Segovia: Un breve recorrido por un gran poeta

Segovia

Un breve recorrido por un gran poeta

La poesía es una actividad que nos da una libertad que no proporciona el cultivo de cualquier rama del conocimiento

tomas segovia

Alicia GARCÍA BERGUA*

Conozco a Tomás Segovia desde mi adolescencia porque mi padre ya fallecido en el año 2002, Emilio García Riera, trabajaba con él en una empresa que se llamaba Telecadena Mexicana, propiedad de Manuel Barbachano Ponce, con la que se pensaba crear un canal de televisión cultural en México DF, a principios de los 70’.

Lo que más recuerdo de esa amistad, y del grupo de amigos de mi padre  –escritores, artistas, cineastas y dramaturgos–  es un diálogo y una discusión continuos sobre la libertad personal no sólo en el terreno social, sino sobre su búsqueda a través del arte y de la vida, a la sombra no sólo del existencialismo, sino del psicoanálisis, la filosofía, la economía y la política. Hay que recordar una de las obras de Octavio Paz muy leída en aquel entonces escrita con este espíritu: Libertad bajo palabra.

Tomás Segovia –quien es además un gran traductor y tradujo al español la obra del psicoanalista Jacques Lacan, entre otros muchos textos importantes, literarios y no literarios–  no fue propiamente mi maestro, pero a lo largo de nuestra amistad que lleva muchos años y de la lectura de su obra, lo ha sido para mí, por su facilidad y gran generosidad al exponer oralmente y por escrito, en forma clara y desinteresada,  lo que piensa tal como lo piensa, cosa muy difícil.

Gracias a mi cercanía amistosa y familiar con Tomás, siento haber recibido muchas lecciones de él, no sólo sobre una manera de ser poeta sino sobre una forma de vivir privilegiando el uso de la inteligencia en su sentido más amplio, más moral y más pleno.

En la obra poética de Tomás siempre he percibido a alguien que se entrega con todo su ser, con toda su fuerza emotiva, a este tipo de reflexión sobre los temas humanos

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En muchos poetas podemos vislumbrar vestigios de la mentalidad de los filósofos presocráticos; sus poemas encierran  preguntas como: de qué está hecho el mundo, qué sentido tiene nuestra vida y cómo es o debe ser, qué son el lenguaje y el tiempo, qué es real y qué no lo es, qué es el sueño, dónde estamos, etc. Por ejemplo, recuerdo aquí un poema de un contemporáneo  y amigo de Tomás ya fallecido, también exiliado español en México, Jomi García Ascot, que trata a Heráclito como a uno de los poetas más antiguos, y creo que lo fue.

No obstante haber bastantes obras poéticas en nuestra tradición, en las que se entrelazan la reflexión y la poesía (pienso en el Primero sueño de Sor Juana, en los místicos españoles, en Machado, en Borges, en Gorostiza, en Cuesta, en Octavio Paz, en Gerardo Deniz, por dar ejemplos), para mí Tomas Segovia como poeta y ensayista sería equivalente a Sócrates, alguien en perpetuo diálogo con sus semejantes –contemporáneos y no–  y consigo mismo.

En la poesía de Tomás Segovia uno puede ver una forma de reflexión poetizada que ya no es posible en la filosofía, pues el avance metodológico y tecnológico del conocimiento ha demostrado que cualquier modelo teórico tiene límites de aplicación, que aquellos que se aplican para conocer partes del mundo no son el mundo mismo, son universos mentales. Esto es muy claro en el caso de la física; las ciencias naturales también le interesan mucho a Tomás Segovia.

La poesía es una actividad que nos da una libertad que no proporciona el cultivo de cualquier rama del conocimiento: pensar desinteresadamente con todo nuestro ser individual en un tema humano o no y enfrentarlo de manera consciente e inconsciente con todas las enormes fuerzas biológicas, sociales, psicológicas y culturales que nos abarcan y limitan.

