Después de casi dos siglos, la Ciudad de México tendrá su propia Constitución

• 28 personajes se encargarán de elaborar el proyecto. Se denomina “El Grupo”, un espacio democrático y plural de participación social y ciudadana
• Juan Villoro espera que la Constitución esté bien escrita y sea incluyente
• Con Clara Jusidman los derechos sociales, asegurados
• Será la más avanzada en materia de libertad de expresión, dice Muñoz Ledo

Entre 1824 y 2016 pesan 192 años, desde que Fray Servando Teresa de Mier, en la discusión para crear el Distrito Federal en los constituyentes de la Constitución de 1824, argumentó la importancia  ubicación estratégica de la naciente capital mexicana independiente.

Teresa de Mier advirtió en ese momento de la vida del país que dejar que la Ciudad de México dejara de ser la capital del país, “podría traer desequilibrios en el balance de las fuerzas del país y convertirse en una plaza tentadora para cualquier revuelta”. Asimismo, Teresa de Mier argumentó que la Ciudad de México era el principal centro de comunicaciones internas y externas.

La mañana del 5 de febrero de 2016, se consumó un cambio trascendental en la capital del país no visto desde ese lejano 1824. En el patio oriente del antiquísimo palacio de gobierno de la capital de México, un grupo de personajes de la política, de la ciencia, de la educación, de los derechos sociales, de la medicina, del deporte, de la justicia estaban reunidos.

Era el Grupo de Trabajo que “apoyará al Jefe de Gobierno de la Ciudad de México en la elaboración del proyecto de Constitución Política de la Ciudad de México” que en lo sucesivo, de acuerdo con el texto aparecido en la Gaceta Oficial del Gobierno capitalino se conocerá como  “El Grupo”, como un espacio democrático y plural de participación social y ciudadana.

 Después de 192 años, desde la Constitución de 1824 que se discutió crear el Distrito Federal como sede de los poderes federales, “El Grupo” se encargará la construir el primer proyecto de Constitución de la Ciudad de México.

En el patio oriente, sobresalía por su estatura en ese grupo de notables, el escritor Juan Villoro, hijo de una extinta eminencia de la ciencia del pensamiento, Luis Villoro; Clara Jusidman, una empeñosa luchadora de la legalidad y de la justicia social; Martha Lamas, incansable defensora de los derechos de las mujeres; Juan Ramón de la Fuente, un científico que pugna por el uso medicinal de la marihuana y de la muerte digna, Porfirio Muñoz Ledo, un conocedor de todas las tripas del sistema política mexicano; el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, un defensor intransigente de la soberanía nacional; la primera mujer directora de la Facultad de Derecho de la UNAM, la doctora María Leova Castañeda Rivas.

Juan Villoro, miembro de esa junta de notabilísimos,  espera que la Constitución de la Ciudad de México esté bien escrita, que incluya todos los derechos sociales, de los niños y niñas, de los jóvenes, de las mujeres, de las personas adultas mayores. Dice que ya se acerca a la “tercera edad”. Nació en la Ciudad de México en septiembre de 1956. Le faltan unos meses para ingresar a ese aún invisible sector de la población de más de sesenta años llamada por la Organización de las Naciones Unidas, “personas adultas mayores”, antes bautizadas  de la “tercera edad”. El escritor, miembro del Colegio Nacional, prefiera llamarla “tercera edad”.

A Rosa Isela Rodríguez, periodista, encargada ahora da atender al vulnerable sector rural de la Ciudad de México, le entusiasma la presencia entre esas 28 personas que diseñarán un proyecto de Constitución capitalina, de la doctora Clara Jusidman, secretaria de Desarrollo Social en el primer gobierno electo de la capital, Cuauhtémoc Cárdenas, entre 1997 y 2000.

Con la doctora Jusidman quedará asegurada la incorporación de los derechos sociales en la futura Constitución, opina Rosa Isela.

Ifigenia Martínez, la emblemática directora de la Facultad de Economía de la UNAM, sale feliz de ese encuentro con las 28 personas que seleccionó el ciudadano Miguel Ángel Mancera para que fueran quienes diseñaran un primer borrador de la Carta Magna.

Ifigenia y Cuauhtémoc flanquean al ciudadano Mancera Espinosa. Ifigenia,  Cuauhtémoc y Porfirio Muñoz Ledo fueron en la década de los ochenta quienes llevaron  al PRI a la ruptura. Aspiraban a que la sucesión presidencial de 1988 fuera democrática y llevaron al país a un movimiento nacional que terminó con la larga hegemonía del partido de los caudillos de 1929.

Habrá una gran consulta permanente para el proyecto de Constitución de la Ciudad de México de 2017. Para ello,  dice Mancera Espinosa, “con dependencias de gobierno, con los órganos delegacionales, con órganos legislativos, con órganos institucionales autónomos”.

Este grupo habrá de proponer  “mecanismos de participación ciudadana, analizar aportaciones que se realicen a través de la ciudadanía en las diferentes plataformas que estarán dispuestas; auxiliar al Jefe de Gobierno en la integración de opiniones sobre el tema de la construcción de la Constitución de la Ciudad de México”.

