Los engañaron vilmente, jugaron con sus emociones

• De la noche a la mañana, el ultimátum de demolición del  edificio  de Pacífico 455, en la delegación de Coyoacán. De verde pasó a amarillo y finalmente a rojo.
• 26 familias, la mayoría de personas mayores,  se sienten engañadas por el delegado Valentín Maldonado. Les había dicho que el edificio de condominios era salvable.
• El Comisionado para  la reconstrucción en la CDMX les avisó del dictamen terminal sobre ese inmueble.

José Luis Camacho López, Especial de TE.- De un día a otro, la demolición de su edificio de cinco pisos. Primero les dijeron que estaba en verde, luego en amarillo y finalmente se les rompió toda el alma y toda esperanza cuando en horas les dijeron que su patrimonio pasó a rojo y del inminente anunció de la demolición, con un costo de siete a once millones de pesos  que asumirá el gobierno central de la Ciudad de México y que pretendieron cargárselo a los damnificados.

“No les dieron opciones, estaban en pláticas, los agarraron desprevenidos”, dicen los afectados con la queja por la rapidez con la cual se decidió la demolición de ese inmueble de la década de los setenta sostenido por 42 columnas, un edificio de 26 departamentos.

Inicialmente les querían hacer cargar con los costos de la demolición, dice uno de los afectados.

Se trata de las familias del edificio de Pacífico 455, en la colonia La Candelaria, en la delegación de Coyoacán, situado en una vía de fuerte circulación que coincide con División del Norte.

A las nueve de la mañana del domingo llegaron 90 bomberos, con una unidad de escalera telescópica, para apoyar a los vecinos a sacar sus cosas y sus muebles. El 60 por ciento de sus ocupantes son personas mayores.

El propio coordinador de reconstrucción de la capital mexicana, Ricardo Becerra Laguna, nombrado por el propio Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, asistió al desalojo del inmueble. Era la única autoridad presente en ese desalojo. Becerra Laguna es quien habrá de elaborar en un mes el Plan de Reconstrucción de la capital. El único ausente era el delegado Valentín Maldonado. Entre las personas damnificadas había irritación y encono por los engaños.

Becerra Laguna consideró que no era correcto que las familias de condóminos arriesgaran su vida en inmuebles que no les ofrecían seguridad de ocuparlos nuevamente. Les ofreció alternativas, entre ellos créditos de un millón de pesos para la reconstrucción en el mismo terreno de su patrimonio.

Para las personas mayores, Becerra Laguna, dijo a TE, el Diario de las Personas Mayores, que se estudiaban otras opciones,  ya que se trata de personas que carecen de recursos para afrontar créditos y o son pensionados o viven del apoyo de sus familiares.

La oferta que les dio a las familias de Pacífico 455 es la misma que les planteó a las familias damnificadas de Yacatas y Concepción Béistegui, en la Colonia del Valle.

Los condóminos e inquilinos tenían el plazo de un día para sacar todos sus muebles, salas, camas, libreros, sillones, libreros, y dejarlos sobre la avenida Pacífico, en una veloz mudanza que apoyaban 90  bomberos de todas las delegaciones capitalinas.

El único ausente en esa rápida operación  de ultimátum, era el delegado Valentín Maldonado, quien originalmente les había prometido y asegurado que su edificio se salvaba, hasta trajo un perito japonés  para darles esa certeza de engañosa salvación a las 26 familias que habitaban ese inmueble de seis pisos.

Maldonado y el delegado de Tláhuac, Rigoberto Salgado,  son los únicos delegados que se han mostrado omisos con la Coordinación para la  Reconstrucción, Recuperación y Transformación  de la Ciudad de México, que encabeza Becerra Laguna. No han informado de la situación de los inmuebles afectados por el sismo del 19 de septiembre. No le responden al Jefe de Gobierno para integrar los informes sobre los edificios colapsados en sus jurisdicciones.

Al delegado de Coyoacán los damnificados de ese inmueble  lo responsabilizan del engaño, de haberles mentido a ese grupo de 26 familias que este domingo sacaban angustiosamente sus bienes muebles  en esa veloz operación de desalojo apoyada por el Cuerpo de Bomberos.

