Termina la era de la opacidad en México
Termina la era de la opacidad en México
Anuncia López Obrador que la adquisición de medicamentos del sector salud se harán públicas. Se acabará con la corrupción en las licitaciones de compras del gobierno mexicano. No se hará por decreto, simplemente se terminará la era de la corrupción.
El presidente Manuel López Obrador ha decidido destapar uno de los mecanismos más oscuros de la administración pública mexicana, la adquisición de medicamentos para los hospitales, centros de salud e instituciones de tercer nivel del sistema de salud mexicanos.
La adquisición de medicamentos para los derechohabientes de las instituciones de salud mexicanos ha permanecido como uno de los secretos de un Estado, mejor ocultados por su opacidad en las compras de miles de millones de pesos que no se sabe públicamente a las corporaciones, laboratorios y empresas beneficiadas.
Un ex director del Centro Médico la Raza del Instituto Mexicano del Seguridad Social (IMSS) comentaba que la adquisición de medicamentos se realiza sin licitación cuando se trata de compras de “emergencia” sin saber montos ni las razones sociales de las empresas y distribuidoras beneficiadas.
El IMSS como la secretaría de Salud federal, las secretarias de las 32 entidades de la República, el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores al Servicio del Estado (ISSSTE), forman un conjunto de instituciones de salud que atienden a la mayor parte de los 130 millones de habitantes del país.
Tan sólo el Instituto Mexicano del Seguro Social atiende a unos 74 millones de los derechohabientes, la mayor parte de los usuarios del sistema de salud.
La opacidad ha sido el signo de las compras de medicamentos ya que depende de las decisiones de los titulares de las secretarías de Salud que las realizan sin ningún protocolo de transparencia.
López Obrador, en la conferencia de prensa de este lunes, a partir de las siete de la mañana, en el Salón de la Tesorería de Palacio Nacional, anunció un Plan de Salud para este fin de semana en la ciudad de Mérida, al sur este del país, que incluirá la forma de cómo se habrán de adquirir los medicamentos.
El nuevo presidente de México está empeñado en un combate a fondo de uno de los cánceres que han deteriorado las relaciones y la vida de las instituciones mexicanas, la corrupción que ha erosionado los muros de las instituciones públicas del país.
“Las compras de medicamentos se van a licitar”, dijo López Obrador en esa conferencia de la mañana, donde también anunció que se transparentarán las nóminas de todos los trabajadores al servicio del Estado para acabar con los compadrazgos y los llamados “aviadores” que cobran sin trabajar por ser parientes y amigos de funcionarios públicos.
Las nóminas de los burócratas son una infranqueable red de pagos extras, compensaciones que evaden controles y que han minado las finanzas públicas mexicanas a lo largo de los sexenios.
“Se acaba la corrupción” en el gobierno, dijo el mandatario mexicano. “No se acaba por decreto, se va a terminar porque no se va a permitir”.
La nueva batalla contra la corrupción en México la ha encuadrado dentro de la Cuarta Transformación de la República, la primera fue de la independencia en 1821; la Reforma de Benito Juárez en la mitad del siglo pasado y la Revolución Mexicana que se inició en 1910 con la caída del dictador Porfirio Díaz.
Como ejemplo de la corrupción mexicana que ha invadido todas esferas de la vida pública mexicana, López Obrador mencionó la pavimentación de las carreteras, calles o vialidades que se realizan con pequeñas capas de “chapopote” que no resisten las lluvias para que vuelvan a ser reparadas con altos costos para el erario público.
En la ceremonia de entrega del Premio Nacional de Derechos Humanos, realizada por la tarde, López Obrador dijo que se el “Estado chueco”, refiriéndose a la corrupción y aseguró que prevalecerá el “Estado de Derecho”.
“Estado de Derecho, que significa independencia, autonomía, respeto de los poderes. Se termina la vieja práctica porfirista de que la Constitución se respetaba en la forma, para violarse en el fondo”.
También afirmó que se termina también la vieja práctica de que el poder de los poderes era el Ejecutivo, que el Poder Legislativo y el Poder Judicial estaban subordinados. “Eso se acabó. Y vamos a convertir en realidad el principio de los liberales del Siglo XIX: al margen de la ley, nada. Por encima de la ley, nadie”.
“Y ya empezamos”, manifestó el presidente.” Ya envié una iniciativa de ley para reformar el 108 constitucional y quitar el fuero al Presidente. Desde la Constitución de 1857 al Presidente sólo se le puede juzgar por delitos de traición a la Patria y en esa Constitución también se le podía juzgar por delitos electorales”.
En su estrategia contra la corrupción, López Obrador destacó que desde su gobierno se va a poder juzgar hasta el presidente de la República “por cualquier delito, como a cualquier otro ciudadano. Y se va a poder juzgar al presidente en funciones. Se acaban los fueros, se acaban los privilegios”.
Los fueros a que se refiere el presidente mexicano ha sido la forma en que los servidores públicos en este país han eludido responsabilidades sobre la corrupción, que anunció ante abogados, mujeres y hombres reunidos en el Salón de la Tesorería, se convierte en delito grave.
“Imagínense, en qué país vivíamos, con qué leyes, que la corrupción no era delito grave”, les expresó a un nutrido grupo de abogados y abogadas de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
También López Obrador se comprometió a cumplir con todas las recomendaciones que le haga la Comisión de los Derechos Humanos que cualquier ciudadano o ciudadana afectada por negligencias o violaciones a sus derechos por parte de servidores públicos del nuevo gobierno.