En la obra poética de Tomás siempre he percibido a alguien que se entrega con todo su ser, con toda su fuerza emotiva, a este tipo de reflexión sobre los temas humanos y que considera que si la emprendemos humildemente, y no a la manera absoluta de las grandes cosmovisiones filosóficas, ella nos permite transitar por la existencia con real asombro; descubrir en nosotros ciertas verdades profundas de la vida para que cobren su momentánea singularidad.

La obra poética  de Tomás Segovia  constituye uno de los faros más luminosos de nuestras letras

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Para Tomás la literatura, el arte, el pensamiento y el lenguaje que nos acompañan, son mapas del lugar y de las épocas en las que nos ha tocado vivir, y ellos permiten que no pasemos de noche por lo que son los grandes acontecimientos de la existencia; hay por ello, en su caso, un desdén por los manuales teóricos ideológicos y meramente utilitarios que posibilitan negar o evitar ver y sentir lo que se vive por terrible que sea.

No obstante el hecho de que en su poesía aborde grandes temas existenciales desde el punto de vista de su pensamiento, no hace que éstos se vuelvan abstractos, inasibles e irreconocibles; todo lo contrario, se vuelven tremendamente concretos  y cercanos, y cobran una gran dimensión dramática y trágica.

Quiero citar para dar un ejemplo de esto, uno de sus poemas eróticos más conocidos y extraordinarios “Dime mujer”, el último de su libro Historias y poemas, donde aborda el sentimiento de miedo y asombro maravillado frente al cuerpo femenino y maternal, un gran componente del erotismo humano.

Dime mujer dónde escondes tu misterio

mujer agua pesada volumen transparente

más secreta cuanto más te desnudas

cuál es la fuerza de tu esplendor inerme

tu deslumbrante armadura de belleza

dime no puedo ya con tantas armas

mujer sentada acostada abandonada

enséñame el reposo el sueño y el olvido

enséñame la lentitud del tiempo

mujer tu que convives con tu ominosa carne

como junto con un animal bueno y tranquilo

mujer desnuda frente al hombre armado

quita de mi cabeza este casco de ira

cálmame cúrame tiéndeme sobre la fresca tierra

quítame este ropaje de fiebre que me asfixia

húndeme debilítame envenena mi perezosa sangre

mujer roca de la tribu desbandada

descíñeme estas mallas y cinturones de rigidez y miedo

con que me aterro, te aterro y nos separo

mujer oscura y húmeda pantano edénico

quiero tu ancha olorosa robusta sabiduría

quiero volver a la tierra y sus zumos nutricios

que corren por tu vientre y tus pechos y que riegan tu carne

quiero recuperar el peso y la rotundidad

quiero que me humedezcas me ablandes me afemines

para entender la feminidad la blandura húmeda del mundo

quiero apoyada la frente en tu regazo materno

traicionar al acerado ejército de los hombres

mujer cómplice única terrible hermana

dame la mano volvamos a inventar el mundo los dos solos

quiero no apartar nunca de ti los ojos

mujer estatua hecha de frutas paloma crecida

déjame siempre ver tu misteriosa presencia

tu mirada de ala y de seda y de lago negro

tu cuerpo tenebroso y radiante plasmado de una vez sin titubeos

tu cuerpo infinitamente más tuyo que para mí el mío

y que entregas de una vez sin titubeos sin guardar nada

tu cuerpo pleno y uno todo iluminado de generosidad

mujer mendiga pródiga puerto del loco Ulises

no me dejes olvidar nunca tu voz de ave memoriosa

tu palabra imantada que en tu interior pronuncias siempre desnuda

tu palabra certera de fulgurante ignorancia

la salvaje pureza de tu amor insensato

desvariado sin freno brutalizado enviciado

el gemido limpísimo de la ternura

la pensativa mirada de la prostitución

la clara verdad cruda

del amor que sorbe devora y se alimenta

el invisible zarpazo de la adivinación

la aceptación la comprensión de la sabiduría sin caminos

la esponjosa maternidad terreno de raíces

mujer casa del doloroso vagabundo

dame a morder la fruta de la vida

la firme fruta de tu cuerpo habitado

déjame recostar mi frente aciaga

en tu grave regazo de paraíso boscoso

desnúdame apacíguame cúrame de esta culpa ácida

de no ser siempre armado sino sólo yo mismo.