Un peritaje  hecho vía aérea definió el destino de ese inmueble que finalmente fue catalogado en rojo para ser demolido y liberar una vía de tráfico  que comunica a los barrios y colonias del sur de la capital mexicana.

Ese peritaje satelital determinó la composición del suelo y la inclinación del edificio, un diagnóstico que fue en contra de los que realizó el delegado Maldonado. “Han sido muchas las mentiras, una montaña rusa de emociones, un día nos decía que era salvable, que era verde, otra vez amarillo…”

Uno de los argumentos que presumen los vecinos del ultimátum que recibieron el sábado pasado para anunciarles la demolición, fue precisamente que la avenida Pacífico es una importante vialidad primaria que contribuye a  disminuir los congestionamientos en la avenida División del Norte que comunica el sur y norte de la capital mexicana.

A diferencia de las familias de Pacífico 455, las del edificio del inmueble ubicado en Palenque 633, en la colonia Narvarte, sus hogares tienen salvación. El propio Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera Espinosa, personalmente acudió el domingo a supervisar los trabajos que, de manera coordinada, se realizan con la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios (ADI) en la reparación del inmueble categoría amarilla, informó el propio gobierno capitalino.

Mancera Espinosa  revisó, junto con el secretario de Desarrollo Social, José Ramón Amieva Gálvez, y otros funcionarios, las obras de este edificio de 24 departamentos y seis niveles de Palenque 633, que según el dictamen oficial presenta daños significativos, “pero que está en condiciones de habitabilidad”. Unos 35 trabajadores reparaban  fisuras, aplanado y subirían muros de colindancia en áreas comunes de ese inmueble.

Estas obras de reconstrucción forman parte de la estrategia del Plan de Reconstrucción, Recuperación y Transformación de la CDMX. Pero para los vecinos de Pacífico 455, la receta fue otra: descarnada,  cruda y desoladora. Los propietarios y propietarias de los condominios e inquilinos a marchas forzadas, apoyados por los 90 bomberos, sacaban sus cosas del inmueble desahuciado este domingo 5 de noviembre. Una de ellas no aguantaba el dolor de ver sus cosas en la calle y decirle un “adiós” a su departamento.

En septiembre anterior el gobierno de la Ciudad de México había informado de 360 edificios que se encontraban  en estatus rojo, en condición de demolición.

El domingo el Jefe de Gobierno informó que su administración tenía contabilizada la intervención en 3 mil 960 inmuebles con clasificación verde con  un avance del 60 por ciento en los trabajos de reparaciones en acabados, plafones, fisuras, herrerías y vidrios.

Mancera, quien en diciembre buscará la candidatura presidencial de un Frente conformado por tres partidos políticos de derecha, centro y de izquierda,  espera que en el transcurso de este mes de noviembre queden concluidas en su totalidad las reparaciones en esos inmuebles catalogadas en verde.

El pasado cinco de noviembre, el gobierno capitalino informó  de 58 inmuebles con dictamen,  por parte del Instituto para la Seguridad de las Construcciones,  para su demolición. La Consejería Jurídica y de Servicios Legales  (CEJUR) había efectuado  27 procedimientos de notificación de los cuales 23 estaban concluidos y cuatro  en proceso. En esa lista no aparecía el de Pacífico 455.

Los “inmuebles” en rojo para su demolición, están en veremos, como los de Escocia 29, donde de las tres torres, una se colapsó y provocó el derrumbe de dos casas aledañas de Escocia 29. Las otras dos torres se han inclinado tanto que amenazan a otros inmuebles vecinos de esa colonia de Parque San Andrés, en la misma delegación de Coyoacán.

Por la noche, algunos de los ocupantes del inmueble de Pacífico 455, remataban algunas de sus pertenencias a los vecinos del Pueblo de la Candelaria. No todos, otros preferían conservarlos y hacer guardia toda la noche hasta el lunes para evitar que fueran víctimas de robos y de rapiñas, que ya habían sufrido tras el sismo del 19 de septiembre, el S-19.

Uno de ellos, quien hacía guardia para cuidar sus bienes,  el único que fue de los primeros que habitó ese condominio y lo inauguró junto con su esposa hace 42 años, aunque tratando de tener ánimo, temiendo a futuro invasiones del inmueble,  veía su edificio con  pesadumbre y nostalgia y decía: “lo vi construir y ahora lo veo morir”.