Necesario abordar el dolor crónico como una enfermedad en sí misma

Necesario abordar el dolor crónico como una enfermedad en sí misma

Los expertos consideran que el dolor crónico es una enfermedad en sí misma porque tiene una afectación multidimensional de la calidad de vida provocando limitaciones físicas y psicosociales

dolor crónico

Según los expertos, que durante dos días se han abordado la situación actual de la cronificación del dolor y su impacto socioeconómico, el dolor agudo puede ser considerado como un síntoma de una enfermedad o lesión. En cambio, el dolor crónico y recurrente es un problema específico en el cuidado de la salud, una enfermedad cuyas características vienen determinadas por el curso impredecible del dolor.

El profesor Clemente Muriel Villoria, director de la Cátedra Extraordinaria del Dolor, asegura que “las personas con dolor crónico tienen una afectación multidimensional de la calidad de vida, que supera a otras enfermedades médicas crónicas, ya que provoca limitaciones físicas y psicosociales, por lo que es considerado como una enfermedad en sí misma”.

El Dr. Clemente Muriel Villoria
El Dr. Clemente Muriel Villoria

Y es que se ha demostrado que las probabilidades de abandonar un puesto de trabajo a causa de una enfermedad son siete veces mayor entre los individuos con problemas de dolor crónico que entre los que no. La tasa de personas que padecen dolor crónico en Europa es del 20%, una cifra superior a la de nuestro país, ya que España registra una prevalencia del 14%. “Aunque el volumen de personas que sufren dolor sea menor, los costes sociales siguen siendo altos y el impacto socioeconómico es mayor que el de otras enfermedades”, comenta el Profesor Muriel.

Según los expertos, para realizar una correcta y completa evaluación de los costes que supone una enfermedad como esta, es necesario hacer dos tipos de evaluación. Por un lado, sería pertinente realizar un cálculo detallado de los costes directos que supone la atención sanitaria de la población con dolor crónico o con riesgo a padecerlo, como son los gastos derivados de la prevención, diagnóstico y tratamiento. “Teniendo en cuenta que en este caso estamos hablando de una enfermedad continuada o crónica, el tratamiento incluye aspectos de rehabilitación o dependencia”, añade el profesor Muriel.

Por otro lado, hay que estudiar y evaluar los costes indirectos que se desprenden entre los que se incluyen la discapacidad que produce la enfermedad y sus consecuencias por la disminución de productividad, así como las compensaciones económicas por cargas laborales, indemnizaciones, pensiones o bajas transitorias además de los costes administrativos de gestión de la enfermedad. A pesar de esta situación, el profesor Muriel defiende que “en nuestro país la respuesta por parte de los profesionales de la salud es muy buena”.

Uno de los temas protagonistas en estas jornadas ha sido la cronificación del paciente oncológico. El Dr. Cervera Grau, jefe de Servicio de Oncología del Hospital Clínica Benidorm, ha resaltado la importancia  del rol del terapeuta “la cronificación del dolor es la expresión del fracaso de una terapia antiálgica correcta o el fracaso de la terapia incorrecta, En ambos casos el responsable es el terapeuta”, asegura. Además, el doctor ha destacado que “se precisa modificar la  tareas del médico en el abordaje del dolor crónico y el profesional busca unos objetivos y el paciente tiene otros. Esto provoca, en muchos casos, no alcanzar la satisfacción del enfermo. La forma más indicada  de mejorar es buscar la mejor  eficiencia”, matiza.

También se ha abordado el impacto de la cronificación en el paciente anciano, ya que se estima que entre un 55 y 70%  padecen dolor crónico de algún tipo (fundamentalmente artrosis). En esta línea, el Dr. José Antonio López-Trigo, presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, asegura que “el impacto económico que estos pacientes suponen para el SNS es muy elevado, dado que consumen una importante cantidad de fármacos y acuden frecuentemente a las consultas y a urgencias y necesitan pruebas complementarias etc”. Asimismo, el impacto social es altísimo, ya que el dolor crónico afecta a tres aspectos fundamentales en la vida del paciente: altera la capacidad funcional, modifica el estado de ánimo y disminuye las relaciones con los demás. ”Estos elementos son pilares fundamentales en la calidad de vida de estas personas que cuando se alteran, comprometen y perturban el día a día de los pacientes”, afirma el Dr. López-Trigo.

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