El abrazo mexicano a Chile

El abrazo mexicano a Chile

El gobierno  de Michelle Bachelet reconoce al ex presidente Luis Echeverría, a la señora María Esther Zuno de Echeverría, al Ingeniero Gonzalo Martínez Corbalá, junto con Socorro Díaz y  Ricardo Valero por su apoyo al exilio chileno después del golpe militar de 1973 en contra del gobierno del presidente Salvador Allende

Foto: T E
El Ingeniero Gonzalo Martínez Corbalá, Embajador de México en Chile durante el golpe de Estado de 1973. Foto: T E

Al cumplirse 43 años del cruento golpe militar que derrocó al gobierno socialista de Salvador Allende en Chile, que gobernó de septiembre de 1970 a septiembre de 1973,  el gobierno de la presidenta Michelle Bachelet reconoció al expresidente Luis Echeverría, su fallecida esposa María Esther Zuno de Echeverría, y al ingeniero Gonzalo Martínez Corbalá, quien fuera embajador de México en ese país.

Martínez Corbalá salvó  la vida de 700 ciudadanas y ciudadanos de ese país durante los aciagos días que siguieron  al once  de septiembre de 1973,   tras el golpe castrense ejecutado por el general Augusto Pinochet, el  dictador militar que gobernó ese país austral hasta 1990. Entre las personas que Martínez Corbalá propició que salieran de Chile tras el golpe militar, se encontraba la familia del presidente Allende, la señora Hortensia Bussi de Allende, hijas y nietos,  y también intentó rescatar al poeta Pablo Neruda.

El 15 de septiembre se registró uno de los más dramáticos episodios del rescate mexicano en Chile. En un telegrama enviado al entonces canciller Emilio Rabasa, el embajador mexicano en Chile Gonzalo  Martínez Corbalá le comunica la salida del primer grupo de asilados de la embajada y de la cancillería mexicana en Santiago hacia el aeropuerto. Corbalá le pide a Rabasa que “cruce los dedos”, dada la crispante atmósfera y las amenazas de los militares chilenos.

Foto: T E
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En el aeropuerto, el embajador  Martínez Corbalá y personal mexicano libraron una desesperada odisea, forcejearon físicamente con los militares chilenos que intentaron arrebatarles a los ciudadanos chilenos a quienes el gobierno mexicano ya les había otorgado el asilo. Dos militares mexicanos impidieron con gallardía que los militares chilenos ingresaran  al avión XASOY  a detener a uno de los asilados. La ruta del avión de Aeroméxico tuvo  como escala las ciudades de Lima y Panamá pero antes tuvo que aterrizar en Antofogasta, donde los militares chilenos les advirtieron de mantener cerradas las ventanillas del avión  bajo  la amenaza de disparar si las abrían.

Al aeropuerto solamente acompañaron el convoy mexicano de dos autobuses con el grupo de asilados, los embajadores de Israel, la India, la entonces URSS  y Guatemala. El resto del cuerpo diplomático en Chile pareció avalar el golpe.

Cuando el piloto del avión de Aeroméxico comunica al primer grupo de chilenos que han dejado el territorio chileno e ingresan al espacio aéreo peruano, en el avión se suscitaron emocionadas escenas, unos lloraron, otros cantaron, celebraron haber logrado salvar sus vidas. En el avión, el embajador Martínez Corbalá aprovecha para dar el grito de la independencia mexicano que como cada 15 de septiembre se celebraba en la residencia mexicana en Santiago y había sido  frustrado por el golpe militar.

Foto: T E
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En la cancillería mexicana en Santiago encontraron refugio 39 personas; 60 en la residencia  y 225 en las oficinas de la embajada.

Gonzalo Martínez Corbalá   abrió las puertas de los inmuebles de la cancillería y residencia de la embajada de México en Santiago de Chile, apenas minutos después del golpe militar, cuya junta de generales dirigida por Augusto Pinochet, de las fuerzas área, terrestre y marina junto con los carabineros organizó una despiadada  persecución  contra los integrantes del gobierno de Salvador Allende, sus colaboradores y dirigentes políticos.

Por el sangriento golpe militar, salieron del país hacia México alrededor de 12 mil nacionales de ese país perseguidos por la dictadura militar de Augusto Pinochet, quien murió en 2006 sin ser procesado por sus crímenes y flagrantes violaciones a los derechos humanos.

En el acto efectuado en el salón Morelos de la Cancillería mexicana, el embajador chileno en México, Ricardo Núñez señaló que el golpe militar de 1973 es una herida  que permanece abierta en la memoria del pueblo chileno, que provocó una inmensa ola de solidaridad en el mundo y que se levantara  una voz  en países como México, que condenó las atrocidades cometidas por los militares chilenos.

