El Jaguar, corre peligro de desaparecer

El Jaguar, corre peligro de desaparecer

 

  • Es mayor el riesgo de lo que se pensaba. En México hay alrededor de cuatro mil
  • En el planeta aún existen unos 64 mil de esos felinos y 34 subpoblaciones. En El Salvador y Uruguay ya ha desaparecido; en Argentina hay menos de 50 ejemplares

 

Laura Romero.- Un estudio realizado por investigadores del Instituto de Ecología (IE) demuestra que el jaguar (Panthera onca) está en mayor peligro de extinción de lo que se pensaba.

Como resultado de la indagación, hoy en día se tiene, por primera vez, el cálculo de cuántos jaguares habitan el planeta, unos 64 mil, y se sabe que hay 34 subpoblaciones de la especie –desde el norte de México hasta Argentina–, de las cuales 33 están en peligro o riesgo crítico de extinción.

 

De ese total, 57 mil, es decir, 90 por ciento, se ubican en una sola subpoblación, la de la Amazonía, que abarca regiones de Brasil, Perú, Ecuador y Colombia; se trata de la única que, por su tamaño, no está considerada en peligro. Las restantes contienen a sólo 10 por ciento de los ejemplares, es decir, cerca de siete mil jaguares. En México, según esta estimación, hay alrededor de cuatro mil.

 

Los resultados del trabajo conjunto de los laboratorios de Ecología y Conservación de Vertebrados Terrestres y de Fauna Silvestre del IE, a cargo de Rodrigo Medellín y Gerardo Ceballos, respectivamente, fueron publicados en el número más reciente de la revista Oryx. The International Journal of Conservation.

 

Rodrigo Medellín.

Dicho artículo surgió del libro El jaguar en el siglo XXI: la perspectiva continental, también coordinado por los científicos y sus colegas, en el que participaron 50 autores de 12 países.

Mediante la detección de subpoblaciones pequeñas, aisladas, con protección deficiente o densidades de poblaciones humanas muy altas, y al precisar la vulnerabilidad de cada una de ellas, será posible determinar las prioridades de conservación para esta icónica especie.

Pero no sólo eso. Los universitarios propondrán también a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que en la Lista Roja que se usa en todo el mundo como guía para políticas y prácticas de conservación, no se evalúe a las especies por el total de su población, sino por la situación de cada una de sus subpoblaciones.

No deben seguirse haciendo evaluaciones únicas, consideraron; un ejemplo claro es el jaguar, que en ese listado aparece como “casi amenazado”.

En El Salvador y Uruguay ya ha desaparecido; en Argentina hay menos de 50 ejemplares, y esta nación junto con Honduras, serían las próximas en borrar el nombre de Panthera onca de sus listas de biodiversidad.

En el caso de México se ha perdido más de 40 por ciento de su distribución en el territorio, limitándose a las áreas más aisladas y de difícil acceso en las costas del Pacífico y del Golfo de México, las sierras madre Occidental y Oriental, y el sur-sureste.

 

Gerardo Ceballos.

 

Su permanencia es una moneda en el aire, y “va a caer en los próximos 10 o 15 años; si en ese tiempo no tenemos una política de conservación robusta, sólida y establecida, y las poblaciones no están en absoluta seguridad, podríamos perderlos”, consideró Medellín.

“Siendo un icono de nuestro pueblo sería una vergüenza para los mexicanos –incluyendo a la población que no coexiste con el majestuoso animal– que así ocurriera, porque todos tenemos algo que hacer, como exigir el fortalecimiento de las políticas de conservación”. Si se extingue, dijo, la responsabilidad será de todos.

En cambio, si se articulan los esfuerzos correctamente podemos salvar no sólo a la especie, sino además a las selvas y bosques que mantienen casi 45 por ciento de toda la diversidad biológica del país, es decir, a miles de otras especies de plantas y animales, añadió Ceballos.

 

 

Amenazas latentes

 

Ocelotl, en náhuatl; balam, en maya, el jaguar ha sido relacionado con la valentía, el poder, la noche, el inframundo, la fertilidad de la tierra y la muerte en diversas culturas de México. Desde la mitología de las culturas precolombinas, el hermoso felino “ha tenido un papel importante como una de las deidades más notables y veneradas del mundo antiguo” (El jaguar en México, Gerardo Ceballos, et al., 2011); tal fue su significado en la cosmovisión de los olmecas que se les llamó el “pueblo jaguar”.

