Adultos Mayores latinos sufren maltrato físico y-o sicológico en Canadá

Adultos Mayores latinos sufren maltrato físico y/o psicológico en Canadá

Víctimas de una migración forzada para cuidar a sus nietos

“A los 70 años empiezan una vida difícil, no pueden volver a su país porque ya viven aquí, pero están presos de una situación que no eligieron”

Isabel Inclán, corresponsal de NOTIMEX en Canadá, afincada en la ciudad de Toronto,  da cuenta de un fenómeno sociológico que no por interesante deja de ser doloroso para una población vulnerable, la de los adultos mayores.

toronto

Doña Ernestina Flores es una abuela joven que ha tenido que dejar por varios meses su calurosa isla cubana para venir a Toronto a cuidar de sus dos nietas mientras su hija trabaja.

Aquí ha conocido el duro y largo invierno con temperaturas de menos 20 grados centígrados. Ha visto crecer a sus nietas Gloria y Victoria, quienes todavía la necesitan.

Con la llamada “super visa” canadiense, va y viene de la isla mientras su hija se profesionaliza como enfermera.

Al igual que Ernestina, muchos adultos mayores de origen latino que viven en Canadá enfrentan problemas de idioma, aislamiento, clima  y los efectos de una migración que no fue su elección porque fueron traídos a cuidar a sus nietos.

Así lo aseguró el servidor social Rodrigo Briones, quien tiene varios años trabajando con esta población y a cuyos oídos han llegado testimonios hasta de maltrato físico o psicológico.

“Algunos adultos mayores latinos caen en aislamiento y depresión porque la realidad les habla en inglés, un idioma que no pudieron aprender porque fueron traídos básicamente para cuidar a los nietos.

“A los 70 años empiezan una vida difícil, no pueden volver a su país porque ya viven aquí, pero están presos de una situación que no eligieron”, agregó.

Sin embargo, gracias a los recursos municipales o provinciales, existen más de 30 grupos de los llamados “seniors” latinos en el área metropolitana de Toronto, en donde les dan las herramientas para envejecer con dignidad.

El trabajador social Alejandro Morales, originario de Chile, quien a sus 71 años sigue activo, asegura que en Canadá está habiendo un “cambio de paradigma” respecto a la vejez.

Al concepto de “viejismo”, que considera al anciano como improductivo y carga social, se está imponiendo el concepto de “envejecimiento activo”, es decir cuando el pensionado sigue trabajando voluntariamente o se dedica a hacer lo que siempre quiso pero no pudo por su actividad laboral.

“El adulto mayor en Canadá, Europa y hasta en Latinoamérica inicia un nuevo ciclo vital en donde tiene tiempo para hacer lo que siempre quiso, una actividad artística o viajar”, señaló Morales.

Sostuvo que hay ciertos “mitos” en torno al envejecimiento, ya que no todos viven con enfermedades crónicas o falta de memoria. “La pérdida de memoria puede evitarse si la gente aprende un idioma, socializa o juega sudoku”, aseguró.

“Hay gente que sigue trabajando hasta los 76 años”, dijo Morales, quien laboró cerca de 30 años en una escuela de inglés para inmigrantes y actualmente es miembro del comité asesor “Madurar sin abuso”, del Family Service Toronto.

También escribe para un diario y participa en un programa radial semanal sobre los adultos mayores latinos y es voluntario en el grupo Hispanic Future Care, que da apoyo a los ancianos que están internados en residencias para enfermos.

“Hay abuelos latinos que se acercan a mí y me dicen que quisieran ayudar pero que no hablan inglés o no saben hacer muchas cosas, a lo que les digo que si saben leer, vengan a leerle en español a un enfermo o a sacarlo al sol por algunas horas”, dijo Morales.

Rodrigo Briones fue coordinador ocho años del Centro de Información, Referencia y Orientación dentro de la Asociación de Seniors de Habla Hispana, una línea de teléfono gratuita y en español para ofrecer orientación sobre servicios.

“Muchos de ellos no saben cómo explicarle al médico donde les duele”, precisó.

Los especialistas en la llamada tercera edad coinciden en que ya se habla de una “cuarta edad” para quienes superan los 80 años.

“Hace medio siglo la esperanza de vida era de 60 años, pero hoy en día las mujeres sobrepasan los 80 y los hombres se están acercando a esa edad, porque se cuidan más y hay más avance tecnológico aplicado a la medicina”, indicó Morales.

Según los últimos dos Censos de Canadá el grupo que ha crecido es el octogenario, hay más gente que está llegando a los 80 “porque han descubierto un nuevo ciclo de vida”, señaló.

La Asociación de Seniors de Habla Hispana de Scarborough, al este de Toronto, se reúne los viernes para aprender computación y conocer las ventajas de las redes sociales.

Para el profesor Rodrigo Briones, originario de Argentina, “la soledad es uno de los vehículos  hacia la depresión y las enfermedades”, por lo que trabajó para obtener fondos municipales y crear cursos en español para este sector.

“Al principio les cuesta aprender las bases de la computación y no saben para qué sirven las redes sociales, pero cuando les explico cómo funciona Facebook, abren una cuenta y buscan a sus conocidos;  se sorprenden de su utilidad”, explicó.

Con 56 años de casados y con cerca de ocho décadas de vida, la pareja de Eda y Saúl asiste a estos cursos de computación donde han aprendido a usar las populares aplicaciones electrónicas de socialización.

“En este mundo si no nos ponemos al día nos quedamos muy atrasados”, expresó Eda, quien muy orgullosa comentó: “uso Facebook y Skype y vi a mi hermano que vive en España”.

Por su parte, su esposo Saúl dijo que en este curso “ya aprendí a enviar emails, aunque a veces me pierdo, hay que tener paciencia y si se gasta hay que comprar más”.

“Hay adultos mayores que llegaron a Canadá hace 40 años por diferentes realidades políticas y aquí trabajaron en fábricas o limpieza y no tuvieron tiempo de estudiar”, indicó Briones, para quien es muy gratificante ver las ganas de estos inmigrantes de seguir aprendiendo.

Con una “tableta” en las manos la nicaragüense Carmensa López dice que aunque tiene 61 años asiste a los cursos a acompañar a su esposo y que ha aprendido bastante.

En tanto, la peruana Imelda Ugas, de 74 años, quien le ayudó a su hija a cuidar a sus dos nietos, resaltó que además de aprender computación el grupo le sirve para convivir fraternalmente con otros hispanos.

A sus 78 años, María Sonia Opazo, exiliada por el régimen de Augusto Pinochet, no pierde el optimismo de hacer frente a los desafíos de la edad y seguir aprendiendo la modernización de las comunicaciones.

Con más de 20 años trabajando el tema de los adultos mayores, Rodrigo Briones, cuyos alumnos tienen 65, 80 y hasta 92 años, dijo que lo que más le llena de alegría es ver a un adulto mayor que no podía con algo y ahora puede descubrir sus capacidades. “Mi gratificación es ver esa sonrisa, ese ojo brillante, porque se siente contento”.

En Canadá los adultos mayores de 65 años reciben una pensión universal y quienes trabajaron reciben otra pensión, además de un suplemento adicional si son de bajos ingresos; también cuentan con medicinas subsidiadas.

Además pueden vivir en edificios donde viven sólo personas de tercera edad y cuya renta puede ser subsidiada de acuerdo a sus ingresos.

“Todos llevamos un viejo adentro y tarde o temprano vamos a llegar a esa edad”, recordó Briones.

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