La pandemia aumentó la vulnerabilidad social de las personas mayores en México

La pandemia aumentó la vulnerabilidad social de las personas mayores en México

 

  • Fundamental “medidas de prevención de la violencia focalizada a este grupo de población que atiendan integralmente sus condiciones de salud, nivel de vida adecuado y cuidado”
  • En “el contexto actual de encierro debido a la pandemia por COVID-19 puede incrementar la violencia hacia las personas mayores, así como contribuir a estados de ánimo adversos a su salud”, advirtió la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México en el Día Mundial de Toma de Conciencia de Abuso y Maltrato en la Vejez

 

Foto: T E

 

Susana Sánchez.-A los maltratos psicológicos, el abuso económico, la desatención, ela violencia física, el abuso sexual, el despojo, la exclusión y la discriminación, que son los tipos de abuso y maltrato más comunes que sufren las personas mayores en México, durante la pandemia del COVID19 se añade el de su vulnerabilidad social y el abandono, ahondadas por la falta de información amplia y eficaz ante los riesgos de ser contagiados por el peligroso virus.

 

De acuerdo con la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) 2018, en México residen 15.4 millones de personas de 60 años o más; 1.7 millones de ellas viven solas; seis de cada diez no son económicamente activas; siete de cada diez personas mayores que viven solas presentan algún tipo de discapacidad, la mitad de la población con discapacidad son personas mayores de 60 años, advirtió la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México (CDHCM).

 

En el marco de El Día Mundial de Toma de Conciencia de Abuso y Maltrato en la Vejez, esta Comisión advirtió que en “el contexto actual de encierro debido a la pandemia por COVID-19 puede incrementar la violencia hacia las personas mayores, así como contribuir a estados de ánimo adversos a su salud”, por lo cual consideró “fundamental la implementación inmediata de medidas de prevención de la violencia focalizada a este grupo de población que atiendan integralmente sus condiciones de salud, nivel de vida adecuado y cuidado”.

 

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Para esta Comisión de Derechos Humanos “es necesario promover la conciencia respecto a la violencia familiar de la cual pueden ser víctimas”. Tan solo durante el mes de abril de 2020, citó, en el que las políticas de sana distancia se concretaron, se registraron mil 285 víctimas en carpetas de investigación por ese delito en la Ciudad de México y el 10 por ciento de ellas correspondieron a personas de más de 60 años, dos terceras partes de las víctimas son además mujeres.

 

Igualmente esta institución de los derechos humanos consideró que “si bien esa cifra es ligeramente menor a la registrada en abril de 2019 (163), es preciso tomar en cuenta que el confinamiento puede ser un factor para evitar la denuncia y que si durante el contexto de emergencia se han registrado más denuncias de violencia de género en el ámbito familiar, no habría razón para pensar que la cifra de víctimas personas mayores no hubieran aumentado pues para ellas tiende a ser menos accesible denunciar”.

 

Al respecto esta Comisión mencionó la importancia de considerar los resultados del Estudio Nacional de Salud y Envejecimiento en México (ENASEM) de “que las personas con buena salud física, apoyo social y sin depresión tienen mayor posibilidad de superar una crisis por lo que identificar el porcentaje de personas mayores que reportan sentimientos de soledad y síntomas depresivos es importante para diseñar medidas públicas de atención, sobre todo en las personas mayores que manifiestan con mayor frecuencia tales síntomas”.

 

Para la Ciudad de México significa un reto por dos razones, señaló la CDHCM. La primera es que no solo es la entidad federativa con mayor presencia de personas mayores del país y, de acuerdo con la proyección para 2030, este orden permanecerá en los próximos diez años. La segunda, es que es la entidad federativa con el mayor número de casos de COVID-19.

 

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Dentro de las medidas relevantes en el contexto actual para procurar la salud de las personas mayores, consideró esta Comisión a cargo de la Doctora Nashieli Ramírez Hernández, se encuentran reforzar sus redes sociales, así como el acceso a servicios de salud y las necesidades básicas; promover campañas de salud pública con guías especiales para atenderlas de manera integral, procurando especialmente su salud emocional.

 

“De igual forma- señaló esta Comisión en un comunicado- proporcionar capacitación básica para familiares y amigos para que puedan servir como cuidadores informados de personas mayores que necesiten ser atendidas en casa, entre otras”.

 

Los asilos, en la secrecía

 

Aún no hay datos sobre las condiciones de vida de las personas mayores durante la pandemia ni tampoco información sobre los asilos, residencias, guarderías, casas de descanso de las personas mayores. Se mantienen en la mayor secrecía sus funcionamientos dado que no existe un padrón oficial en todo el país de ese tipo de organismos.