A manera de ejemplo de la consulta, Mancera Espinosa se refiere  a su secretaria de Trabajo y Fomento al Empleo, Amalia García, con una probada militancia social y política de izquierda, quien habrá de escuchar a las organizaciones sindicales de la capital. “Tendrá que comunicar, que establecer los lazos de interacción con sindicatos, con agrupaciones de defensa de los derechos del trabajo y con todos y cada uno de los grupos afines, así podremos garantizar que en todas las áreas de gobierno y que todas las tareas de gobierno estarán en comunicación”.

Desde antes de las 8:30 de la mañana de ese 5 de febrero de 2016, las 28 personas notables están en primera fila en ese patio oriente del viejo palacio del ayuntamiento construido en el siglo XVI tres años después de consumada la derrota de los mexicas y a destrucción de la Gran Tenochtitlán. Los honores a la bandera a las 8:50 horas por parte de un grupo de cadetes del Colegio de Policía anuncian el inicio de la solemne y austera ceremonia. El primer orador es el ingeniero Cárdenas, siempre de rostro impasible.

Cárdenas es el encargado de las relaciones internacionales del gobierno de Mancera Espinosa. Aboga por  una nueva constitucionalidad, profundamente progresista y democrática y censura que no sean electos en un proceso electoral todos los constituyentes. Sólo 60 de los cien diputados que aprobarán la primera Constitución en los casi cinco siglos de vida de la Ciudad de México desde que desapareció el régimen prehispánico.

El segundo orador es el ciudadano Mancera Espinosa. Habla con orgullo y satisfacción del grupo de los 28 que lo acompañarán en los trabajos para formular la primera Constitución de la Ciudad de México. Les toma la protesta de rigor. La mayoría de ellos aparece junto a él para la fotografía.  ¿Protestan guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el marco jurídico para la Ciudad de México, las leyes que de ellos emanen y desempeñar con lealtad y patriotismo los trabajos de apoyo en la elaboración del Proyecto de Constitución de la Ciudad de México?

 “Si así lo hicieren”, les dice Mancera Espinosa, “que los capitalinos y capitalinos se los reconozca, si no que se los demande”.

 El acto concluye a las 9:24 con el canto al himno nacional. Los cadetes del Colegio de Policía resguardan la bandera nacional.

Los reporteros esperaban agolpados a Porfirio Muños Ledo y Lazo de la Vega, una leyenda de la historia política nacional reciente. Ha transitado en gabinetes presidenciales, en el Congreso y en distintos partidos. Fue el estratega que rompió la larga hegemonía del PRI en el poder.  Responde preguntas con enfado. De él Mancera Espinosa tiene la imagen de un trabajador que aún enfermo, con un tanque de oxígeno, acude a sus oficinas en el viejo palacio del ayuntamiento. Lo vio por los pasillos con su tanque.

Amaneció de malas Muñoz Ledo y Lazo de la Vega. Hosco con los periodistas. Cansado, al borde de la ira. “Ya le dije señor que la Constitución será la más avanzada en materia de libertad de expresión, ya se lo dije”. No admite repreguntas. Fue el único notable que no salió feliz de ese acto que reunió a los republicanos de la ahora Ciudad de México.

Juan Villoro, amable, cordial, es el otro rostro de esa reunión. Confía en que la futura Constitución de la Ciudad de México, será completamente incluyente para las personas adultas  mayores y la población capitalina caracterizada por la diversidad, pero sobre todo que estará bien escrita.

Esa misma tarde, en la Gaceta Oficial del Gobierno de la Ciudad de México aparece el acuerdo por el cual se integra ese grupo de trabajo de los 28 para la elaboración del proyecto de la Constitución de la Ciudad de México.

“El artículo 41 constitucional reconoce el carácter soberano de la ciudad de México, al señalar que el pueblo ejerce su soberanía por medio de los poderes de la Ciudad de México, en lo que toca a su régimen interior, en los términos que establezca la Constitución Política de la Ciudad de México”, dice uno de sus considerandos.

Otros dicen:

“Que al reformarse el artículo 43 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, se considera como parte integrante de la Federación a la Ciudad de México”.

“Que en el reformado artículo 122 constitucional se establece que la Ciudad de México es una entidad federativa que goza de autonomía en todo lo concerniente a su régimen interior y a su organización política y administrativa”.

“Que el artículo séptimo transitorio, en su penúltimo párrafo señala que es facultad exclusiva del Jefe de Gobierno de la Ciudad de México elaborar y remitir el proyecto de Constitución Política de la Ciudad de México a la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México, para su discusión, en su caso, modificación, adición y votación por la Asamblea Constituyente a más tardar el día en que ésta celebre su sesión de instalación”.

“Que para cumplir con el mandato de elaborar el proyecto de Constitución Política de la Ciudad de México, el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México requiere conocer las propuestas y opiniones de la ciudadanía y de las organizaciones políticas, civiles y sociales de la Ciudad de México…”