Prefirió hablar de los males de México antes de quedarse con la culpa del silencio

Prefirió hablar de los males de México antes de quedarse con la culpa del silencio

Impunidad, corrupción, la pérdida de valores e intereses nacionales dominan en un país en manos de las fuerzas ciegas del mercado, advirtió el científico mexicano Luis Fernando de la Peña Auerbach, una eminencia en la física cuántica

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Asumió hablar  antes de correr el riesgo de “quedarse con la culpa del silencio”, hablar de una realidad sintética que campea en el país: la impunidad, la corrupción, la pérdida de los más altos valores e intereses nacionales a lo que se suma, paso a paso,  el desmantelamiento de nuestra industria, la pobreza y la desigualdad extremas que se extienden día a día, de la  trágica decisión de colocar al país “en manos de las fuerzas ciegas del mercado”.

Habló de los jóvenes  bajo el estigma de “rechazados”, “ninis” que no estudian ni trabajan por la falta de oportunidades educativas en las instituciones de enseñanza superior, condenados a ser atrapados por el desempleo y el narcotráfico. “Es impactante la dimensión del problema, son miles de estudiantes cuya esperanzas se ven truncadas”.

Se escuchó su voz grave, alterada, perturbada  en el viejo palacio del ayuntamiento de la Ciudad de México. A sus 84 años, tuvo el vigor de señalar  los graves y grandes males de México, aprovechar la oportunidad de no quedarse callado.

Solamente el 10 por ciento de los jóvenes que aspiran a ingresar a la educación  superior logran hacerlo, dijo esa voz, que aunque en momentos cansada,  mantuvo la energía para manifestar su esperanza de un país donde  rija  la importancia plena de la investigación científica y tecnológicas,  que con una economía inserta  en la modernidad pero con independencia tecnológica y un desarrollo social,  “considere a todos y resulte equitativo”.

Habló de un peso “sobre nosotros” para ese acto en que recibió el Premio “Heberto Castillo de la Ciudad de México 2015”, que lejos de “ser festivo resultó enturbiado  por la desaparición de esos 43 futuros maestros, con el estigma de hace más de un año de distancia, sin el castigo a los culpables.

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Esa voz era la  de una eminencia científica en México. Una autoridad en la física cuántica. Luis Fernando de la Peña Auerbach, quien  nació en 1931 en Puebla. Estudió en el Instituto Politécnico Nacional ingeniería en comunicaciones eléctricas, se doctoró en Ciencias Físico Matemáticas en la Universidad Lomonosov de Moscú  y a la fecha es docente en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México.

En uno de los patios del viejo palacio del ayuntamiento de la Ciudad de México, Luis Fernando de la Peña Auerbach recibió de manos del Jefe de Gobierno, Miguel ángel Mancera Espinosa, el Premio “Heberto Castillo de la Ciudad de México 2015” y el diploma “Por una Ciudad ConCiencia” por su contribución al desarrollo de la ciencia en México.

El Premio, que por tercer año lo entrega la administración capitalina,  consiste en un diploma firmado por el Jefe de Gobierno, una medalla de oro y un cheque por la cantidad de 500 mil pesos. Luis Fernando de la Peña Auerbach no lo celebró, su voz estaba impregnada de preocupaciones por el destino de su país.

René Drucker Colín,  titular de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Ciudad de México (SECITI), definió al  doctor Luis Fernando de la Peña Auerbach, como un científico que ha dedicado su vida a la investigación científica y a la docencia, “con   una contribución científica reconocida a nivel nacional e internacional, involucrado en los asuntos de la nación, un personaje de gran autoridad moral que ha contribuido al desarrollo  social y político de la Ciudad de México y del país entero”.

Mancera Espinosa, por su parte,  dijo que su administración está comprometida y decidida a apostar por el talento mexicano para evitar la fuga de cerebros. “Todavía tenemos a grandes investigadores, a grandes científicos, hombres y mujeres que los encontramos en diferentes partes del mundo, y cuando nos platican el por qué, es porque faltó incentivo, es porque faltó reconocimiento”, señaló.

Luis Fernando de la Peña Auerbach es de los cerebros mexicanos que no se fugó.

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