“Meche”, la comunicadora que obliga a los funcionarios a decir la verdad

“Meche”, la comunicadora que obliga a los funcionarios a decir la verdad

 

  • Mercedes Aguilar Montes de Oca, a sus 89 años, recibió un sentido tributo, más de sus pares, alumnas, alumnos, colegas, que de los anfitriones en el Senado de la República
  • Formó periodistas en las aulas y fuera de ellas
  • Trabajadora modelo de persona mayor, labora desde 2004 como coordinadora de información en el Sistema de Transporte Colectivo de la Ciudad de México

 

Foto: T E

José Luis Camacho López.-Rodeada de sus pares, alumnos y  colegas, Mercedes Aguilar Montes de Oca, de 79 años, una comunicadora excepcional que contribuyó a construir la comunicación social en México, recibió en el Senado de la República un homenaje. Chilló a pesar de no ser chillona. Meche, como le llaman sus amigos, fraternos como José Fonseca, aceptó ser homenajeada. Habló una de sus alumnas, María Félix  Escalante, directora del periódico Gráfico de El Universal. Esta periodista recordó cuando la profesora Meche la reprobó y le puso 3 de calificación.

Mercedes Aguilar en su larguísima trayectoria profesional ha sido profesora  en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y en la ENEP Acatlán de la Universidad Nacional Autónoma de México; auténtica servidora pública,  periodista pionera cuando hace más de cinco décadas, en el siglo pasado, las redacciones de los periódicos eran de los hombres. Meche abrió brecha desde que se inició en el periodismo, formaba alumnos en las aulas de la UNAM y fuera de ellas; y como comunicadora en oficinas de prensa, instauró como sistema obligar a los funcionarios a decir la verdad.

Aún Meche, como modelo de trabajadora persona mayor, labora desde 2004 como coordinadora de información en el Sistema de Transporte Colectivo de la Ciudad de México. Todos los días revisa la síntesis, monitorea noticiarios, regaña a sus  subordinados. No ha perdido el ímpetu que la hizo popular en el medio de la comunicación oficial y en el periodismo mexicano.

María Félix recordó anécdotas. Meche era maestra de reportaje, uno de los géneros que poco se practican ahora en el periodismo mexicano.

Meche les decía a sus alumnas y alumnos dejen las hojas en blanco si no tienen  nada que escribir. Hay que sentar al lector hasta que termine. No hay día libre para las y los periodistas. “Aprendí a ser reportera, no es un vulgar trabajo”, dijo María Félix al rememorar los aprendizajes de Meche, esa mujer ruda, inquisitiva, regañona. Hasta ahora Miguel Ángel Rocha, de la gerencia de Comunicación de la SCT, dice que cada mañana los regaña cuando considera que no hacen bien su trabajo.

Foto: T E

Meche fue una maestra temida pero respetada. Entendía del rigor profesional de un periodista que se forma desde las aulas universitarias. Ha sido una “madre de solecitos”, alumbró a sus alumnas y alumnos que pasaron por Acatlán. Meche la  Intachable periodista que ha vivido la transición en la comunicación del sistema caliente al frío, a la revolución digital, de un periodismo contemporáneo que parece no tener rumbo fijo, en permanente crisis, periódicos sin lectores y noticiarios electrónicos de escasa audiencia. Meche ha sobrevivido a los cambios de las tecnologías de la prensa. En su oficina del STC sigue manteniendo su aparato de radio, lee los periódicos, se entera del diario acontecer.

En los tiempos que vivió Meche y muchos de los y las colegas  que abarrotamos una sala de la planta baja del Senado de la República, las notas, los reportajes, la crónicas, los reportajes, los reporteros y reporteras las  redactaban en las máquinas de escribir en las redacciones de los periódicos;  entre las cuatro y ocho de la noche de todos los días, emitían un sonido orquestado de sus teclas, sonidos que ya no existen.

Hasta las redacciones llegaba el olor del plomo. Las redacciones olían a tinta.  Un ayudante o “hueso” las recogía de los escritorios y entregaba en la mesa de redacción, de ahí a talleres, cabeceadas y revisadas por los secretarios de redacción y formadas por los diseñadores;  y después de que los jefes les dieran el visto bueno para que los correctores las dieran las última mano, y de ahí a los formadores, los  linotipistas o a fotomecánica; y de ahí a las prensas para que los diarios salieran antes de las cuatro de la mañana hacia los despachos de la Unión de Voceadores y Expendedores de los Periódicos de México para ser distribuidos en los puestos de periódicos; y de vez en cuando voceadas las notas de los vespertinos por los voceadores.