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El golpe militar contra el gobierno de Salvador Allende, en medio de la confrontación de la llamada “guerra fría” entre los Estados Unidos y la desaparecida Unión Soviética, a la que aludió el embajador Núñez, fue fraguado en una operación encubierta por el gobierno estadunidense, a  través de su secretario de Estado Henry Kissinger, avalado por el presidente Richard Nixon,  y las empresas trasnacionales norteamericanas en Chile.

Mil 500 asesinatos cometieron los militares durante el golpe militar y  alrededor de tres mil personas fueron desaparecidas o asesinadas en los días siguientes al golpe militar del 11 de septiembre de 1973.

El gobierno del presidente Echeverría fue el único de los gobiernos latinoamericanos que abrieron sus puertas a los perseguidos del gobierno de facto chileno, en una etapa de América Latina donde prevalecían las dictaduras militares en la región.

Las decenas de residentes chilenos en nuestro país celebraron los reconocimientos hechos por el gobierno de la presidenta Bachelet al presidente Luis Echeverría, su fallecida esposa María Esther Zuno de Echeverría, y al entonces embajador en Chile, el ingeniero Gonzalo Martínez Corbalá en la ceremonia efectuada en las instalaciones de la cancillería mexicana.

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María Esther, hija del expresidente mexicano, recibió los dos  reconocimientos de su padre y de su madre que les extendió el gobierno de la presidenta Bachelet. El expresidente Echeverría se encuentra bien, dijo María Esther,y agregó que  esa misma noche del jueves 8 de septiembre le llevaría a su padre los reconocimientos. “Gracias compañeros”, dijo en medio de los aplausos y festivos gritos  de la comunidad chilena mexicana, la hija del expresidente Echeverría, quien gobernó el país entre 1970 y 1976 y propició el asilo  al exilio chileno.

De acuerdo con una información de la BBC de Londres sobre el  golpe militar, Alejandro Solís, un juez retirado de la Corte Suprema de Chile habría dicho que “el fallecido gobernante de facto Augusto Pinochet conoció los crímenes cometidos por la policía secreta (DINA) durante sus 17 años en el poder”.

Hasta ahora permanecen abiertos expedientes sobre los crímenes de los militares chilenos. Las violaciones a los derechos humanos fueron  sistemáticas.  A los 43 años del golpe que derrocó a Allende,  el National Security Archive mantiene su iniciativa de que se conozcan  los expedientes que vinculan  al gobierno de Richard Nixon, Henry Kissinger y  la CIA en el golpe contra el gobierno de Allende.

El embajador Núñez Muñoz se refirió a las atrocidades cometidas durante 17 años por la dictadura militar chilena al destacar que el gobierno del presidente Luis Echeverría abrió las puertas de México a los perseguidos chilenos y a sus familias que llegaron a nuestro país solamente con lo que “tenían puesto”.

El diplomático chileno,  en el emotivo acto donde se entregaron reconocimientos y diploma a 17 ciudadanos y ciudadanas de nuestro país, algunos ya fallecidos como el poeta Hugo Gutiérrez Vega y el arquitecto, Pedro Ramírez Vázquez, dijo que nuestro país  les entregó solidaridad al elogiar a México  como su “otra patria”.

Socorro Díaz, ex directora del periódico EL Día, senadora, diputada y directora del ISSSTE, recibió también el reconocimiento junto con el político Porfirio Muñoz Ledo, el subsecretario de la cancillería, Ricardo Valero;  Ignacio Ovalle Fernández, exsecretario de la Presidencia del gobierno echeverrista, y el cantautor Gabino Palomares.

Una larga, ruidosa  y emocionada ovación recibieron el expresidente Luis Echeverría, de 94 años,  y la extinta señora María Esther Zuno de Echeverría, así como el ingeniero Gonzalo Martínez Corbalá, de 88 años,  el escucharse sus nombres en el Salón Morelos de la secretaría de Relaciones Exteriores de México en el centro histórico de la capital mexicana.

Sonia Gaza, la última presidenta de la Casa de Chile en México, pronunció un “gracias a México” al leer un poema del poeta chileno Pablo Nerura, mientras la presidenta del Colegio de México, Silvia Giogulli se refirió a Víctor Uriquidi y a Rodolfo Stavenhagen, miembros del Colegio de México, quienes  recibieron el reconocimiento del gobierno chileno por sus contribuciones durante el exilio chileno en nuestro país.

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