Los dilemas de la eutanasia en México

Los dilemas de la eutanasia en México

 

  • Entre la muerte digna y el suicidio asistido
  • El próximo septiembre, la mayoría parlamentaria del Movimiento Regeneración Nacional (MORENA) ha decidido discutir la eutanasia en la Cámara de Diputados
  • Enfrentará el tabú sobre las decisiones entre la vida y la muerte en los casos de enfermedades incurables en un país predominantemente católico

 

Foto: T E

 

Sofía MANCEBO.-Un febrero de 2017, un científico mexicano, quien rechazaba el pensamiento absolutista, a los 67 años recurrió al suicidio, una desesperada alternativa antes de quedar congelada su mente por el  invierno del Alzheimer en un país donde la eutanasia aún no existe para resolver casos de drásticas condiciones de salud por objeciones de conciencia, un conflicto entre la convicción moral de una persona y un deber jurídico por razones religiosas, morales o médicas.

 

La intención del grupo parlamentario del Movimiento de Regeneración Nacional, del partido en el gobierno, al concluir una “Semana de la Eutanasia” en un foro en la Cámara de Diputados, admite que al regularla eventualmente enfrentará un tabú sobre las decisiones entre la vida y la muerte en los casos de enfermedades incurables en un país predominantemente católico.

 

En el país de una población de más de 126 millones de habitantes, más de 97 millones son creyentes católicos. ¿Cómo conciliar una resistencia religiosa, un problema moral y de derechos humanos con otro derecho denominado hasta ahora como muerte digna? Es lo que los diputados habrán de dilucidar a partir del siguiente septiembre.

 

El próximo septiembre, la mayoría parlamentaria del Movimiento Regeneración Nacional (MORENA) ha decidido discutir la eutanasia en su asamblea en la Cámara de Diputados para resolver casos semejantes a las de ese científico mexicano, de personas con enfermedades terminales, afectadas por padecimientos psiquiátricos profundos como el Alzheimer, o padecimientos irreparables en cualquier etapa etaria de sus vidas.

 

El dilema del aparato legislativo mexicano estará centrado definir la muerte digna que tiene como adelanto la voluntad anticipada ya regulada desde hace más de una década en la Ciudad de México o el suicidio asistido. ¿Cómo congeniar fórmulas de eutanasia aplicadas en otros países donde se ha legalizado como suicidio asistido y la muerte digna?

 

No será fácil dilucidar ese dilema en casos muy avanzados de pérdidas de memoria profundas, accidentes o padecimientos totalmente incurables en cualquier etapa etaria. ¿Quién tomará la decisión? ¿La familia cercana, el médico? ¿Quién decidirá en los casos de personas sin familias?

 

La eutanasia como suicidio asistido se aplica en Austria, Bélgica, Canadá, España, Luxemburgo, Nueva Zelanda, Países Bajos, Suiza y en los estados de California, Colorado, Hawaii, Maine, Montana, Nueva Jersey, Nuevo México, Oregon, Vermont, Washington y Washington DC de los Estados Unidos y en Australia. En Colombia, el único país latinoamericano, es una especie de muerte digna con paliativos y asistencia médica.

 

En Australia el Ministerio de Salud apenas hace tres años le denominó “una opción voluntaria y compasiva sobre su manera de morir” en el primer caso de una mujer con un cáncer invasivo en todo su cuerpo cansada de radio terapias y quimioterapias.

 

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En la Ciudad de México ese dilema sobre la eutanasia parece haber sido resuelto hace más de una década en 2008 al aprobarse una Ley de Voluntad Anticipada. Las personas deciden previamente en un documento notarial que de llegar a padecer casos de enfermedades terminales, se les proporcione únicamente los medicamentos paliativos y se les suspenda tratamientos como las radioterapias y las quimioterapias.

 

La muerte de ese científico aquejado por la amenaza del Alzheimer, un trastorno neurológico progresivo, conmovió a la comunidad científica universitaria, que ahora a través de su Comité de Ética y de Bioética de la UNAM, participó de la “Semana de la Eutanasia” convocada hace unos días por la Cámara de Diputados, con el fin de exponer en forma multidisciplinaria e incorporar eventualmente a la legislación mexicana de salud el suicidio legal en los casos de enfermedades terminales como el Alzheimer, cánceres u otros discapacitantes.

 

Una de las expertas universitarias, la doctora María Asunción Álvarez del Río comentó en ese foro que legislar la eutanasia dejará de verse como un crimen, al revertirla como “una muerte digna”.