En las redacciones los teletipos  recibían las notas de las agencias internacionales y los comunicados de las dependencias gubernamentales, los fax con las notas de  los reporteros que las transmitían  desde las salas de prensa.

Hoy son las silenciosas computadoras en las redacciones, los reporteros transmiten vía celular sus notas desde el mismo momento de los eventos noticiosos, al igual que los fotógrafos sus imágenes. Hace décadas los reporteros de la radio usaban grabadoras y transmitían por medio de “caimanes” en las casetas telefónicas sus notas y grabaciones a las estaciones de radio. Los reporteros de la prensa escrita usaban  la libreta y la pluma, y uno que otro una grabadora. Los reporteros se repartían la “cosecha”, y uno que otro recurría  al   “boletín trabajado”…

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En los tiempos de Meche, el chacal era aquel reportero que buscaba las exclusivas, no se dejaba ver en los eventos, llevaba la consigna de sus jefes de información de esperar a que el resto de los reporteros agotara sus preguntas, para atacar en solitario,  al funcionarios, al político, al secretario de Estado, y sacar su exclusiva.

Hoy los reporteros a todo le dicen “vamos al chacaleo”, a cualquier entrevista masiva en las oficinas de prensa o en cualquier evento,  hasta los fotógrafos y camarógrafos dicen lo mismo “vamos al chacaleo”, se acabaron las exclusivas, desapareció el “chacal” y con ello lo que hacía sabroso y vigoroso al periodismo mexicano, se acabó la crónica, el reportaje, el calor y color del periodismo.

Meche ha vivido todos esos cambios, formó conductores de noticiarios cuando trabajaba en El Heraldo de México y fundó Radio Noticias de ese diario de la familia Alarcón, cuna de muchos periodistas mexicanos, reporteros, columnistas, entre ellos Joaquín López Dóriga, que de nuevo volvió a fallar  en un  homenaje a Meche. Mandó un video. De la que se perdió Joaquín.

En el Heraldo  Meche conoció al señor Alberto Peniche, un caballero que fue el director de Información en la época del secretario Manuel Bartlett Díaz.

Pocas periodistas como ella, dijo José Fonseca, ejemplo de una comunicadora del Estado mexicano, al que sirvió y sigue sirviendo. Meche jamás ha sido cuestionada, y como servidora pública es un paradigma del periodismo, dijo Fonseca, un periodista que fue Jefe de Información en El Heraldo de México, y con quien Meche se comunica todos los días, comentan, dialogan.  Fonseca destacó que hoy no se entiende al periodismo actual sin la presencia de las mujeres. Fue Meche la que abrió brecha en las redacciones y en las oficinas públicas de prensa.

Foto: T E

Meche, que ha sido enemiga de los homenajes a su persona, esta vez lo aceptó, fue un sentido tributo más de sus pares, alumnas, alumnos, colegas,  que de los anfitriones en el Senado de la República, que pretendieron convertirlo en un acto de clientelismo para el nuevo presidente del Senado, Ernesto Cordero, vapuleado por sus propios compañeros de partido por dejarse imponer por Emilio Gamboa en la presidencia de esa colegisladora.

Meche siguió igual, resistió el embate de los políticos malabaristas y cirquenses como Cordero, y se liberó cuando llegaron sus alumnos, alumnas y colegas a darle los apapachos,  a tomarse fotografías,  de su gente, los periodistas, de los comunicadores que ha formado, Octavio Campos, Rodolfo González, de periodistas como María Félix, acompañada por  Rodolfo Mondragón, director de Comunicación Social de SCT.

Seguramente esta mañana y otras, estará trabajando en su oficina del STC, a sus 89 años que está por cumplir el 24 de septiembre. Es Meche, que llega en silla con bastón por una caída que sufrió hace tiempo. Es un modelo de persona mayor, de periodista, que no deja vencerse, sigue en la trinchera de los medios de comunicación. Esa es Meche.  Esta vez  chilló. Modesta como ha sido, solamente dijo que era inmerecido el homenaje, que simplemente cumplió con su trabajo, que ha sido muy grato hacerlo. “Ya ven que soy muy chillona”.

En el pleno, el Presidente de la Mesa Directiva, Ernesto Cordero Arroyo, al inicio de la sesión ordinaria del Senado de la República, declaró a Mercedes Aguilar Montes de Oca, “toda una institución en la comunicación de México”. Meche debe haber sonreído con esa mirada de “te la crees”. Para entonces Meche seguía recibiendo los abrazos y caricias del numeroso grupo de periodistas, hombres y mujeres, quienes celebraron su homenaje, en ese Senado donde ella también había trabajado.

El próximo 24 de septiembre Meche cumplirá 89 años.

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