Latinos de la Tercera Edad se enfrentan a la soledad

Latinos de la Tercera Edad se enfrentan a la soledad

 

  • Adultos mayores de Chicago dicen que no quieren ser una ‘carga’ por lo que terminan viviendo solos, sin visitas familiares ni apoyo social
La señora Yolanda, una hondureña de 77 años, es viuda y madre de siete hijos. Vive sola en un pequeño apartamento en Chicago subsidiado por el gobierno.
La señora Yolanda, una hondureña de 77 años, es viuda y madre de siete hijos. Vive sola en un pequeño apartamento en Chicago subsidiado por el gobierno.

 

Texto y fotos de Marcela CARTAGENA

En el verano de 1995, aproximadamente 750 personas murieron a causa de una ola de calor que azotó Chicago, en su mayoría adultos mayores que vivían solos, aislados y en condiciones de pobreza. Las víctimas no tenían aire acondicionado y, por temor a los crímenes, no abrían las ventanas.

No hay una cifra por parte del Censo ni del estado de Illinois que indique cuántos adultos mayores latinos viven solos en Chicago. Pero a nivel nacional, según un análisis del último Censo, alrededor del 21% de los adultos (no hay diferenciación entre grupos étnicos) de 65 años o más viven solos.

Osvaldo Caballero, supervisor de los Servicios de Protección para Adultos, una organización sin fines de lucro financiada por el Departamento sobre Envejecimiento, dice que el problema de adultos mayores que se encuentran en esta situación ha ido aumentando. A través del programa de la ciudad de Chicago ‘Chequeo de bienestar’ (well-being check) funcionarios han podido encontrar a personas mayores de edad que están aisladas o que se encuentran en una situación de abuso. “La ciudad provee entrenamiento también a las empresas de servicio público como Comcast, Comed, quienes nos alertan sobre casos de aislamiento y abuso a través del 312”, dijo Caballero.

“Nos ha tocado ver casos de ancianos que no son documentados, quienes no tienen número de seguro social ni historial de trabajo y no califican para los beneficios [estatales]. Lo que se intenta hacer es buscar apoyo con las agencias nonprofit [sin fines de lucro], iglesias, entre otros, lo cual no es fácil de encontrar”, añadió Caballero.

Una de las organizaciones más importantes de Chicago que ayuda a latinos en situaciones de vida vulnerables es Casa Central, que también ofrece ayuda a personas de la tercera edad.

La Raza entrevistó a dos mujeres que han vivido solas por varios años y que visitan Casa Central un par de veces a la semana donde puede socializar con otros adultos mayores.

La señora Yolanda, una hondureña de 77 años, viuda y madre de siete hijos, vive en un pequeño apartamento en Chicago subsidiado por el gobierno por $100 al mes. Recibe $480 mensualmente por parte del gobierno, más $189 en vales de comida.  Aunque  tiene una familia numerosa, ella prefiere su independencia porque no quiere ser una “carga” para sus hijos. “Usted sabe cómo son las cosas aquí en Estados Unidos, cada uno en su mundo. Nosotros tenemos que buscar nuestro lugar para vivir tranquilos”, dijo.

¿Qué pasaría si le llegase a pasar algo y nadie está ahí para ayudarla? “Me preocupa porque si a media noche me da un ataque al corazón, que Dios no lo permita, no sé qué pasaría”, dijo.

A pesar de todo, la señora Yolanda dice ser optimista y alegre. Un par de veces a la semana visita Casa Central, donde se junta a comadrear con sus amigas y disfruta de actividades para adultos mayores que esta organización sin fines de lucro ofrece. “Soy novelera, llamo a mis amigas cuando quiero conversar. Me entretengo con mis cosas”, explicó.

Para la señora Delarta, puertoriqueña de 74 años, la experiencia de vivir sola tiene sus lados positivos pero a menudo se siente sola.
Para la señora Delarta, puertoriqueña de 74 años, la experiencia de vivir sola tiene sus lados positivos pero a menudo se siente sola.

Para la señora Delarta, puertoriqueña de 74 años, la experiencia de vivir sola ha tenido altos y bajos. Se mantiene ocupada meditando, limpiando, cocinando y saliendo con sus amigas. Pero dijo sentirse sola porque se da cuenta que sus dos hijas tienen sus propias vidas y a menudo no la visitan.

“A veces se me seca la boca porque no tengo con quien hablar”, dijo. “A veces digo, Dios mío, yo tuviera con quien hablar, yo tuviera a alguien aunque sea que me ayude con los paquetes. Sinceramente me siento joven por dentro y me gustaría tener una acompañante, que pudiéramos hablar”.

Explicó, por ejemplo, que un día la operaron de la vista y al día siguiente se las tuvo que ingeniar para atenderse sola.

¿Estamos preparados?

Tatiana Sanjuines, directora de programas del Centro de Bienestar para Adultos de Casa  Central, conversó con La Raza acerca de la soledad entre los latinos de la tercera edad.

“Nosotros los hispanos no planeamos. Queremos quedarnos en la casa pero no hacemos nada para cuando llega la hora de vivir solos. No ahorramos, no hacemos un plan de retiro”, dijo Sanjuines. “Ser mayor no tiene que ser una carga, sino que una oportunidad de hacer todo lo que uno quiera y cosas que antes nunca hizo. Hay muchos recursos que no se aprovechan, en parte porque no saben inglés”.

Juana Reyes, supervisora de servicios para adultos mayores en Casa Central, añadió: “Es triste porque los vemos enfermos y con depresión, no tienen ganas de comer, no se toman sus medicamentos a tiempo y no se la toman o las toman demás”.

La organización ofrece a adultos mayores servicios de ayuda a domicilio, donde las personas que viven solas se les asiste con comida, limpieza del hogar, lavandería e higiene personal, entre otros servicios. A través este programa, los trabajadores que realizan estas labores ven la realidad dura que muchos de estas personas viven a diario, como la depresión y abandono de sí mismas.

Es el caso de una mujer, por ejemplo, que vivía en condiciones precarias que señalaban abandono de sí misma. “La señora dormía en un sofá y hacia sus necesidades en un vaso”, contó María Bernavé, supervisora del programa de servicios ayuda a domicilio en Casa Central. “Rechazó todo tipo de ayuda”.

“La verdad es que ellos [los ancianos que viven solos] se sienten deprimidos. A veces no quieren comer, no tienen quién los motive, están solitos en un cuarto sin hablar con nadie”, dijo. “Las únicas personas con quien pueden conversar son las trabajadoras esas pocas horas que están ahí. A veces le decimos a las trabajadoras que los no quieren que se limpie [la casa], que los escuchen y platiquen con ellos”.

En Chicago también hay otras organizaciones que ofrecen ayuda a los adultos mayores. Desde 1972, la organización Solutions Care ha ofrecido ayuda a latinos de la tercera edad en Berwyn y Cicero, en forma gratuita o bajo costo, a través de programas de comida a domicilio, limpieza en las casa, servicios de ayuda a domicilio y servicios de emergencia, entre otros programas.

Jorge Velázquez, supervisor de ayuda a ancianos discapacitados, dice que a través de sus programas se ha visto un aumento de personas que viven solas. “Algunos de ellos buscan ayuda para la depresión, tristeza, por no poder hacer lo que ellos podían hacer antes”, dijo. “Quieren estar independientes pero a la vez ellos definitivamente sienten que el estar solos sí les afecta”.

Este artículo fue realizado con el apoyo del Journalists in Aging Fellowship, un programa de New America Media y la So­ciedad Gerontológica de América patro­cinado por Silver Century Foundation.

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