 

La experta colocó en la discusión el dilema: si se trata de del suicidio médicamente asistido o la eutanasia como muerte digna. Partidaria de la eutanasia como muerte digna atendida con paliativos, Álvarez del Río la describió: “la persona podría morir con la gente que amó, en su casa, a la hora que desee, tranquilo y sin complicaciones”.

 

La muerte digna se ha definido como el deseo de personas que previamente manifestaron no querer prologar su vida por medio de equipo artificial que en realidad es la voluntad anticipada. Solamente se les proporciona medicamentos paliativos para transitar sin dolor hasta que su vida culmine.

 

La diferencia entre eutanasia, el suicidio asistido y la muerte digna tendrán que dilucidarse con claridad si se regula en México. En la eutanasia un médico suministra el medicamento al paciente. En el suicidio asistido personal de salud otorga a la persona el fármaco, quien por propia mano termina con su vida.

 

La eutanasia como se ha conocido es procedimiento donde un médico se encarga del final de una vida o el suicidio asistido no parecen ser la fórmula para México a la hora de legislarse la figura de la eutanasia.

 

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Compromisos legislativos

 

Para el senador Miguel Ángel Mancera, quien propuso la Ley de Muerte Digna y Cuidados Paliativos, una legislación congelada, “la muerte digna es para aquellas personas que previamente manifestaron no querer prologar su vida por medio de equipo artificial”. Por ello, dijo Mancera, se les otorga los medicamentos que le permitan transitar la enfermedad sin dolor hasta que la vida culmine.

 

Al concluir la “Semana de la Eutanasia”, Emmanuel Reyes Carmona, un diputado de 34 años del partido Movimiento de Regeneración Nacional y presidente de la Comisión de Salud, se ha comprometido a elaborar y discutir en el próximo periodo de sesiones legislativas septiembre, una iniciativa para regular la eutanasia en el país.

 

La Ciudad de México, pionera en la legalización del aborto y desde hace más de diez años esa Ley de Voluntad Anticipada, incorporó en su reciente Constitución local la muerte digna, con cierto parentesco a la eutanasia pero sin haberla reglamentado como tal.

 

La apertura de la discusión de la eutanasia en esa semana en un foro en la Cámara de Diputados fue saludada por uno de los precandidatos a la presidencia de México en 2024. Se trata de quien durante su gestión como Jefe de Gobierno de la capital mexicana, entre 2006 y 2012, fue el gestor de la iniciativa de la voluntad anticipada.

 

“Es un encuentro relevante para la orientación que tomemos en los próximos meses y años sobre esta materia”, dijo en un mensaje Marcelo Ebrard, actual canciller del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador y uno de los más fuertes competidores a la candidatura del partido en el gobierno para las elecciones presidenciales de 2024.

 

El Alzheimer es una de las enfermedades multifactoriales a las que estaría dirigido la muerte digna, que amenaza la salud mental y física de la población en edades avanzadas en un país, donde el rápido envejecimiento es uno de los signos del avance de la esperanza de vida, pero también de enfermedades discapacitantes propias de la vejez. Se estima que unas 800 mil personas padecen en algún grado de daños cognoscitivo, estiman expertos en envejecimiento.

 

El Alzheimer está asociado a otras enfermedades, como la hipertensión arterial, la paulatina desnutrición y otras comorbilidades, además de producir la extrema vulnerabilidad de las personas al perder su autonomía.

 

Expertos universitarios mexicanos califican al Alzheimer como una enfermedad multifactorial, progresiva, hereditaria o producto de malos hábitos alimenticios, sin solución médica e irreversible, sobre todo para las personas mayores de 80 años.

 

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Con el Alzheimer, según diagnósticos de expertos de la UNAM, “se pierden cantidades de neuronas; las primeras son las del hipocampo, por eso el paciente tiene como síntoma principal trastornos de memoria”.

 

Conforme avanza el padecimiento, aducen estos expertos, “se afectan otras áreas cerebrales y no puede reconocer rostros, incluso de familiares cercanos; terminan postrados en una cama y fallecen, generalmente, por un proceso infeccioso pulmonar o de vías urinarias”.

 

En el Congreso mexicano hay antecedentes de propuestas legislativas para darle una alternativa legal a enfermos con padecimientos terminales, quienes puedan llegar a tomar una decisión en libertad y sin los tabúes religiosos o morales que rodean esta forma de suicidio médicamente y en qué casos.

 

Sin embargo, un dilema surge en el caso del Alzheimer: quién decidirá su muerte por la eutanasia en los enfermos con procesos avanzados de la enfermedad o en casos de depresiones profundas.

