La creatividad no tiene edad
La creatividad no tiene edad
- El cuerpo envejece pero no la actividad creadora del espíritu
- El envejecimiento debe ser el inicio de un nuevo proyecto de vida para las Personas Adultas Mayores
- “La hora pasa, la pena se olvida, la obra queda”.
Enrique POZÓN
En el siglo XXI estamos ante la definición del envejecimiento que queremos para que este fenómeno no se convierta en un problema. Las personas mayores tienen un impresionante bagaje para ser creativos. El cuerpo envejece pero no la actividad creadora del espíritu.
No se deja de crear al envejecer. Se envejece cuando se deja de crear. La historia de la humanidad está llena de viejos creativos. El cerebro es el “as en la manga” que todas las personas tienen y deben saber utilizar adecuadamente en la vejez. En el juego de la vida, la carta más alta es la capacidad de valerse de las actividades mentales y psíquicas propias, sobre todo durante la vejez.
Somos autores de nuestro propio envejecimiento. La poca o mucha vida que tenemos por delante no depende de una cantidad sino de una calidad que tiene que ver con nuestro esfuerzo. Se produce una necesaria inversión, entrando, sin darnos cuenta en otra dimensión, sin dejar por eso de vivir el presente que nos corresponde, con toda su intensidad y grandeza.
En el último tercio del siglo XX tuvo lugar la revisión de ciertos códigos culturales como reacción alternativa contra los mitos populares de dependencia, lo que ha posibilitado el fortalecimiento del concepto de persona mayor, reconstruyéndose la identidad de este grupo etario.
El paradigma aplicado a la etapa de la vejez, se expresa en la mentalidad colectiva; en la forma como la sociedad piensa, percibe y trata la vejez; en las políticas sociales del Estado hacia el sector de la persona mayor; y en los conceptos que desarrollan las disciplinas científicas acerca de la vejez en cuanto a ciertos productos o bienes culturales.
Si miramos hacia adelante se perfilan nuevos modelos de personas mayores, con más recursos sociales, culturales, educacionales y financieros que protagonizaran una vejez diferente frente a los desafíos que lleva consigo hoy, el crecimiento, la globalización, la apropiación de nuevas tecnologías, los roles a desempeñarse en una sociedad del conocimiento, etc.
El “envejecimiento activo” ha supuesto un paradigma positivo a la hora de afrontar lo que significa para la humanidad conseguir incrementar su esperanza de vida, en unas condiciones globalmente mucho más óptimas de las que hasta ahora venía disfrutando. El envejecimiento debe ser el inicio de un nuevo proyecto.
La creatividad es un potencial propio de la especie humana. La persona mayor creativa potencia su intuición y mantiene una visión renovada de la vida. El cuerpo envejece, pero no la actividad creadora del espíritu. Si creatividad es la combinación y transformación de elementos, para obtener otros novedosos, las personas mayores tienen un impresionante bagaje para ser creativos.
Las personas mayores del mañana serán muy distintas a las actuales. Los mayores capaces de protagonizar un nuevo perfil de envejecimiento serán la generación nacida en la década de los años 60 del siglo XX plenamente escolarizada, que inventó la cultura de la juventud en su momento, y la nueva cultura adulta, con el cambio al siglo XXI.
Cuando alcance el predominio político por razón de su superioridad numérica inventará la futura cultura del “nuevo envejecimiento”. El siglo XXI pide otro nivel que permita que los mayores se impliquen en la sociedad desde el punto de vista de la reflexión y la crítica.
Victor Frankl (1905–1997), neurólogo y psiquiatra austriaco, escribió el libro El hombre en busca de sentido, en el que escribió: “la vida es transitoriedad, por lo que más tarde o más temprano todo va a desaparecer. Pero no hay que olvidar que lo transitorio, lo que pasa, es simplemente la oportunidad de lograr un sentido, que a su vez es incluido en la realidad del pasado. Nadie puede robarnos la riqueza que hayamos cosechado y guardado”. “La hora pasa, la pena se olvida, la obra queda”.
Enrique Pozón es Doctor en Ciencias de la Educación