Futuro desolador aguarda a la infancia vulnerable
Futuro desolador aguarda a la infancia vulnerable
- El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF, le pronostica más pobreza, analfabetismo y muerte prematura
- Al menos 69 millones de niños de menos de 5 años en el mundo morirán debido a causas que en su mayoría se pueden evitar
- En México, 21 millones de infantes y adolescentes se encuentran en condiciones de alta marginalidad
- Los paros magisteriales y las movilizaciones en Oaxaca, Guerrero, Chiapas y Michoacán violentan el derecho de los menores a la educación
Nueva York, 28 de junio – Sobre la base de las tendencias actuales, un total de 69 millones de niños menores de 5 años morirán debido a causas que en su mayoría se pueden evitar; 167 millones de niños vivirán en la pobreza y 750 millones de mujeres se habrán casado siendo aún niñas en 2030, la fecha límite para los objetivos de desarrollo sostenible, a menos que el mundo concentre sus esfuerzos en la situación de los niños más desfavorecidos, según el informe publicado hoy por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
El Estado Mundial de la Infancia, el principal informe anual de UNICEF, describe un panorama desolador sobre lo que les espera a los niños más pobres del mundo si los gobiernos, los donantes, las empresas y las organizaciones internacionales no aceleran los esfuerzos para solucionar sus necesidades.
“Negar a cientos de millones de niños una buena oportunidad en la vida significa algo más que amenazar su futuro: al exacerbar los ciclos intergeneracionales de desventaja, se está poniendo en peligro el futuro de sus sociedades”, dijo el Director Ejecutivo de UNICEF, Anthony Lake. “Tenemos una opción: invertir ahora en estos niños o permitir que nuestro mundo sea aún más desigual y esté más dividido”.
En el caso de México, el UNICEF , a pesar de reconocer avances a nivel nacional, señaló que la infancia mexicana se encuentra afectada por cuatro dimensiones principales de desigualdad: el precario ingreso de los hogares en los que habitan, su origen étnico, su lugar de residencia y el género. Las condiciones de vida para los menores de origen indígena son las peores: nueve de cada diez infantes están en la miseria.
Ese organismo mundial advirtió que alrededor de 21 millones de niños y adolescentes entre 0 y 17 años de edad, se encuentran en condiciones de alta marginalidad por la desigual social.
La representante de UNICEF en México, Isabel Crowley, señaló que los niños tienen el derecho a estar en la escuela, y las autoridades educativas la obligación de garantizar ese derecho, que se violenta con los paros magisteriales y las movilizaciones en Oaxaca, Guerrero, Chiapas y Michoacán.
Dijo también que la educación de calidad debe ser una realidad en México, porque de lo contrario se pone en riesgo a los niños a no salir de la pobreza; si se avanza en la educación de calidad, como lo marca el Plan Nacional de Desarrollo, se tienen los elementos para superar la pobreza, precisó.
En el marco de la presentación del reporte ‘El Estado Mundial de la Infancia 2016’, Isabel Crowley exhortó a la Secretaría de Educación Pública a que se cumpla con el derecho a la educación a los niños de esas cuatro entidades federativas, porque se tiene considerado que por cada año adicional que los menores reciben de educación, se incrementa su ganancia en 10 por ciento en edad adulta.
Crowley ratificó que los niños tienen el derecho a estar en la escuela, y que las autoridades educativas deben poner atención para atender a la población más desfavorecida, porque de lo contrario se impide su desarrollo.
El informe mundial de la UNICEF señala que se han logrado progresos considerables en la tarea de salvar las vidas de los niños y de lograr que vayan a la escuela, así como de sacar a mucha gente de la pobreza. Las tasas mundiales de mortalidad de menores de cinco años se han reducido a más de la mitad desde 1990, los niños y niñas asisten a la escuela primaria en un pie de igualdad en 129 países y el número de personas que viven en la extrema pobreza en todo el mundo es casi la mitad de lo que ocurría en la década de 1990.
Pero este progreso no ha sido uniforme ni justo, dice la publicación. Los niños más pobres tienen el doble de probabilidades que los más ricos de morir antes de cumplir cinco años y de sufrir desnutrición crónica. En gran parte de Asia meridional y África subsahariana, los niños nacidos de madres que no han asistido a la escuela tienen casi 3 veces más probabilidades de morir antes de los 5 años que aquellos nacidos de madres con una educación secundaria. Y las niñas de los hogares más pobres tienen el doble de probabilidades de casarse en la infancia que las niñas de los hogares más ricos.
En ninguna parte el panorama es más sombrío que en África subsahariana, donde por lo menos 247 millones de niños –o 2 de cada 3– viven en medio de una pobreza multidimensional, privados de lo que necesitan para sobrevivir y desarrollarse, y donde casi el 60 por ciento de los jóvenes de 20 a 24 años de la quinta parte más pobre de la población ha tenido menos de cuatro años de escolaridad. Según las tendencias actuales, de acuerdo con las proyecciones del informe, las cifras de África subsahariana en 2030 serán las siguientes:
Aunque la educación desempeña un papel único en la nivelación del terreno de juego para la infancia, dice el informe, el número de niños que no asisten a la escuela ha aumentado desde 2011, y una proporción significativa de los que acuden a la escuela no logran aprender. Unos 124 millones de niños no reciben hoy en día enseñanza primaria o secundaria, y casi 2 de cada 5 alumnos que terminan la escuela primaria no han aprendido a leer, escribir o hacer cálculos aritméticos simples.
El informe describe las pruebas que indican que las inversiones en los niños más vulnerables pueden producir beneficios inmediatos y a largo plazo. Las transferencias de efectivo, por ejemplo, han demostrado su utilidad para ayudar a los niños a permanecer en la escuela más tiempo y avanzar a niveles superiores de la enseñanza. Como promedio, cada año adicional de educación que el niño recibe aumenta sus ganancias cuando se convierte en adulto en aproximadamente un 10%. Y por cada año adicional de escolaridad que los jóvenes de un país terminan como promedio, las tasas de pobreza de ese país descienden en un nueve por ciento.
La desigualdad no es inevitable ni insuperable, sostiene el informe. Obtener mejores datos sobre los niños más vulnerables, aplicar soluciones integrales a los desafíos que enfrentan los niños, establecer formas innovadoras de abordar los antiguos problemas, realizar inversiones más equitativas y aumentar la participación de las comunidades son todas ellas medidas que pueden ayudar a nivelar el terreno de juego para los niños.