Cuando soñar es doloroso: el pensamiento positivo puede causar depresión a largo plazo

Cuando soñar es doloroso: el pensamiento positivo puede causar depresión a largo plazo

Los científicos revelan que aunque ser positivo mejora el estado de ánimo en lo inmediato, las fantasías de un  buen futuro  infundadas  pueden tener consecuencias negativas en el largo plazo

fantasías

Las fantasías positivas acerca de futuro pueden mejorar el estado de ánimo en el futuro más inmediato, pero a largo plazo pueden conllevar un aumento de los síntomas depresivos, reza un nuevo estudio publicado en la revista ‘Psychological Science’.

“Nuestros hallazgos sugieren que por muy agradables y útiles que sean las fantasías positivas en los momentos en que se experimenta un estado de ánimo depresivo, pueden convertirse en problemáticas y complicadas con el tiempo”, al funcionar como un autoengaño, señala la investigadora principal del estudio, Gabriele Oettingen de la Universidad de Nueva York.

En una serie de cuatro estudios, Oettingen y sus colegas Doris Mayer (Universidad de Hamburgo) y Sam Portnow (Universidad de Virginia) encontraron que los participantes que tenían las fantasías más positivas acerca de su futuro mostraban menos síntomas depresivos en ese momento, pero presentaron más signos de depresión durante las sesiones siguientes, que tuvieron lugar entre uno y siete meses después de la sesión inicial, precisamente porque se crearon falsas expectativas sobre la base de poco o ningún esfuerzo para lograrlas.

Estudiando cómo las fantasías positivas conllevan depresión Oettingen reveló que las personas que idolatran su futuro también disminuyen su ética de trabajo.

Esta suposición fue apoyada por los resultados de uno de los experimentos de los científicos: entre 148 estudiantes universitarios, los que tienen fantasías positivas sobre el futuro coincidían habitualmente con los que obtenían peores notas. Unos dos meses más tarde estas calificaciones bajas se convirtieron en los causantes de síntomas de depresión.

Gabriele Oettingen de la Universidad de Nueva York
Gabriele Oettingen de la Universidad de Nueva York

“Cuando las personas se entregan a las fantasías positivas, estas fantasías pueden ser vistas como un factor de protección que amortigua los síntomas depresivos a corto plazo. Sin embargo, esta protección viene a costa de un bajo esfuerzo y de poco éxito, lo que hace que las fantasías positivas sean un factor de riesgo a largo plazo. (…) No es de extrañar, entonces, que las personas que no pueden anticipar los resultados futuros positivos se depriman”, agregan los investigadores.

Dada la naturaleza correlacional de estos estudios, se necesita más investigación experimental para determinar si existe una relación de causalidad directa entre fantasías positivas y síntomas depresivos en el largo plazo.

Todo parece indicar que la energía psíquica dedicada a fantasear buenos resultados distrae del trabajo que tendría que realizarse para lograr esos resultados en la realidad.

Tampoco es extraño que las fantasías surjan como una defensa ante  los estados depresivos, con lo que cuando los resultados reales de exámenes, trabajos o tareas llegan y son muy negativos el soñador es presa del desconcierto, ya que en su imaginación todo iba bien,  mientras que  la realidad era totalmente distinta.

A la inversa: las personas excesivamente preocupadas por los resultados de sus estudios, trabajos o tareas, suelen dudar de estar haciendo todo lo posible para obtener los resultados deseados, esto hace que se esmeren y cubran todos los posibles ‘huecos’ de sus actividades y por lo general, los resultados corresponden a sus expectativas.

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