aumenta el envejecimiento y disminuye la población infantil

 

  • La base de la pirámide de población ya cambió
  • La “célula” básica de la sociedad se reduce
  • El concepto familia ha tenido una importante transformación
  • En promedio las familias tienen dos hijos
  • Este proceso de envejecimiento se presenta una situación sexo-genérica
  • Las “mujeres viven más que los hombres”

 

Foto: T E

 

En los últimos años, la sociedad mexicana ha vivido cambios dramáticos sociodemográficos que han modificado su pirámide población. Entre los más significativos destacan el incremento de la esperanza de vida en el país, de 75.2 años en promedio, el gradual envejecimiento de su población y la disminución de su población infantil.

 

La media de edad pasó de 26 años, en 2010, a 29 en 2020. Para Norma Cruz Maldonado, académica de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS), implica que 50 por ciento de la población es mayor a esa edad y que la base de la pirámide de población ya cambió”.

 

Esta experta universitaria en una larga entrevista en ocasión del Día Internacional de las Familias, creada por resolución de las Naciones Unidas en 1993, recomendó la adopción de políticas públicas ya que en este proceso de envejecimiento se presenta una situación sexo-genérica porque “las mujeres vivimos más que los hombres”.

 

La académica advirtió que en este proceso de envejecimiento de la población habrá menos integrantes de la familia para cuidar a un enfermo.

 

México se había caracterizado por tener fundamentalmente familias de tipo nuclear, padre, madre e hijos, citó. Sin embargo, añadió, los cambios demográficos y sociales de las últimas décadas han impactado la dinámica y estructura de los hogares, como se señala en el marco conceptual del Censo de Población y Vivienda 2020.

 

Foto: T E

 

Entre esos cambios demográficos y sociales mencionados por Cruz Maldonado destacan  la caída de la fecundidad, disminución de la mortalidad infantil, incremento de la esperanza de vida, envejecimiento de la población, inserción de la mujer en el mercado laboral, disolución de las uniones y aumento en el nivel de escolaridad de la población.

 

La académica universitaria de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM afirmó que el concepto familia ha tenido una importante transformación, ha evolucionado. Incluso, añadió, en el tiempo se ha medido de diferente manera.

 

La sociedad crea nuevos los modelos familiares

 

Durante siglos, la estructura de la familia, dijo en la entrevista, se caracterizó por su rigidez y cualquiera que se saliera del modelo “tradicional” debía ocultarse. Hoy, otros tipos de familia gozan de derechos; sin embargo, aunque deben tener el mismo rango de valor, en diversas ocasiones aún se les mira como “diferentes”.

 

Hoy se ha vuelto más complejo, por lo que “la familia no necesariamente se conforma por quienes tienen una relación de parentesco, sino por quienes comparten lazos afectivos y las corresponsabilidades al interior del hogar,” aclaró la experta.

 

Para los mexicanos, resaltó Norma Cruz Maldonado, representa solidaridad, la primera red de apoyo cuando alguno de los integrantes tiene problemas. Así se ha visto, por ejemplo, durante la pandemia. En esta estructura social se ha descargado el peso del cuidado y estrategias de atención de los enfermos.

 

La familia es la célula básica de la sociedad que históricamente se había concebido como el grupo de personas que cohabitan y comparten una vivienda y, sobre todo, lazos de parentesco.

 

Empero, para esta experta mexicana en trabajo social existe una tendencia creciente de grupos que comparten ese espacio, sin tener ese vínculo.

 

“Eso no quiere decir que no sean familias. Por el contrario, en ellos persisten las cuestiones afectivas y la corresponsabilidad en el hogar, las labores domésticas o el cuidado de menores, por ejemplo”, externó Cruz Maldonado.

 

Los roomies, compañeros de vivienda

 

La académica universitaria mencionó a los migrantes nacionales o extranjeros, permanentes o de paso, que también tienden a compartir viviendas, a quien se les llama familias de corresidentes o los roomies o compañeros de vivienda ahora muy en boga que conforman otro tipo de hogar.

 

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Para observar los cambios en las familias y los hogares, en el Censo 2020 Cruz Maldonado empleó el concepto de hogar censal definido como la unidad formada por una o más personas vinculadas o no por lazos de parentesco, que residen habitualmente en la misma vivienda particular; alcanzaron la cifra de 35 millones 219 mil 141.