 

Entre esas iniciativas archivadas en el Congreso sobre la eutanasia figuran el derecho a optar voluntariamente para recibir asistencia médica con el objeto de acelerar la muerte en caso de enfermedad terminal e incurable; la modificación de diversos cuerpos legales con el objeto de permitir la eutanasia, haciendo efectiva la autonomía de las personas en caso de enfermedades terminales; la regulación de los derechos y deberes que tienen las personas en relación con acciones vinculadas a su atención en salud con el objeto de permitir la muerte digna o eutanasia, y una última que establecía ese derecho, regular las condiciones para su ejercicio con modificaciones al Código Penal. Ninguna de esas iniciativas prosperó y pasaron a ser parte de los voluminosos rezagos de propuestas legislativas congeladas en los archivos del Congreso.

 

En la llamada “Semana de la Eutanasia” en la Cámara de Diputados, convocada en conjunto con el Comité de Ética y de Bioética de la UNAM participaron 34 especialistas y legisladores de varios partidos políticos y se realizaron cuatro conferencias magistrales y 10 mesas de diálogo.

 

Al concluir el evento el presidente de la Comisión de Salud, un abogado de 34 años, del partido Movimiento de Regeneración Nacional, Emmanuel Reyes Carmona, aseguró que llevaría una propuesta jurídica para el próximo periodo de sesiones del Congreso la regulación de la eutanasia en México, como un acto de “personalísima”, de libertad y solidaridad con las personas, decidan realizarlo o no.

 

Reyes Carmona prometió crear una legislación que respete la libertad de conciencia, la objeción de conciencia, así como los cuidados paliativos. Una iniciativa aplicable no solamente en el caso de las personas adultas mayores con discapacidad cognitiva, también en casos de menores de edad y en personas con alguna discapacidad irreparable.

 

“Debemos entender que la eutanasia no aplica únicamente a personas adultas mayores”, manifestó.

 

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Un país con rezagos en servicios de salud pública

 

El debate sobre la eutanasia enfrentó a los partidos. El diputado Éctor Jaime Ramírez Barba, del conservador Acción Nacional, mencionó el rezago de iniciativas sobre el tema de atención a las personas enfermas sin acceso a los servicios de salud pública.

 

Este legislador opositor de un partido cercano a la iglesia católica optó por estar a favor los tratamientos paliativos y recriminó al partido en el gobierno promover la eutanasia para resolver problemas de costos en los sistemas de salud pública, donde persisten carencias de medicamentos para niños con cáncer, personas diabéticas, hipertensas o sin quimioterapias.

 

Para el legislador panista la eutanasia debe ser la analizada de manera integral y responsable, como última opción. Los cuidados paliativos, argumentó, son la respuesta justa y digna, basada en la evidencia científica, que garantiza calidad de vida a los pacientes con dolor crónico y síntomas asociados a una enfermedad incurable, progresiva y avanzada o terminal.

 

“Urge que legislemos para garantizar los cuidados paliativos, antes de legalizar la eutanasia. ¡Los cuidados paliativos sí son la respuesta!”, remató el diputado del PAN

 

María Rebeca Alcaide Cruz, maestra en Derechos Humanos, consideró que la eutanasia tiene que regularse con perspectiva de género, ya que las mujeres son el sector de la población que padece más enfermedades crónico degenerativas y más sufren al término de su vida.

 

Legislar en esta materia de eutanasia a la mexicana además de plantear una serie de interrogantes, para los médicos es una decisión de urgente necesidad: cuándo se retira a los pacientes un tratamiento o como se llegó a prever durante la pandemia en códigos rojo o azul de suministrar o no a los enfermos contagiados las terapias intensivas con respiradores de acuerdo a su gravedad o por su edad.

 

Cada país donde se ha legalizado la forma de morir médicamente ha sido diferente el modo de hacerlo. En Canadá se aprobó la asistencia médica y el suicidio asistido a personas que lo decidan en peno uso de sus facultades en estado grave e irremediable, físico psicológico.

 

En Colombia, donde ya está regulada la eutanasia desde 2014, con el “Yo Tomo El Control”, semejante a los cuidados paliativos y al suicidio asistido. Se crearon cuatro requisitos: Manifestar el consentimiento libre, inequívoco e informado. Ser diagnosticado con una lesión corporal o enfermedad grave e incurable. Considerar que el sufrimiento secundario a la enfermedad es incompatible con la idea de vida digna. La ayuda para morir debe prestarla un profesional de la medicina, preferiblemente con la autorización del Comité para Morir Dignamente.

 

En septiembre en México el esclarecimiento de la eutanasia implicará analizar otras experiencias y determinar lo que defina y signifique la muerte digna incorporada en la Constitución de la Ciudad de México de 2017.

 

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