La poesía no está reñida con el pensamiento y que su búsqueda de los significados de nuestra existencia no sólo contribuye a la riqueza del lenguaje sino de nuestra misma vida

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El emocionante  recorrido que hace Tomás en el poema es quizá imposible de llevar a cabo sin el gran entendimiento que él tiene del lenguaje. En sus ensayos reunidos bajo el título de Poética y profética, intenta aclarar desde el punto de vista lingüístico, en su análisis y crítica de la obra de Ferdinand Saussure, qué es el lenguaje en el caso de la poesía;  pero a la vez en sus poemas encontramos muchas reflexiones sobre el lenguaje, que en este contexto es para él un camino por el que todos transitamos y donde él con sus palabras se une a los otros muchos que van escribiendo y hablando. Por ejemplo en “Ama y ritma”, un poema de su libro Partición, describe y reflexiona sobre cómo un pensamiento se convierte en un poema propio.

A veces en la frente

De lo que corre por tu frente

Miras formarse un impreciso pliegue

Algo que pide ser interrogado

Y hacerse respondiendo pensamiento

Qué dice eso que quiere hablar

Qué piensa lo que allá se piensa

A quién habla en su cielo inhabitado

Pero busca Aprendiz

Necesitas un ritmo

Sólo con tiempo de la carne

Se le da carne al tiempo

Te es preciso amasar

Te es preciso asir algo entre las manos

Reconocer su peso para saber lanzarlo

Y derribar la idea de su cielo

Habrá vivido entonces en el mundo

Como un cuerpo de carne por el tiempo

Que empieza en algún lado

Y que termina en otro

                                    con sus pies y cabeza

Que sólo habla durando

Y da un punto final a su elocuencia

Sabrá entonces tu vida

Lo que pudiste tú saber sin ella

Y podrá renacer el pensamiento

Llevado en su latido innumerables veces

Tan sólo a condición de aceptar cada vez

Que si empieza en el tiempo

Ha de acabar no lejos de sus fuentes

Vivirá más que tú

Pero habrás de atreverte a hacerle con tu manto

Esa herida en la frente que puede desangrarlo.

Dada la extensión de este ensayo me es imposible abarcar aquí la vasta obra de este gran poeta que sigue escribiendo y hablando con una lucidez impecable y cuya obra constituye uno de los faros más luminosos de nuestras letras.

En este momento en que el poeta Javier Sicilia encabeza un movimiento social donde el lenguaje utilizado profundamente como en la poesía, ha tenido un papel crucial, resulta muy importante releer la obra de Tomás Segovia y entender que en su caso y en el de otros poetas, la poesía no está reñida con el pensamiento y que su búsqueda de los significados de nuestra existencia no sólo contribuye a la riqueza del lenguaje sino de nuestra misma vida.

*Alicia García Bergua es poeta, ensayista y traductora. Estudió filosofía en la FFyL de la UNAM. Ha sido editora de divulgación de la ciencia en la revista Naturaleza y en el Centro Universitario de Comunicación de la Ciencia; editora en La Jornada Semanal y en la revista Este País; editora asistente de Scientific American en México; fundadora de la editorial y revista El Tendedero, asesora de la revista de ciencia para jóvenes ¿Cómo ves?; colaboradora en el proyecto Cienciorama, una enciclopedia de ciencia en Internet, dirigida por el doctor Luis Estrada, en la UNAM, entre otras actividades literarias.

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