Cero desperdicio de alimentos en la Ciudad de México: Amieva

Cero desperdicio de alimentos en la Ciudad de México: Amieva

  • “Hambre cero” es el  objetivo central de la política social en la  CDMX
  • Visión estratégica de desarrollo humano integral, reducción de la pobreza en todas sus dimensiones, justicia y derechos sociales y la focalización de la población vulnerable
Foto: T E
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En el marco de la conferencia “Escenarios para la toma de decisiones: retos globales para las organizaciones y los individuos” realizada en el Tec de Monterrey, Campus Ciudad de México, José Ramón Amieva Galvez, secretario de Desarrollo Social CDMX, afirmó que con el objetivo de  “Hambre cero”  se propone cero desperdicio de alimentos en la capital mexicana.

Asimismo, dijo, lograr la cifra cero en retraso en el crecimiento en niños de cero a dos años, que el 100 por ciento de las personas tengan acceso a una alimentación adecuada, que todos los sistemas alimentarios sean sostenibles, aumentar a un 100 por ciento la productividad y el ingreso de los pequeños productores.

Esta política de “Hambre cero”, añadió el servidor público, corresponde al planteamiento de los objetivos de sostenibilidad de las Naciones Unidas en el contexto de nuestro país.

El reto de “Hambre Cero” contempla, a través de la política social, es por eso que la política social del Gobierno de la Ciudad de México a través de los programas sociales tienen una visión estratégica de desarrollo humano integral, reducción de la pobreza en todas sus dimensiones, justicia y derechos sociales y la focalización de la población vulnerable.

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El funcionario analizó con los asistentes el contexto internacional y nacional de la dinámica que debe seguirse, a fin de garantizar que los alimentos lleguen a las grandes ciudades del mundo, en donde se concentra el 80 por ciento de la población mundial y así poder alcanzar la meta de “hambre cero” en el año 2030.

Amieva Gálvez expuso también los objetivos del desarrollo sostenible, es decir,  una agenda que nos permita llegar al 2030 con un índice de “hambre cero” en el mundo, término que por primera vez fue identificado en Brasil y que considera dos formas de abatir la pobreza: los programas sociales con el fin de evitar situaciones de vulnerabilidad; además de un salario justo, por un trabajo digno.

“Cuando nosotros logremos que los programas sociales y el ingreso se puedan alinear dentro de las políticas o dentro de las acciones de una sociedad integrada por gobierno, academia, sociedad civil organizada y habitantes podemos llegar a un desarrollo sostenible pleno” subrayó el encargado de la política social de la Ciudad de México.

En cuanto al contexto nacional, la conferencia giró en torno a las estrategias de erradicación total del hambre en la Ciudad de México, las acciones y políticas públicas que coadyuven a erradicar la cifra de un millón de ciudadanos en la CDMX que aún padecen carencia por acceso a la alimentación.

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Amieva Gálvez desarrollo los objetivos que el gobierno de la Ciudad de México, a través de la Secretaría de Desarrollo Social, implementa para lograr un desarrollo sostenible para el fin de la pobreza, el hambre cero, salud y bienestar, educación de calidad, igualdad de género, agua limpia y saneamiento, energía asequible y no contaminante, trabajo digno y crecimiento económico, ciudades y comunidades sostenibles, producción y consumo responsables, acciones por el clima y cuidado del medio ambiente.

En el contexto internacional, Amieva Gálvez aseguró que la disminución de los precios internacionales del petróleo; la desaceleración de la economía de China del 10% al 7% y el incremento de tasas de interés por parte de la Reserva Federal de los Estados Unidos, son factores que afectan directamente a las instancias de gobierno.

Los gobiernos, agregó,  tienen que ajustar sus presupuestos; reduce la demanda de productos exportados por América Latina, principalmente materias primas, se afectan las decisiones de inversión, se propicia la salida de capitales, lo cual afecta la dinámica del tipo de cambio entre economías emergentes, entre otros aspectos.

En 1990, informó el secretario de Desarrollo Social, casi la mitad de la población de las regiones en desarrollo vivía con menos de 1.25 dólares al día, el porcentaje de personas con nutrición insuficiente en las regiones en desarrollo cayó a casi la mitad desde 1990, pasando de 23.3 por ciento a 12.9 por ciento entre 2014 y 2016, con lo cual se cumplió la meta de Desarrollo del Milenio (ODM), con lo que se ha podido reducir la Pobreza extrema en más de la mitad, cayendo de 1.900 millones en 1990 a 836 millones en 2015.

El funcionario puso de relieve que uno de cada siete niños menores de 5 años no tiene una altura adecuada para su edad y que un total de 836 millones de personas aún viven en pobreza extrema y que la pobreza en el mundo habrá disminuido de 902 millones de personas en 2012, a 702 millones de personas en 2015, según datos del Banco Mundial.

A la fecha, 2.9 por ciento de la población en países en desarrollo, está subalimentada; uno de cada cuatro niños padece retraso del crecimiento; uno de cada nueve personas no disponen de alimentos suficientes para llevar una vida saludable y activa; la nutrición deficiente provoca casi la mitad (45%) de las muertes de niños menores de 5 años, lo que significa 3.1 millones de niños al año y 66 millones de niños en edad de asistir a la escuela primaria acuden a clase hambrientos.

José Ramón Amieva explicó que ante este escenario, el índice de pobreza debe ser multidimensional, es decir, debe contemplar, no sólo el ingreso de las personas, sino factores como el rezago educativo, acceso a servicios de salud, seguridad social, acceso a la alimentación, calidad y servicios básicos de vivienda.

 

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