Proponen término “cuarta edad” para designar a quienes superan los 80 años, etapa donde hoy comenzaría la vejez

Proponen término “cuarta edad” para designar  a quienes superan los 80 años, etapa donde hoy comenzaría la vejez

Se sienten tan bien que llevan a revisar el comienzo de la vejez

Loreley    GAFFOGLIO | LA NACION

Emma Moroncini caminó desde Tucumán hasta la Basílica de Luján a los 91 años. Foto: Archivo
Emma Moroncini caminó desde Tucumán hasta la Basílica de Luján a los 91 años. Foto: Archivo

Mientras la ciencia debate en qué momento del calendario biológico y vital la adultez languidece y sobreviene ese mote incómodo (y para muchos estigmatizante) de “adultos mayores”, los especialistas propugnan la adopción del término “cuarta edad” para designar a los que superan los 80 años, etapa donde hoy comenzaría la vejez.

La proposición de “cuarta edad” tiene su lógica por efecto de la longevidad y la esperanza de vida, de los cambios sociales y, especialmente, por el corrimiento de los 65 años como la antigua fecha de inicio de la vejez o tercera edad. En la Argentina, los mayores de 60 años son más de 5, 7 millones de personas y representan el 14% de la población.

Pero el dilema para demógrafos, sociólogos y gerontólogos no se ciñe sólo a las coordenadas de la ancianidad. Abarca una discusión mayor, en la que los sexagenarios son el centro de las cavilaciones. Esa franja etaria desconcierta y tiene hoy una difícil categorización. Especialmente por la porción creciente de adultos vitales, de clases media y alta, que en su séptima década se jactan de un excelente estado físico y mental. Son en su mayoría abuelos deportistas, hiperactivos y actualizados.

Independientes, viajeros, estetas y jóvenes de espíritu, emancipados de prejuicios, son hacedores de su propio destino con un encomiable libre albedrío.

A fuerza de experiencias capitalizadas, años de análisis y ansias de superación práctica y emocional, los guían el optimismo y una visión positiva sobre el paso del tiempo, en la que se incluyen los fracasos como forma de aprendizaje. Frente a esos dolores, reflexionan, aprenden, elaboran duelos más cortos y pasan a otra cosa. No hay tiempo que perder, pero sí mucho por vivir y redescubrir, parecieran decir con su actitud. En síntesis, son mentes jóvenes en cuerpos que ya no lo son, aunque gozan de un estado atlético que muchos de 30 y 40 envidiarían.

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