Epidemia de diabetes por el sobrepeso y obesidad de la población mexicana

Epidemia de diabetes por el sobrepeso y obesidad de la población mexicana

  • Catorce tipos de cáncer amenazan a la población con  aumento de la masa corporal.
  • Al alza el padecimiento de la diabetes mellitus en la capital mexicana por los pésimos hábitos alimenticios, comida rápida, bebidas azucaradas, los usos y costumbres, las creencias religiosas, los “productos milagro”.
  • La mayoría de las personas sabe muy poco de esta enfermedad. Comen para llenarse, no para obtener nutrientes.
Foto: T E
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Otto tiene a la fecha 64 años, una persona en el rango de adulta mayor, padece diabetes desde que tenía 42 años. Dejó pasar siete años antes de que aceptara a los 49 años que sufría este padecimiento que cambió radicalmente su vida. Lo notó cuando perdía peso, ahora es uno de los casos que atiende periódicamente el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Su tardío diagnóstico se debió a no darse importancia como diabético y “mantener una vida de excesos”.

La diabetes mellitus está asociada al sobrepeso y a la obesidad y se vincula a catorce tipos de cáncer. La diabetes es un padecimiento en México que entró de lleno entre los principales problemas de salud pública de la sociedad mexicana. El 74 por ciento de la población adulta del país tienen problemas de aumento de la masa corporal, el 39 por ciento con sobrepeso y 35 por ciento con obesidad.

La diabetes es la principal causa de muerte en el país. En 25 años se estima que afecte a 20 millones de habitantes de la República Mexicana. En ese mismo periodo la proyección es de que la diabetes en la Ciudad de México aumente al 20.3 por ciento, casi seis millones quinientos mil personas la padecerán.

Estudios realizados en la Ciudad de México sobre esta enfermedad señalan que en la capital del país “hay una clara necesidad de acción para abordar la epidemia de la obesidad ya que, junto con el aumento de la edad de la población general, este es el principal factor en el aumento de la prevalencia de la diabetes”.

Para Otto, enfermo mexicano de diabetes que reside en Álvaro Obregón, una demarcación del sur de la capital mexicana,  en una vivienda de una sola habitación,  la diabetes llegó como una maldición: su condición económica es crítica, el sustento de su familia proviene de una raquítica pensión mensual con la que debe atender sus gastos médicos, las necesidades básicas de su familia y la educación de sus dos hijos. Ahora  siente que no sobrevivirá mucho tiempo, se siente solo, incluso cuando está en compañía de su esposa y de sus hijos.

Este es uno de los casos que resultó de una encuesta representativa de la diabetes mellitus en la Ciudad de México, dentro del programa “Ciudades Cambiando la Diabetes”, aplicada a  dos mil 500 personas adultas de 20 a 69 años con 225 entrevistas individuales,  patrocinada por, la Secretaría de Salud del Distrito Federal,  el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), así como por la  farmacéutica danesa  Novo Nordisk.

Foto: T E
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Simón Barquera, director de Investigación en Políticas de Nutrición del INSP, manifiesta con alarma, en una conferencia de prensa efectuada en un céntrico hotel, que la mayoría de las personas de la capital “saben muy poco de la enfermedad”, un desafío para la salud pública que se tiene que atacar para asegurar un mejor desarrollo de la población.

Bebidas azucaradas, pésimos hábitos de alimentación, comida rápida, usos y costumbres, creencias religiosas,  los llamados “productos  milagros” y la ausencia de una educación preventiva desde la edad escolar,  atentan contra la salud de los más de 122 millones de habitantes de la República en 2016, según cálculos del Consejo Nacional de Población (CONAPO).

En esa conferencia sale a colación el papel de los medios de comunicación “especializados” que anuncian productos engañosos, como lo hizo recientemente una cadena de radio (MVS) al promover una supuesta vacuna contra la diabetes.

