Alto porcentaje de adultos mayores continúa trabajando en América Latina

Alto porcentaje de adultos mayores continúa trabajando en América Latina

Help Age International

(c) Lisett Larico/HelpAge International
(c) Lisett Larico/HelpAge International

Conocida como población en edad de no trabajar, las personas mayores de 60 años no son consideradas como parte de la PEA (población económicamente activa); sin embargo, un gran porcentaje (cerca del 70%) de personas adultas mayores en la región que no recibe una pensión por jubilación y las que sí la recibe y que opina que no es suficiente, están obligadas a seguir trabajando pese a su avanzada edad, en empleos precarios y mal remunerados, de acuerdo a un estudio lanzado en septiembre pasado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

“Trabajé toda mi vida. Estudié en una universidad vespertina para poder costear mis estudios. Hice una carrera en el Servicio de Impuestos de mi país. Tuve un cargo alto y muchos títulos académicos; sin embargo, mi pensión representa el 20% de mi salario y sólo el 15.5% de mi último salario. Ese es el resultado de la privatización del sistema previsional en Chile, una pensión que no me alcanza para vivir”. Ma. Celestina Bustos, 73 años, Chile.

El informe de la OIT hace énfasis en la importancia de contar y optimizar los sistemas de protección social a nivel global, y el impacto positivo que estos pueden tener en la recuperación económica, el desarrollo inclusivo y la justicia social. La seguridad de ingresos en la edad avanzada es importante para garantizar los derechos y la dignidad de las personas mayores, afirma el estudio.

Trabajadores mayores: investigaciones al respecto en la región

Colombia

A iniciativa de HelpAge y de la Universidad Externado, se desarrolló un estudio donde se devela que los bajos ingresos de las personas mayores las obliga a continuar trabajando, principalmente en empleos informales (85%) y generalmente dependientes (76%), en actividades agrícolas (29%) y comerciales (25%).

El informe también reveló que sólo el 25% de las personas mayores tiene una pensión y que el 47% tiene ingresos propios, laborales y no laborales, que no alcanzan la línea de pobreza. Estos ingresos no sólo son bajos, sino que se distribuyen inequitativamente.

Bolivia

Datos del estudio desarrollado por el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral con el apoyo de HelpAge, dieron a conocer que en las ciudades del eje troncal hubo un ascenso en la participación de las personas mayores en la actividad económica, de un 38,4 % en 2001 a un 44 % el 2010.

Las personas mayores se ven obligadas a trabajar por diferentes factores, entre los principales, la dificultad de alcanzar una jubilación, que en Bolivia sólo cubre al 17% de la población mayor, y el desempleo que afecta a los jóvenes, obligando a los adultos mayores a trabajar para ayudar a sus familias.

La investigación también identificó que el 42,6 % de personas mayores se dedica al comercio; 27,1 % a servicios personales, en la administración pública y servicios sociales (educación y salud); y 25 % a la manufactura, transporte y construcción.

En el caso del área rural, nueve de cada diez hombres y siete de cada diez mujeres continúan trabajando en la vejez. La migración ha provocado que se pierdan a los grupos con mayor capacidad productiva, dejando el trabajo y la manutención del hogar a cargo de las personas mayores. El 82% de las personas mayores forman parte de la fuerza laboral, quienes se ven obligadas a trabajar para asegurar su subsistencia y la de las personas que quedan a su cargo.

Según la investigación, el 91,5% de las personas mayores se dedica al cultivo de la tierra y la crianza de animales. Sin embargo, los adultos mayores también tienen actividades adicionales que combinan con la actividad agrícola, por ejemplo, los hombres se dedican a la manufactura y la construcción, y la mayoría de las mujeres se dedica al comercio.

Aporte de las personas mayores a sus familias

“Yo tengo este chaco con mi esposo. Los dos lo mantenemos porque mi hijo se ha ido a la ciudad, se ha olvidado, ya no se acuerda de nosotros. Con lo que producimos aquí nos compramos azúcar, carne, ahí no más se va la plata, no alcanza. Más bien no estoy enferma aunque el otro día me he caído, pero me tengo que recuperar; sino qué voy a hacer. Tengo que ayudar a mi esposo”. Juliana Mamani, 76 años.

“La contribución de los trabajadores adultos mayores al ingreso familiar y la economía de los países es innegable. Para algunos mayores el trabajar implica mantenerse activos, tener buena salud, desarrollar sus capacidades, pero sobre todo mantenerse vinculados a la sociedad, sin embargo, para otros es cuestión de supervivencia, muchos deben trabajar de por vida”, concluyó Joost Martens, Director de HelpAge América Latina y el Caribe.

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