Volvió a Yucatán el neocolonialismo

Volvió a Yucatán el neocolonialismo

 

  • Ya se ha vendido la mitad de la tierra ejidal a los dueños de ranchos
  • Los campesinos se convierten en peones de su propia tierra
  • Se genera así un neocolonialismo, similar al que se dio en el tiempo porfirista de las haciendas henequeneras en esa entidad

 

El antropólogo yucateco Santiago Domínguez Aké denunció que en Yucatán ya se ha vendido la mitad de la tierra ejidal, muchas veces a los dueños de ranchos, con lo que después los campesinos se convierten en peones de su propia tierra y se genera así un neocolonialismo, similar al que se dio en el tiempo de las haciendas henequeneras en esa entidad.

 

Domínguez se pronunció por mantener vivo el sistema de cultivo de la milpa, porque la diversidad de productos del campo nos dará soberanía alimentaria, pues con la milpa el campesino produce sus propios alimentos lo que le brinda una autonomía económica en un 90 por ciento, ya que genera los alimentos para su familia y sus animales, los cuales después puede vender.

Como parte de la presencia maya en el marco de la exposición La Milpa. Espacio y tiempo sagrados que se exhibe en el Museo Nacional de Culturas Populares, Domínguez Aké habló del potencial alimenticio de la milpa tradicional.

 

Al impartir la conferencia titulada La milpa tradicional y el uso de traspatio: fuente de vida y salud, recordó que este sistema de cultivo con más de 3 mil años de antigüedad, es el eje cultural de todos los pueblos mesoamericanos.

 

Destacó que a través de la milpa, el campesino obtiene más de 20 productos, los cuales conviven sanamente con la naturaleza y que sirven no sólo para mantener a su familia, sino a los animales de traspatio como cerdos, gallinas y pavos, e incluso a la fauna silvestre que también se alimenta de ella, por lo que contribuye en buena medida a solucionar la crisis alimentaria actual.

 

El especialista apuntó que si bien la milpa no da dinero, genera cosas mucho mejores sobre todo en época de crisis y de escases de alimentos, además de que implica la transmisión de un conocimiento ancestral.

 

Aspectos como el conocimiento de suelos y los tipos de semillas, así como la interpretación de los mensajes de la naturaleza, forman parte de este bagaje, ya que comentó Domínguez Aké, el campesino que trabaja la milpa puede predecir cómo va a ser la época de cosecha con la floración de algunas plantas.

 

Además se puede saber cómo será la temporada de lluvias de acuerdo al canto de las aves e incluso predecir un ciclón, si es que las raíces del maíz se alzan.

 

 

A pesar de todas estas ventajas, dijo el especialista, en México existe una tendencia al monocultivo, sobre todo para producir toneladas de maíz, en lugar de promover la diversificación de productos que en el caso de la milpa es una huerta que en las diferentes temporadas del año puede generar distintas cosechas.

 

Adicionalmente, explicó, los milperos de Yucatán dependen de las lluvias de temporal y por ejemplo, en caso de ciclón, se puede perder un monocultivo de maíz, pero si se siembran más variedades como frijol, chile, sandía y calabaza, se puede rescatar la cosecha de otros productos.

 

Domínguez Aké, autor del libro La milpa tradicional y el uso del traspatio: fuente de vida y salud, editado en 2015 por la Secretaría de Yucatán y el entonces Conaculta, consideró necesario sensibilizar a la gente sobre la importancia de dar continuidad a este sistema de cultivo que ha sido básico para los pueblos mesoamericanos.

 

Esta conferencia formó parte de la Jornada Cultural Maya de la exposición La Milpa. Espacio y tiempo sagrados que hasta el 5 de noviembre estará abierta en el Museo Nacional de Culturas Populares como una reflexión alrededor de ese proceso comunitario de cultivo.

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