“Tenía que esperar su turno”: fallece persona adulta mayor en los pasillos de la Clínica de Salud de Yucatán

• El médico de guardia salió de su cubículo a dar atención hasta que murió la paciente, afectada por grave insuficiencia respiratoria
• Pacientes de escasos recursos que observaron el deceso se quejaron de la abulia, la humillación y el maltrato que reciben en esa Clínica por parte del personal y los médicos

Tizimín, Yucatán, 9 de agosto.- En los pasillos de la clínica de Salud Pública de esta población, un municipio de  más de 69 mil  habitantes,  ante la mirada de impotencia de unos 20 pacientes, falleció el pasado el viernes la señora  Celia María Pech Kumul, de 62 años, tras una espera de varias horas para ser atendida de una bronconeumonía y una grave insuficiencia respiratoria.

Celia había llegado a la clínica desde la noche del jueves con un cuadro asmático. Sin  embargo, no recibió la atención de emergencia que requería. Celia  y su esposo José María Arce Nahua, de 63 años,  llegaron a la Clínica desde el jueves por la noche  para solicitar una consulta. Esperaron varias horas hasta que  el médico de guardia Raúl Ontiveros dispuso  la nebulización de la mujer.

Después de recibir ese tratamiento, Celia se sentó en la banca de uno de los pasillos de la Clínica, donde permaneció otras horas, no le cedió la toz, caminó hasta la salida de la Clínica para tratar de aminorar las molestias y volvió a sentarse.

Celia le dijo a su esposo que se sentía cansada. El  personal del Centro de Salud en ningún momento mostró interés, dijo José María. Alrededor de  23:30 horas Celia empezó a asfixiarse, tardó entre tres y cinco minutos asfixiándose, el esposo de Celia pidió ayuda y nadie del personal médico le hizo caso, ni enfermeras ni empleado “ni el mismo doctor salió a verla”, a pesar de la gravedad.

Según las versiones recogidas por periodistas locales, el médico Raúl Ontiveros argumentó que “no podía atender a más de 30 pacientes, ya que es el número que le corresponden”, y que “si ya se le había atendido la primera vez tendría que esperar de nuevo su turno, pero al ver que la sexagenaria cayó al piso ya sin señales de vida fue cuando se dignó  salir para atenderla pero ya nada pudo hacer para salvarle la vida”.

Los pacientes de escasos recursos  que observaron el deceso se quejaron de la abulia, la humillación  y el mal trato que reciben en esa Clínica por parte del personal y médicos. Tienen que esperar largas horas para ser atendidos.

Después de conocerse el fallecimiento de Celia, los policías municipales  acordonaron el área de la clínica para impedir el acceso a los periodistas locales. Y después de los policías llegaron   los representantes de la funeraria local, avisados por los empleados de la Clínica.

Manuel Rodríguez Conrado, director del Centro de Salud,  llegó  después de la medianoche. Se encerró en su oficina. Minutos después los policías fueron desplegados en todos los accesos  a las instalaciones de ese centro hospitalario.

Los fotógrafos del periódico ¡Por Esto! no pudieron tomar sus gráficas. Los empleados apagaron las luces del inmueble y todo quedó en penumbras. El cuerpo de Celia fue sacado a hurtadillas.

A la 1:30 del viernes, el director Rodríguez Conrado adjudicó la causa de la muerte de Celia   a “una híper reacción bronquial”, por insuficiencia respiratoria,  asentada en el acta de defunción entregada posteriormente a los familiares.

Otra versión periodística, señala que  “Rodríguez Conrado, admitió el sábado que la sexagenaria no recibió la atención adecuada porque en ese momento había muchos pacientes “,  rechazó  que “se le negara ayuda médica”, y  que su muerte haya sido por “negligencia”. Solamente pudo decir  que Celia no pudo ser atendida adecuadamente por la “oleada de pacientes”.