Con morbo, escarnio y estigma se trata el probable caso de demencia senil de un diplomático mexicano

Con morbo, escarnio y estigma se trata el probable caso de demencia senil de un diplomático mexicano

 

  • 20 por ciento de la población de personas mayores sufren algún tipo de padecimiento mental
  • Las personas mayores con demencia ven su vida afectada, pierden autonomía, incrementan problemas de salud y necesidad creciente de cuidados
  • Las familias muchas veces dejan de poder hacerse cargo de la persona mayor con demencia

 

Foto: T E

 

Susana Sánchez, Ciudad de México.- (Primera Parte) Oscar Ricardo Valero Recio Becerra, un funcionario mexicano con una larga trayectoria en el servicio exterior, ahora acusado de acoso sexual a una menor de edad, puede estar ubicado en el 20 por ciento de la población de personas mayores que sufren algún tipo de padecimiento de trastorno mental.

 

Para Organización Mundial de la Salud (OMS) la demencia y la depresión en los ancianos son problemas de salud pública. En el caso de este diplomático mexicano que ha sido acusado de un robo, en una librería durante su estancia como embajador de México en Argentina y ahora, según la noticia de un diario capitalino, de acoso sexual a una menor de edad, puede formar parte de las estadísticas de las personas mayores en México que sufren algún un tipo de padecimiento mental.

 

El amarillismo de las informaciones sobre el caso de este diplomático mexicano, obligado a renunciar de su cargo en Argentina, ha sido tratado con el morbo y escarnio con el cual generalmente los medios de comunicación tratan este tipo de casos de probable demencia.

 

Este padecimiento forma parte de los trastornos que sufren un sector de la población envejecida del país y para el cual no existen políticas púbicas específicas de prevención. Se convierte en un estigma para quien la sufre y para sus familias.

 

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Un estudio sobre el Deterioro cognoscitivo y factores asociados en adultos mayores en México del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán. considera las seis de las primeras causas de mortalidad en la población mexicana: la diabetes, enfermedad cerebral, enfermedad cardiaca y enfermedad pulmonar obstructiva que representan enfermedades crónicas importantes durante la vejez, con efectos micro y macrovasculares sobre el cerebro.

 

Efectuado este estudio en el 2007 ya advertía de que el aumento en la expectativa de vida ha tenido implicaciones importantes para los sistemas de salud en el ámbito mundial ya que en ese año las proyecciones señalaban que, entre 1980 y el año 2050, la expectativa de vida para las personas mayores de 60 años aumentará 77%.

 

Con ello, se señala en este estudio, se incrementarán las enfermedades asociadas con la edad entre las que el deterioro cognoscitivo sin demencia y la demencia representan condiciones que afectan de manera directa la calidad de vida de la población adulta mayor y determinan un mayor uso de los servicios de salud. “El deterioro cognoscitivo sin demencia constituye una condición de alto riesgo para la aparición de la demencia, si se considera que la probabilidad que tiene un individuo de desarrollarla es de 10 a 15% anual, en comparación con sujetos de controles sanos, donde la conversión a demencia es de 1 a 2% anual”.

 

El abuso del alcohol y el tabaco contribuyen al deterioro cognoscitivo en adultos mexicanos mayores de 65 años. El abuso en el consumo de estas sustancias es un problema de salud pobremente reconocido en el anciano, señalaba ya en 2001 una investigación del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirá y del Instituto Nacional de Psiquiatría entre cuatro mil 872 personas de más de 65 años.

 

Se ha reportado en esta investigación que la ingesta leve o moderada de alcohol reduce el riesgo de enfermedad de Alzheimer y demencia vascular, aunque sin embargo también se ha observado que el uso y abuso crónico de alcohol tiene efecto negativo y puede exacerbar los síntomas de deterioro cognoscitivo y daño cerebral irreversible.

 

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Para Maria João Forjaz Carmen Rodríguez-Blázquez, en un estudio difundido por Escuela Nacional de Sanidad Instituto de Salud Carlos III Ministerio de Economía y Competitividad, la demencia en personas mayores puede tener muchas causas, entre ellas la enfermedad de Alzheimer.

 

Independientemente de su causa, señalan estas personas especialistas, las personas mayores con demencia ven su vida afectada de muchas formas, con una pérdida gradual de su autonomía, incremento de los problemas de salud y necesidad creciente de cuidados; todo esto se refleja en un detrimento de su calidad de vida.

 

Estos especialistas advierten que las familias muchas veces dejan de poder hacerse cargo de la persona mayor con demencia.

 

La Organización Mundial de la Salud documenta que más de un 20% de las personas que pasan de los 60 años de edad sufren algún trastorno mental o neural (sin contar los que se manifiestan por cefalea) y el 6,6% de la discapacidad en ese grupo etario se atribuye a trastornos mentales y del sistema nervioso.

 

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Estos trastornos representan en la población anciana un 17,4% de los años vividos con discapacidad. La demencia y la depresión son los trastornos neuropsiquiátricos más comunes en ese grupo de edad.

 

La OMS describe que este trastorno como un síndrome caracterizado por la mengua de la memoria y la capacidad de pensar, trastornos del comportamiento e incapacidad para realizar las actividades de la vida cotidiana, el cual afecta principalmente a los ancianos, pero no es una parte normal de la vejez.

 

Esta organización mundial de la salud calcula que en el mundo hay unos 47,5 millones de personas aquejadas de demencia. Pero sobre todo prevé que el número de estas personas aumentará a 75,6 millones en 2030 y a 135,5 millones en 2050; además, la mayoría de esos pacientes vivirán en países de ingresos bajos y medianos, entre los que se encuentra México.

 

La demencia, señala la OMS, lleva aparejados problemas sociales y económicos de envergadura por lo que toca a los costos de la asistencia médica, social e informal que impone. Por otra parte, las presiones físicas, emocionales y económicas pueden agobiar a las familias. Tanto las personas aquejadas de demencia como quienes las asisten necesitan apoyo sanitario, social, económico y legal.

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