Un centenario de 113 años de edad que estuvo sentado entre Villa y Zapata

Un centenario de 113 años de edad que estuvo sentado entre Villa y Zapata

Llegó con las fuerzas de Villa a la capital en 1914; recuerda muy bien el encuentro entre los dos caudillos en Xochimilco

Foto: T E
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“Yo no necesito nada, estoy fuerte, tengo muy bien todo, no me duele nada”, dice don Federico, quien viaja en Metro, sube a una micro, sabe muy bien su dirección, la colonia donde vive, la manzana donde está su casa y hasta el número de lote donde se ubica en el barrio de  Corpus Christi, en la delegación Álvaro Obregón  de la Ciudad de México.

Llegó por primera ocasión a la Ciudad de México en noviembre en 1914 junto con los revolucionarios de la División del Norte. Se llama Federico Valadés Bautista, quien declara tener 113 años, una de las cuatro personas adultas mayores que en la víspera del Día del Adulto Mayor  recibieron el homenaje en el Teatro Metropolitan por parte del gobierno de la Ciudad de México al rebasar el siglo de edad.

Valadés Bautista, campesino, albañil, nunca fue a la escuela porque en esos tiempos no la había, “sólo para los que tenían dinero y tenían una hacienda”. Asegura  haber sido testigo del encuentro entre Francisco Villa y Emiliano Zapata  en ese tormentoso 1914, cuando las tropas de villistas y zapatistas entraron a la capital de la república, después de que Venustiano Carranza la abandonó.

Lo narra con firmeza en sus palabras: “Yo venía con Villa, entramos por Zinatécuaro y la estación  Queréndano. Ahí paró en un lugar que se llama San Antonio. En Pénjamo dividió la mitad de su división, nosotros nos  fuimos a salir por Ciudad Hidalgo, y de ahí a Villa Victoria…”

“Zapata llegó al tercer día de que llegamos nosotros”, dice con un tono de seguridad este hombre que nació en 1902 para tener ahora 113 años de edad, en  Temascaltepec, un poblado Estado de México que tiene su origen en el siglo XVI,  con un nombre náhuatl que significa temazcalli, “baño de vapor”. Don Federico es a la fecha  vecino de la capital mexicana. Recuerda  que tenía “trece años” cuando conoció a Villa y a Zapata, quienes lo invitaban por chamaco a ir a la “Presidencia”.

Hace tres años don Federico estuvo en el lugar donde recuerda que encontraba la banca, donde ahora se localiza el deportivo Xochimilco. Dice que estuvo entre Villa y Zapata.

En Xochimilco Villa y Zapata firman un Pacto donde acuerdan apoyar el Plan de Ayala, repartir las tierras y de llevar a la presidencia a un civil.

“Yo les dije que aquí los espero, soy muy poca cosa,  cada oveja con su pareja”,  narra don Federico, quien recuerda que  por Oaxtepec y Mixquic llegó Zapata hasta Xochimilco.

Cuando se le olvidan las cosas, dice que reacciona “pero muy rápido”. Sus errores, asienta, los corrige muy rápido.

Foto: T E
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“Yo estoy verde todavía”, dice a TE, el Diario de la Tercera Edad, Federico Valadés Bautista cuando se le pregunta sobre su larga edad, ya que “depende de su padre”, de gente que duraron muchos años en su familia. La entrevista se realiza cuando este centenario se dirigía caminando hacia a la estación del Metro acompañado por una trabajadora social, quien lo despide cuando ya iba rumbo hacia la estación Balderas, porque a “don Federico” no le gusta que lo tomen del brazo ni que lo lleven hasta su casa en la delegación Álvaro Obregón.

Una señora lo escucha y se sorprende del color de la piel del centenario de 113 años de edad. “De su cutis rosado y casi sin arrugas”, le dice admirada la señora, quien intenta tocarle el rostro. Don Federico la evade. La trabajadora social Ivón Ramos, quien está con Don Federico habla de él: le gusta ser independiente, “no le gusta que lo agarren de la mano ni tampoco que se le acompañe a su casa, él se va al Metro y sabe qué ruta tomar”.

Foto: T E
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Este “joven” centenario de 113 años, en ese teatro Metropolitan ante cientos de personas adultas mayores, recibió el diploma por sus más de cien años junto con Hilario Antonio Partida Castellanos, de cien años,  Eufrosina Lara Loiza, de 102 años, y Natalia Quitzihuitl García,  de 105 años.

Don Federico habla con mucha claridad en sus palabras.  “Yo trabajé toda mi vida en el campo y en la albañilería y todavía quiero seguir trabajando, todavía quiero sentirme vivo”.

Cuando terminó el evento para celebrar El Día del Adulto Mayor”, este joven centenario salió por su propio pie, se colocó su sombrero, bajó las escaleras sin ayuda y caminó hacia las calles de Balderas. Don Federico se despide de  la trabajadora social y  camina hasta llegar al Metro Balderas,  aborda el convoy  hacia la estación  Tacubaya  para  tomar la ruta que va de El Rosario a Barranca del Muerto, desciende en la estación Mixcoac y de ahí a su casa.

Foto: T E
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