Don Jacobo

Don Jacobo

jacobo zabludovsky joven

Nissim MANSUR

Sucedió por los años 1960 de siglo pasado, que tuve la buena fortuna de conocer y tratar a Don Jacobo Zabludovsky.

Colaboraba yo con la Revista Maguen David.
Nos reuníamos los colaboradores de la revista con frecuencia…
En una junta alguien sugirió:
– Se me ocurre que entrevistemos al Lic Zabludovzky,  hoy por hoy un periodista brillante.
La idea no fue mía pero yo la adopté como propia desde ese momento.

Entrevistaré al Lic Zabludovsky, pensé,  pero por dónde empezar,  si ni lo conozco…

El camino a seguir se impuso por lógica: él trabaja en Televicentro (nombre anterior de Televisa).
Me encaminé a Televicentro a preguntar…
Llegando me encontré a medio pasillo a dos señores para mi desconocidos.
– Disculpen vengo buscando al Lic Zabludovsky…
– Tiene su oficina aquí enfrente en la calle de Tolsá, me dijeron.
Me encamine hacia allá.
Subí por las escaleras y me encontré una oficina bien iluminada con la puerta abierta.
– ¿Perdón el Lic Zabludovsky?
– Ahí está.

Atravesé otra puerta y me lo encontré de frente:
Corbata desabrochada, las mangas de la camisa arremangadas, dando instrucciones a varios de sus colaboradores…
Se sentía dentro de esa oficina un dinamismo agradable que pronto me contagió…
– Dígame
– Lic Zabludovsky: represento a la Revista Maguen David, es una revista que circula dentro de la Comunidad Maguen David aquí en México y nos gustaría hacerle una entrevista…
– En estas semanas me va a ser difícil, además fui invitado a la inauguración del primer vuelo México-Paris,  de Air France.
– Dígales a sus compañeros que les agradezco mucho su interés; será más adelante…

Ese será más adelante fue la clave para mí…
Deje pasar un mes aproximadamente. Me fui a recorrer las calles de Tacuba del Centro Histórico había en ellas muchos fotógrafos de novias… Fotógrafos para todos los gustos…
Al azar me metí en una fotografía.
– ¿En qué puedo servirle? me dijo el fotógrafo.
– Se trata de que me acompañe usted, voy a entrevistar a Jacobo Zabludovsky…
– ¿A quién? me dijo no creyendo lo que le proponía…
– Al licenciado Zabludovsky.
El fotógrafo se asombró y me dijo:
– Lo acompaño y serán 250.oo pesos, pero  le advierto que si la entrevista que Ud. dice no se da, yo de todos modos cobro.
– Si señor,  aceptado.

Un día cualquiera de esa misma semana me puse de acuerdo con el fotógrafo y nos aventuramos a la entrevista.
El fotógrafo ya traía con él  una impresionante cámara con un enorme flash. La cámara le cubría buena parte del pecho…
Serian ese día las 5.30 PM.
Llegamos a la oficina de Don Jacobo…
Igual que antes, ¡abiertas las puertas! …
Me encontré a Don Jacobo impecablemente vestido esta vez, parece que iba a una recepción…
Me vio primero a mí, después al fotógrafo, finalmente a la gran cámara…
Resignado se volvió a sentar y me concedió la entrevista…
Mi gusto además de la entrevista lograda era ver como el fotógrafo se “daba vuelo” tomado muchas foto desde varios ángulos…

Mi artículo se publicó, cosa que me alegró mucho…

Hoy a la distancia después de muchos años desde aquella entrevista, me enteré temprano en la mañana el día que falleció… Me sentí profundamente triste…
Triste por la partida de ese gran ser humano que fue Don Jacobo…
Que haciendo a un lado agenda, compromisos, relaciones, aceptó darle cabida en su oficina a un muchacho de apenas 17 años que lo único que quería era hacerle una entrevista…
Disculpando esa juventud que sin presentación previa, sin conocerlo siquiera, sin ninguna planeación, se presentó intempestivamente en su oficina…

Descanse en paz quien ha dejado ya profunda huella en quienes lo conocimos…

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