Jacobo Zabludovsky, un periodista con memoria

Jacobo Zabludovsky, un periodista con memoria

José Luis CAMACHO LÓPEZ. En México, como en otras latitudes, permea la visión de que los periodistas son buenos o malos para la eternidad. Enrique Ramírez y Ramírez, quien nació en 1915 en uno de los barrios de la Colonia Morelos, decía que sólo las “piedras no cambian”, y fue fundador en 1962 de un periódico, El Día, un paradigma del periodismo mexicano, ha sido víctima como lo ha sido Jacobo Zabludovsky, de una desmemoria injusta y torpe. Manuel Buendía calificaba  de “ataques bajunos” a la siembra de los prejuicios perversos porque surgían de lo peor de la expresión y condición humana, la ruindad o la envidia que  hacen del infundio  un acto de violencia.

jacobo zabludovsky actual

Jacobo, como otros muchos periodistas no fue el único que vivió durante el largo periodo de gobiernos del PRI, que Arturo Núñez, ahora gobernador de Tabasco,  consideraba que se desenvolvían dentro de un sistema de alternancia pendular que garantizaba la estabilidad política y el desarrollo económico del país.

También lo vivieron, con todas las dificultades que representaba opinar e informar críticamente en un sistema de intolerancias,  José Pagés Llergo, Manuel Marcué Pardiñas, Enrique Ramírez y Ramírez, Francisco Martínez de la Vega, Renato Leduc, José Alvarado, Manuel Becerra Acosta, Julio Scherer, Nemesio García Naranjo, Antonio Rodríguez, Rafael Solana, Manuel Buendía, quien lo pagó con su vida,  y otros muchos reporteros, columnistas, editorialistas, articulistas, caricaturistas, fotógrafos, corresponsales, gran  parte de ellos  aún en las trincheras del  periodismo contemporáneo.

Hubo épocas en que los viajes internacionales del presidente Echeverría, retrasaban  los cierres de edición  de los periódicos: aguardaban la nota presidencial con los inconvenientes de las diferencias de horario. Los voceadores se quejaban de que los periódicos no salían hasta ver la luz del día.

También hubo tiempos cuando los periódicos uniformaban sus encabezados principales. En otra época Lázaro Cárdenas fundó la primera oficina de prensa, la empresa productora de papel que abastecía a los periódicos e institucionalizó la publicidad gubernamental a través de un organismo que además regulaba las concesiones de radio. En otra época, los editores llegaban a consultar al presidente sobre el precio de los ejemplares de un periódico, como ocurrió en la etapa presidencial de Plutarco Elías Calles.

Eso demuestra que el desarrollo de los medios de comunicación en México ha correspondido al propio contexto político y económico de la vida del país y del mundo. No es lo mismo la prensa del mundo bipolar,  de la “guerra fría” a la del este mundo global y paradójico de ahora.

jacobo zabludovsky joven

Con su aparición desde fines del siglo XX, las nuevas tecnologías  han favorecido una más extendida  libertad de opinión y de información, un derecho,  no exclusivo ya de los periodistas, sino de los millones de ciudadanos que  lo ejercen, con todos sus defectos e intemperancias, a través de las diversas modalidades de las comunicaciones actuales.

Ningún periodista o comunicador polivalente de ahora, o reportero que lo mismo redacta notas desde su celular para sus medios de comunicación, graba o toma imágenes,  que navega ahora entre el periodismo  escrito, las cabinas de la radio, los estudios de la televisión y los sitios de la internet,  puede decirse ajeno ni desdeñar el contexto político-histórico en que se han desarrollado los medios de comunicación en México para entender y reflejar  la época que les ha tocado vivir.

En la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de nuestra Universidad Nacional Autónoma de México los alumnos de comunicación tienen, en su programa de estudios, una materia vinculada a la historia y los procesos de comunicación para que comprendan que el periodismo y la comunicación se desarrollan y vinculan  en contextos y etapas específicas de la vida del país.

Jacobo Zabludovsky, de los pocos periodistas mexicanos con una memoria privilegiada, ha vivido parte de esas etapas de la historia de México y del mundo. Lo mismo ha entrevistado a Fidel Castro que a Luis Echeverría; a David Alfaro Siqueiros que a Rufino Tamayo; a David Ben Gurion que a Salvador Allende; a Salvador Dalí que a Mario Moreno “Cantinflas”; a Gabriel García Márquez que a Pablo Neruda; a Anthony Quinn que a María Félix; que al general Omar Torrijos que a José Figueres; igual que a la Madre Conchita, condenada como autora material del asesinato del general Álvaro Obregón, que a Roberto Cruz, quien dirigió las ejecuciones de los autores de los atentados contra Obregón.

Jacobo Zabludovsky pertenece, como otros muchos periodistas mexicanos, a las  generaciones que forjaron parte de la historia del periodismo  de este país y del mundo, que por cierto no germinó de un día a otro, como llamarada de petate; una profesión que aún enfrenta complejos y terribles desafíos hacia metas de un régimen de mayores libertades públicas, de crítica, de información, de transparencia en la rendición de cuentas que, por cierto,  no únicamente corresponden o son exclusivas de los periodistas.

Ésos son los hechos, quieran o no reconocerlo aquellos afectados por esa penosa y biliosa enfermedad que ataca las fibras cerebrales, el cáncer de la envidia y el  odio.

Estos días, Jacobo Zabludovsky, a sus 87 años de edad, con su memoria privilegiada  escribe cada semana en un diario, sin alardes protagónicos, ni rasgaduras de vestiduras; además, desde la cabina de la cadena Radio Centro, cotidianamente nos da cuenta del estado de precariedad  de la seguridad pública que vive el país, del agobio de una sociedad harta de la violencia y del terror que atemoriza a las familias; no editorializa machaconamente como si sus oyentes fuéramos autistas o retrasados, lo hace con un periodismo más agudo y penetrante, con el sólo hecho de informar con el profesionalismo y la perspectiva que  son producto de la vocación y la  experiencia.

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