Es necesario anticiparse a las condiciones de dependencia de las Personas Adultas Mayores

‘No sólo en salud, también se deben adaptar entornos propicios y funcionales para mitigar y determinar un contexto favorable para esta población’, doctor  Luis Miguel Gutiérrez, Director del Instituto Nacional de Geriatría (Inger)  

Expertos del Inapam, Inger y CNDH coincidieron en señalar que Gobierno y sociedad civil pueden generar políticas transversales para atender a este sector que hoy representa 9.5% de la población total y que en 2050 se incrementará de manera considerable.

La población en México está pasando por un acelerado proceso de envejecimiento que requiere de políticas públicas aptas y eficientes. Este sector poblacional tiende a crecer y se estima que rebasa los 9.5 millones de personas de 60 años de edad y más, “México no tiene una visión prospectiva para la infraestructura adecuada, no cuenta con las condiciones para otorgar seguridad social, ni trabajo ni pensiones”, comentó Marcela Eternod Arámburu, Secretaria Ejecutiva del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), durante su participación en el Conversatorio Por una cultura de envejecimiento, con enfoque de género organizado por el Instituto Nacional de Desarrollo Social (Indesol).

Marcela Eternod, expuso que aunado a lo anterior, las personas adultas mayores se enfrentan a problemáticas como la falta de empleo, carencias económicas, enfermedades, mala percepción social y el deterioro físico y mental, por lo que propuso se implemente un Servicio Nacional de Cuidados, para reforzar, articular y construir políticas públicas de manera conjunta con la sociedad civil, los tres órdenes de gobierno, instituciones, sector social, de salud y las familias, así como parte obligada del estado y prioritario en los temas de la agenda post 2015.

Por su parte, Luis Miguel Gutiérrez, Director del Instituto Nacional de Geriatría (Inger), comentó que en la etapa de la senectud la dependencia obliga a requerir de atención médica y de alguien para que los asistan en enfermedades crónico degenerativas como hipertensión, diabetes, desordenes cardiovasculares y neurológicos como Parkinson y Alzheimer. “Tenemos que entender esta transferencia como un proceso natural y anticiparse a las condiciones de dependencia; no sólo es enfocarse en la salud, sino adaptar el entorno propicio y funcional que pueda mitigar y determinar un contexto favorable”, expresó.

Por ello dijo que el Inger se dedica a la investigación del proceso del envejecimiento además de desarrollar ciertos protocolos, actividades y cursos para entender, estudiar y compartir los conocimientos para hombres y mujeres en la edad provecta, “que bien los pueden llevar a mejorar sus condiciones de vida”.

Durante su participación Sergio Valdés Rojas, del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores, expuso que el Inapam como órgano rector de las políticas públicas a favor del envejecimiento en México, trabaja en diversos modelos de atención en los que se está asegurando la inclusión social de las personas adultas mayores, “ya que contamos con programas que ofrecen diferentes alternativas para seguir incluyendo a las personas adultas mayores a la vida productiva, a la convivencia, a interrelacionarse, además de hacerlos partícipes en actividades socioculturales, que les permiten mantenerse ocupados y evitando así la dependencia”.

Sostuvo que la corresponsabilidad debe basarse en las redes de apoyo formales como las de seguridad social, las OSC así como las redes informales con los familiares y la comunidad, para fortalecer los vínculos y optimizar las oportunidades de convivencia y adaptación en la ancianidad. También apuntó a las tecnologías de la información como una manera de innovar y comunicar acerca de la prevención y cultura del envejecimiento.

A su vez Bertha Acosta Huerta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), indicó “las personas adultas mayores deben verse como un valor Y no como una carga para la sociedad, definirlos en el marco sociocultural como un cúmulo de conocimientos con esencia espiritual”.

Al presentar un estudio destacó que en México somos 15 millones de habitantes, de los cuales 61, 958, 979 son mujeres lo que corresponde a un 51% de la población, es decir, que las féminas ocupan el mayor segmento en el contexto demográfico, que trae consigo una inapelable y la necesidad de crear oportunidades propias para ellas.

En el contexto Internacional derivado de un diagnóstico de la ONU reflejó que los derechos femeninos se encuentran con más desventajas económicas y sociales, porque han sido dependientes monetarias, no tienen acceso a la salud y la esperanza de vida es menor, por otra parte, las mujeres mayores sufren doble vulnerabilidad, porque son víctimas de violencia, están en marginalidad, algunas tienen discapacidad lo que disminuye su autonomía.

Finalmente María Angélica Luna Parra, puntualizó que “la transversalidad tiene que ser un reflejo en la legislación que visibilice a las personas adultas mayores y considerar esto como un asunto de importancia toral para el desarrollo del país”.