 

En nuestro país, 87 de cada 100 hogares son familiares, mientras que el resto está compuesto de otras formas. Esta académica se encontró en este Censo de 2020 con un 71 por ciento de hogares nucleares, integrado por mamá, papá e hijos; mamá o papá con hijos; o pareja sin hijos.

 

Además, con un 28 por ciento que son ampliados, lo que significa que además de la familia nuclear también residen otros familiares como tíos o abuelos. “Y uno por ciento que está constituido por una familia nuclear o ampliada y al menos una persona sin parentesco”.

 

En tanto, otros datos arrojan que de cada 100 hogares no familiares, 95 son unipersonales o integrados por una sola persona; y cinco son corresidentes, integrados por dos o más miembros sin relación de parentesco con la jefa o jefe del hogar. En esta última clasificación, aclara la académica universitaria, entran los roomies y quienes habitan en instituciones de asistencia, por ejemplo, personas mayores.

 

En 2017, recordó la especialista, el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM identificó 11 variantes de familia. Ahí se incluyen el “nido vacío”, es decir, madres y padres que no cohabitan con sus hijos o nietos; parejas sin hijos, “tendencia detectada desde el 2000 y que se reafirma en el Censo 2020”, o la familia reconstituida (“mis hijos, tus hijos y nuestros hijos”).

 

También menciono que hay “madres solteras”, solas con hijos, cuyo número ha ido en aumento por diversas situaciones. De cada 100 hogares, 33 tienen a mujeres como jefas de vivienda (11 millones 474 mil 983), cifra que aumentó durante la última década, ya que en el Censo 2010 eran 25 de cada 100.

 

Al respecto, la universitaria precisó: es un mito que la mujer cabeza de familia lo sea porque fue “abandonada”. “Pensar que fueron ‘dejadas’ por la pareja es un cliché; algunas se separaron o se divorciaron, o perdieron a sus esposos por accidente o enfermedad, sus parejas migraron o decidieron tener hijos solas, porque quieren ser madres, pero no esposas”.

 

Igualmente, el Censo arroja datos de “papás solteros”. En estudios realizados por la ENTS se ha identificado que, a pesar de que viven solos con sus hijos, en diversas ocasiones cuentan con una red de apoyo conformada por las mujeres a su alrededor, sea la madre, hermanas o tías, y eso hace posible que sostengan sus hogares y cumplan su rol de proveedores, a diferencia de las mujeres, quienes generalmente absorben la manutención, el cuidado de los hijos y las actividades domésticas.

 

Foto: T E

 

Otro aspecto que reafirma el Censo 2020 es que cada vez menos hombres y mujeres deciden casarse, ya sea de manera religiosa o civil; “la tendencia es juntarnos o cohabitar”, acotó Norma Cruz Maldonado.

 

La académica comentó que los datos deben comprenderse en un contexto geográfico, cultural y económico. De ese modo, se entienden situaciones contrastantes, como que la Ciudad de México sea una de las entidades con menor número de hogares familiares y la de mayor número de hogares no familiares, mientras que Chiapas tiene mayor número de hogares familiares y mayor número de integrantes por familia, de cuatro a cinco, así como menor número de hogares no familiares.

 

La “célula” básica de la sociedad se reduce. En promedio las familias tienen dos hijos, y ese indicador se relaciona con la escolaridad, el mayor acceso de las mujeres a espacios laborales y educativos, el retraso de la nupcialidad y la maternidad, incluso la situación económica, social y hasta ambiental, refiere la experta.

 

Actualmente, las leyes regulan formas de convivencia que antes no estaban consideradas, pero que existían en la vida cotidiana. “Conocíamos a la pareja homosexual, pero ahora, en muchas entidades, ya se puede casar y adquirir derechos y obligaciones, e incluso, adoptar hijos.

 

“Lo mejor es que ellos mismos se reconocen”. Por ello, a futuro las familias se irán diversificando cada vez más y habrá mayor aceptación, opinó Norma Cruz.

 

Hoy la inseminación artificial y, en algunas entidades, la gestación subrogada permiten que hombres y mujeres no necesiten casarse o tener una relación sexual para procrear a un hijo.

 

La diversificación de las familias para esta académica universitaria se está dando en muchos sentidos.

 

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