Actualmente, para su sobrevivencia, la especie enfrenta diversas amenazas. Las principales son la pérdida y fragmentación de su hábitat, la agricultura y la ganadería, la cacería, la disminución de sus presas (mamíferos, aves, reptiles y peces) y la expansión de los asentamientos humanos. “No sólo nos metemos a su casa, sino que incluso la destruimos al talar la selva. También nos comemos su alimento, porque nos gusta consumir venado y jabalí. Así, competimos con el jaguar por el espacio y la comida, y además les ponemos enfrente ganado y le decimos ‘si lo tocas, te mueres’”, recalcó Medellín.

La gente también los caza porque quieren colgar su piel en una pared, o porque la hija quinceañera desea un collar con sus dientes, para sentir la adrenalina de haber matado al felino más grande del continente o simplemente porque se les cruzó en el camino. Es patético, calificó el científico.

Por fortuna, México cuenta en el Instituto de Ecología de la UNAM con el grupo con mayor impacto en conservación y estudios sobre el jaguar en todo el mundo, expresó Ceballos, así como con el compromiso de diversos sectores para la preservación de esa especie.

 

 

Bajo el liderazgo del experto se organizó hace unos años la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar que agrupa a los dueños de las tierras, gobierno federal, organizaciones no gubernamentales y el sector académico.

Medellín precisó que entre otras cuestiones, se ha realizado el primer censo en el mundo para esta especie, efectuado durante tres años de planeación y estudios (2009-2011) y abarcó 12 entidades de la República. No sólo estimó el número de jaguares en cuatro mil, sino que también colocó a México como líder en el desarrollo de estrategias de conservación del felino.

 

Segundo censo

 

En la actualidad, anunció Ceballos, se realiza el segundo censo para determinar si la población se ha mantenido, aumentado o decrecido. “Eso nos dirá si lo que hacemos está bien o hay que fortalecer ciertas áreas”. A finales de año se conocerán los resultados; hasta el momento parecen alentadores pues, al parecer, va en incremento.

Igualmente, con el trabajo de la comunidad científica se ha logrado que el gobierno de México tome al jaguar como una especie insignia y en la COP 13, efectuada en diciembre pasado en Cancún, se lograron acuerdos muy relevantes, como el establecimiento de 2.5 millones de hectáreas más de reservas naturales antes de que acabe este sexenio.

Asimismo, para establecer los corredores del jaguar, áreas con pago por servicios ambientales, ganadería no intensiva y que permitan a los felinos caminar desde la frontera con Estados Unidos en Sonora, por toda la costa del Pacífico hasta Chiapas, y desde Tamaulipas por el litoral del Golfo hasta la península de Yucatán.

Porque en esta última se encuentra la mayor población de jaguares en México, se convino fortalecer la reserva de la biosfera de Calakmul y establecer una nueva que va de Cancún a Sian Ka’an y que protegerá 480 mil hectáreas de selva para el jaguar y miles de especies más.

Igualmente, con el apoyo de las secretarías de Medio Ambiente y Recursos Naturales y la de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación se estableció una estrategia de trabajo con ganaderos en la que, por ejemplo, éstos se comprometen a no matar jaguares, y si el felino ataca a un becerro, el gobierno federal resarce la pérdida, siempre y cuando no se haya desmontado más selva ni cazado venados y jabalíes, puntualizó Rodrigo Medellín.

Para septiembre de este año, anunciaron los especialistas universitarios, se espera la realización del primer congreso internacional del jaguar, con la participación de expertos de países donde habita esta especie, para intercambiar estrategias de conservación y tener los mismos protocolos de estudio, entre otros aspectos.

 

 

Las poblaciones mejor conservadas en México se encuentran en la Península de Yucatán, Oaxaca y Chiapas, con unos mil 800 ejemplares. En Sonora y Sinaloa podría haber cerca de 400; en la costa media del Pacífico, en Nayarit, Jalisco y Colima, aproximadamente 300; y de Michoacán a Chiapas, 650.

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