La Ciudad de México es donde se concentra el mayor número de enfermos de diabetes mellitus y consecuentemente con la más alta mortalidad. Estudios han permitido detectar el alto grado de consumo de calorías, por refrescos y bebidas azucaradas, en todas las edades de la población de la capital, más de 400 calorías, situación que no ocurría anteriormente para el doctor  Simón Barquera.

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En esas encuestas y entrevistas efectuadas en las 16 demarcaciones en que se divide la capital de México, las personas consultadas se quejan de su crítica situación económica, social y familiar,  y de la imposibilidad de seguir dietas por carecer de recursos y tiempo para aplicarlas en sus hábitos alimenticios.

Camilo, otro de los enfermos de diabetes encuestados, con 50 años de edad, quien ha intentado comer sin sal y evitar los refresco, eliminar los alimentos con altos contenidos de grasa y consumir verduras, ha llegado a la conclusión de que la población mexicana “come para llenarse, no para obtener nutrientes”.

Este enfermo de diabetes que también reside en el sur de la capital mexicana acusa a las instituciones de salud pública de no informar adecuadamente los servicios que proporciona en los centros de salud, “ni tiene suficientes clínicas para cuidar del total de la población con diabetes”.

Camilo piensa en morir y terminar con un sufrimiento que le impone la diabetes por sus escasos recursos económicos y su incapacidad física y emocional  para apoyar a su familia. Desearía fallecer, pero piensa en sus hijos que se quedarían solos. El robo de su caminadora en una clínica del IMSS que atribuye a personal de esa institución, agravó su estado anímico.

Otro caso expuesto en esa conferencia de prensa es el de Iztac, una enferma de 44 años que a los 34 años le fue diagnosticada la diabetes. Reside en la demarcación de Iztacalco, al oriente de la capital. Tiene dos hijos, dos nietos, con quienes habita en un departamento sencillo. Iztac está casi está ciega,  en el ojo izquierdo su visión  es nula  mientras que en el derecho  apenas alcanza el 15 por ciento. A la diabetes se atribuye la pérdida de la visión.

Izchel Cosío Barroso, antropóloga del INSP, responsable de esas encuestas y entrevistas, dice que este estudio le permitió comprender la complejidad de la diabetes y de las muchas dimensiones de la prevención y la atención “y la forma en que éstas se relacionan con el tipo y grado de vulnerabilidad de las personas en la Ciudad de México”.

La  prevención es la clave para reducir los índices de un padecimiento que afecta a las personas en edad activa. Un 38 por ciento en las personas entre los 60 y 69 años, un 28.3 por ciento entre los 50 y 59 años, un 14.8 por ciento entre los 40 y 49 años, un 7.9 por ciento entre los 30 a 39 años y un 1.9 por ciento a las que tienen 20 y 29 años.

Una de las complicaciones de la diabetes son las afectaciones de la vista en un 62.8 por ciento; neuropatías, en un 39.5 por ciento; nefropatía en un 10.9 por ciento; úlceras en los pies en un 4.4 por ciento; y ataques cardiacos un 3.7 por ciento.

Los resultados de la encuesta avizoran una tragedia para la salud pública de la capital cuando el 14 por ciento de la población ignora que sufre diabetes, 17 por ciento son pre diabéticos y un 30 por ciento tiene la glucosa  en niveles anormales.

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La recomendación para disminuir los índices de diabéticos en la capital es drástico: desde los niños retirarles las bebidas azucaradas,  refrescos, lechitas, e inducirles a tomar agua simple. Las medidas deben ser preventivas, insiste Simón Barquera, quien no deja de alarmarse por haberse disparado el consumo de bebidas azucaradas, el generalizado desconocimiento de la enfermedad en la población  y porque las personas que padecen diabetes no tienen un control adecuado. ”Caminan por la calles sin saber que tienen diabetes”.

La diabetes dejó de ser una enfermedad de los ricos en y ahora es de los pobres, a los que ha hecho más pobres.

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