Agresión y violación en masa de nueve mujeres adultas mayores

Agresión y violación en masa de nueve mujeres adultas mayores

Los hechos ocurrieron en la residencia geriátrica Itaca de Arenys de Mar, de la ciudad de Barcelona. El agresor, un fisioterapeuta de 30 años  que realizaba labores de celador para proteger a cien personas adultas mayores

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En la víspera de Navidad, la noche del 24 de diciembre,  en la residencia geriátrica Itaca de Arenys de Mar, de la ciudad de Barcelona, nueve mujeres adultas mayores, algunas de más de cien años,  fueron atacadas  “en una agresión múltiple y violación en masa”,  por uno de los empleados, un fisioterapeuta de 30 años  que realizaba labores de celador.

Una de ellas, de 80 años,  falleció el uno de enero  del nuevo año de 2016 de un infarto al corazón. No pudo soportar la agresión, de acuerdo con informaciones del diario La Vanguardia.

Cuatro de las nueve mujeres adultas mayores atacadas esa noche del 24 de diciembre  fueron violadas por el empleado de esa residencia geriátrica.

El empleado agresor era uno de los dos celadores que estaban a cargo de la protección de las personas adultas mayores, parte de ellas con enfermedades mentales,  que estaban albergadas en ese centro geriátrico.

De acuerdo con una crónica del periódico La Vanguardia, la administración de esta residencia geriátrica trató de ocultar el hecho que  trascendió hasta el 28 de diciembre.

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El agresor identificado como José, de complexión fornida,  afable y bajo de estatura,  que habitualmente las ayudaba, “se transformó en una bestia que no dudó en golpearlas brutalmente e incluso, a cuatro de ellas, violarlas salvajemente, sin opción a defenderse. Amparado en la soledad de la noche y actuando bajo los efectos del alcohol, el joven celador, de 30 años y nacido en Badalona, sembró el pánico entre las ancianas. Pero eligió a las más débiles”.

La Vanguardia narra paso a paso la agresión que sufrieron este grupo de mujeres adultas mayores españolas, una de ellas, en la entrada de esa residencia, “bajo un rótulo de “Feliz Navidad”, mostraba  “su cara deformada por los golpes mientras esperaba la llegada de su familia”.

De acuerdo con la narración periodística  la agresión y vejación de estas personas se realizó durante varias horas. El agresor “era una persona de toda confianza”, de todas las confianzas de la  directora de la residencia, Mertxe Aguilar. “Llevaba trabajando con nosotros durante cinco años”, haciendo sustituciones y “nunca mostró una actitud que nos hubiera hecho sospechar” como prueba que “por la noche sólo está el personal de nuestra confianza”, declaró la directora al periódico español, quien consideró “habitual” que esa noche del 24 de diciembre  solamente fueran dos empleados quienes cuidaran a las cien personas adultas residentes de ese centro geriátrico.

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El empleado agresor fue descrito como una persona “querida por todos”, según las enfermeras, quienes no entendían cómo pudo reaccionar tan salvajemente. Las nueve mujeres adultas mayores, quienes incluso superaban los cien años, “presentaban heridas y síntomas de agresión física. Otras cuatro mostraban laceraciones y rasguños en sus partes íntimas, indicadores de una agresión sexual”, relató el periódico La Vanguardia.

El empleado agresor trató de disimular los hechos y acusó a las víctimas de protagonizar una pelea entre ellas. La trabajadora que compartía la tarea de cuidar a las cien personas adultas mayores, declaró que su compañero había llegado “muy bebido” esa noche.

De acuerdo con el relato periodístico, “el detenido actuó con premeditación y escogió a sus víctimas entre las que no podían defenderse”.

“Todo empezó cuando aquella noche el celador intentó iniciar una serie de juegos sexuales, del tipo masturbaciones y felaciones, con algunas de las ancianas. Una de ellas, según las mismas fuentes, pese a su extrema debilidad intentó resistirse y pedir socorro, lo que desencadenó la ofuscación del agresor que le infringió una brutal paliza que extendió a ocho residentes más para silenciar sus protestas.

Fue tal el grado de violencia exhibido que el vigilante habría agredido sexualmente a una mujer de 67 años, postrada e inmóvil a consecuencia de un ictus”, narra la crónica de ese diario español.

La residencia geriátrica contaba con todos los permisos para operar. Había sido inspeccionada por sorpresa y las autoridades encontraron que operaba con todos sus permisos en regla, incluso que era correcto que  dos trabajadores  “debían cubrir el turno de noche por Navidad”.

Las autoridades anunciaron nuevas diligencias para  investigar el caso y han requerido información sobre las agresiones a las administraciones implicadas, al tratarse de “hechos de extrema gravedad y de una vulneración de derechos”, señaló ese diario español en la crónica de esos delitos contra mujeres adultas mayores.

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