‘Diálogo con el tiempo’, exposición interactiva sobre vejez y envejecimiento inaugurada por el presidente de Alemania en Berlín

‘Diálogo con el tiempo’, exposición interactiva sobre vejez y envejecimiento inaugurada por el presidente de Alemania en Berlín

La exposición acentúa el promedio de vida actual, la calidad de vida de la gente mayor y el cambio de mentalidad para no ver la vejez como un deterioro

Se interactúa con los otros visitantes para descubrir la imagen, los temores, las esperanzas que el envejecer despierta en cada persona

Se interactúa con los otros visitantes para descubrir la imagen, los temores, las esperanzas que el envejecer despierta en cada persona

El presidente de Alemania, Joachim Gauck, inauguró en Berlín una exposición que se propone ser toda una experiencia interactiva para que los visitantes se planteen qué quieren del crepúsculo de su vida, es decir, de su vejez.

El mandatario alemán tiene 75 años. En el libro de honor de la exposición titulada “Diálogo con el Tiempo” en el Museo de Comunicación en Berlín, escribió hoy: “No negar los lastres, reconocer los potenciales, enriquecerse en experiencia”.

La exposición pone el acento en que el promedio de vida era hace un siglo de 50 años, mientras que ahora es de 80. Eso significa 30 años más de vida. Sociedades como la alemana están en un proceso de cambio porque el número de gente que envejece va en aumento.

Las interrogantes, ejes de la muestra, son: ¿Cómo abordamos ese tiempo?, ¿Qué esperamos de la vejez?, ¿Qué problemas y que oportunidades encierra el cambio demográfico?, ¿Cómo queremos vivir en la vejez? y ¿Qué desafíos trae consigo el envejecer?.

La exposición requiere de guías para que los visitantes puedan jugar e interactuar con los objetos que muestra la exposición.

Una de las guías, por ejemplo, tiene 92 años. Su nombre es Gertrude Rosemann y está en pleno uso de su vigor y su capacidad corporal, así como de todas y cada una de sus facultades. Es la decana del grupo de 33 guías, cuyos miembros no tienen menos de 70 años.

Es una exposición en la que tanto niños, como jóvenes y adultos experimentan por sí mismos las facetas del envejecimiento, desarrollo al que están sujetos todos los seres humanos, tales como el peso que se siente en las piernas cuando un anciano sube las escaleras, o el temblor de la mano que dificulta abrir una puerta con una llave.

El planteamiento que propone la exposición es que “cuando aprendemos a no equiparar envejecimiento con deterioro total, y en vez de eso descubrimos los potenciales que éste trae consigo, el cambio demográfico (en un país) puede organizarse exitosamente”.

Se destaca que las continuas innovaciones tecnológicas y una vida en la que se asume la responsabilidad consciente de uno mismo, posibilitan que muchas de las desventajas de la vejez pueden compensarse e incluso evitarse.

En la exposición se interactúa también con los otros visitantes para descubrir la imagen, los temores, las esperanzas que el envejecer despierta en cada persona.

Una de las instalaciones más interesantes es la de las cabinas parlantes, una mezcla de dibujo y presencia humana en la que alemanes de edad cuentan sus experiencias con la vejez, y porque decidieron vivirla de una determinada manera.

Uno entra en una especie de carpa hecha de una tela semitransparente, se coloca los audífonos que hay ahí y entonces aparece el rostro, proyectado por un beamer, de quien cuenta vívidamente su experiencia: porqué disfruta de su vejez, como superó los lastres de la artrosis, que piensa de la vida cotidiana.

Después de los meses de preparación para ser guía en la exposición, Gertrude Rosemann puntualiza lo que ha aprendido, pues todo el mundo se lo  pregunta,  y lo que considera necesario para una vejez vital,: tener una tarea, mantener contacto con otras personas, y hacer todos los días una cosa que a uno lo alegre.

“De esa manera uno puede sobrellevar más fácilmente el dolor de espalda u otras molestias”, dice sonriendo.

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