Cómo enfrentar el siglo del envejecimiento

Cómo enfrentar el siglo del envejecimiento

“Se necesitan cambios fundamentales, no sólo en lo que hacemos sino en la forma misma en que concebimos el envejecimiento”

Foto: T E
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Maribel R. CORONEL*

El mundo está envejeciendo y muy rápido. Nunca antes en la historia de la humanidad la gran mayoría tenía certeza de llegar y superar los 60 años de edad.

En el siglo pasado, nuestros abuelos a los 40 o 50 años ya eran unos ancianos; actualmente a los 70 años, la gente es activa y productiva. Es resultado de una mayor longevidad y de una menor fecundidad; también del éxito de la ciencia médica, que ha logrado evitar la muerte por enfermedades antes naturalmente letales.

La Organización Mundial de la Salud estima que entre el 2000 y el 2050, la proporción de los habitantes del planeta mayores de 60 años se duplicará, pasando de 11 a 22 por ciento. En medio siglo, este grupo de edad pasará de 605 millones a 2000 millones.

Las implicaciones de una población envejecida son muchas y costosas. Otros organismos multilaterales como la OCDE y la ONU vienen dando evidencias desde hace tiempo y advirtiendo a los países que se preparen para los mayores costos sociales y económicos que trae una población más envejecida.

El 60% de lo que una persona gasta en su salud lo hace a partir de los 60 años de edad. La población mundial de la tercera edad, triplicada en las últimos seis décadas, tiene cada vez más opciones para atender sus dolencias. Una de las más comunes y costosas son las demencias seniles. El deterioro cognitivo a partir de cierta edad deriva en que la demencia sea un problema creciente.

La OMS menciona que si actualmente unos 47 millones de personas en el mundo padecen o pueden padecer algún tipo de demencia senil, en los próximos 20 años se duplicarán. Y no hablamos de otros males degenerativos derivados de una vida poco saludable. De ahí que el componente de salud tiene cada vez más peso dentro del gasto de los gobiernos. No es la única razón, pero sí una de las más determinantes.

Ahora, si el envejecimiento de la población mundial es acelerado; en América Latina será mucho más abrupto. Europa tardó 100 años en duplicar su población mayor de 65 años; en los países de ingresos medios, como los de Latinoamérica, sucederá en unas cuantas décadas. En Brasil y China ocurrirá en menos de 25 años.

México no se queda atrás. De acuerdo con un estudio de la calificadora crediticia Moody’s, para el año 2050, dentro de 35 años, México casi triplicará la proporción de su población mayor de 65 años, que pasará de 7 a 21 por ciento.

La Comisión Nacional de Sistemas de Ahorro para el Retiro (Consar) le llamó el tsunami del envejecimiento por el gran impacto sobre el sistema de pensiones, que se verá sometido a grandes presiones financieras.

Necesitamos con urgencia acciones públicas integrales respecto de los crecientes costos sociales y económicos de este envejecimiento. El reciente Informe Mundial sobre Envejecimiento y Salud de la OMS habla de que se necesitan cambios fundamentales, no sólo en lo que hacemos sino en la forma misma en que concebimos el envejecimiento.

Plantea un marco de acción para promover el envejecimiento saludable en torno a un nuevo concepto de capacidad funcional. Los sistemas de salud deben ir del modelo curativo hacia la prestación de cuidados integrales centrados en las personas mayores.

La idea es que las personas de edad avanzada sigan contribuyendo al desarrollo, y tengan capacidad para actuar en favor de una mejora de ellos mismos y de sus comunidades. El reto no es menor, pero estamos a tiempo de alcanzarlo si la gente que hoy está en los 30 y 40 va proyectando cómo llegar a esa etapa con calidad de vida.

Maribel Ramírez Coronel

*Maribel Ramírez Coronel es periodista, especializada en negocios y finanzas, escribe una columna semanal sobre estos temas en el diario mexicano el Economista.

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