 

El Instituto Nacional de Geriatría inició una encuesta entre ese tipo de instalaciones para conocer de sus funcionamientos. Para las personas mayores que viven en instituciones de cuidado a largo plazo y para sus propios cuidadores, “el riesgo es particularmente alto”, señaló esa institución de la secretaría de Salud.

 

Durante esta etapa de la pandemia este organismo difundió un boletín para advertir que las personas mayores “tienen el doble de probabilidades de tener la enfermedad del COVID19”. Por padecimientos cardiacos y diabetes, las personas mayores “requerían precauciones extra”.

 

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La Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México citó que a pesar de que  las personas mayores son una población en riesgo por el contagio de COVID-19 y no son el grupo etario que más casos ha registrado, sí es uno de los de mayor vulnerabilidad al virus.

 

“Al día de hoy, casi el 14% de las personas con diagnóstico confirmado a este virus corresponden a personas de 61 a 100 años”, destacó esa Comisión de Derechos Humanos de la capital mexicana.

 

Sin embargo, este organismo, llamó a no confiarse al señalar que “las personas mayores deben atender de manera más estricta las medidas de distanciamiento social, sin embargo, son uno de los grupos más afectados por éstas en términos de salud emocional, mental y de nivel de vida adecuado”.

 

El estigma de ser persona mayor en la pandemia

 

Inicialmente las autoridades sanitarias del país difundieron con énfasis las versiones de que las personas mayores, por le edad y padecer enfermedades crónicas degenerativas, hipertensión, diabetes, tabaquismo, insuficiencias renales, cánceres, entre otros padecimientos.

 

De acuerdo con los datos de la Secretaría de Salud, parecía que en las víctimas mortales se destacaban los fallecimientos de personas mayores a causa del COVID19.

 

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Después de que la primera víctima era un hombre de 41 años, de la Ciudad de México, aquejado por la obesidad, diabetes y la hipertensión; la segunda víctima mortal del COVID ya fue un hombre de74 años, hipertenso, que viajaba de los Estados Unidos a su ciudad de Durango, cuarta víctima fue otro hombre de 71 años, con insuficiencia renal y diabético; la quinta víctima que falleció en la Ciudad de México era una mujer de 61 años, diabético, quien había llegado de España; la sexta víctima fue un hombre de 70 años, residente en San Luis Potosí, con síntomas de neumonía por influenza, hipertenso, con obesidad y tabaquismo; la séptima víctima fue un hombre de 74 años, hipertenso, con diabetes y tabaquismo, como causas de su fallecimiento.

 

En la estadística de las víctimas mortales del Coronovirus19, en el discurso oficial se hacía énfasis en las personas mayores entre los 60 y 90 años, después las estadísticas reflejaron que el mayor número de contagios se escenificaban entre los grupos de población entre los 30 y 60 años. El cambio fue sensiblemente diferente a los datos iniciales.

 

Sin embargo, este tipo de señalamiento inicial, propició una forma de estigmatización de las personas mayores frente al resto de la población, a pesar de que las autoridades sanitarias se empeñaban en advertir del cuidado que debían tener las personas mayores en el curso de esta pandemia, tanto por sus familias como por las propias personas mayores, obligadas a vivir una forma de arraigo en sus domicilios, no obstante que por lo menos una tercera parte de la población de personas mayores de 60 años viven solas.

 

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Buena parte de esta población de personas mayores con enfermedades crónico degenerativas han tenido que posponer sus citas médicas para el control de sus padecimientos, como ocurre en las clínicas y hospitales del Seguro Social. A partir del fin de junio, se informó en el Hospital Venados del IMSS, se reprogramarán las citas de las personas mayores.

 

Un estudio llevado a cabo por Graciela Casas Torres, académica de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la Universidad Nacional Autónoma de México, ha revelado otro de los tipos de abuso contra las personas mayores: el despojo patrimonial, “que aunque no es el único abuso que se comete contra personas mayores, pero sí el más doloroso, porque es perpetrado por la familia, en la mayoría de los casos por los propios hijos”.

 

“La negligencia, el maltrato psicológico, físico y económico, las restricciones a la libertad y la movilidad, incluso el abuso sexual, son algunas acciones para intimidar, aislar, dominar o controlar a este sector”, ha expuesto Graciela Casas Torres, la académica de ese plantel universitario.

 

 

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