“Catástrofe social” en Chile por las pensiones miserables para a las Personas Adultas Mayores

• Las aplican desde la dictadura de Pinochet
• Reciben  pensiones de hambre, producto de un sistema perverso que enriquece a las administradoras, menos de 300 dólares, poco más de  cinco mil pesos mexicanos
• Si bien les va,  sus hijos se hacen cargo  de sus padres
• Los trabajadores se ven obligados a postergar su jubilación

Santiago.- El último fin de semana en Chile fue una extendida y agitada protesta social  por las míseras pensiones que recibe la población trabajadora chilena al jubilarse.  Esta situación ha sido calificada de “catástrofe social” por las condiciones de miseria extrema que viven las personas adultas mayores.

Miles de familias  salieron a las calles de la capital chilena y otras ciudades del país a protestar por las bajísimas pensiones que les impusieron desde la dictadura de Augusto Pinochet tras el golpe de Estado de septiembre de 1973.

La dictadura  militar de Pinochet se prolongó hasta 1990. Los primeros en protestar por esas anémicas pensiones fueron las personas adultas mayores. Hace un mes cientos de personas adultas mayores “encapuchadas” marcharon para reclamar por las bajas pensiones que reciben como jubilados.

El domingo pasado, de acuerdo con versiones de la prensa chilena y agencias noticiosas,  cientos de miles de chilenos marcharon ayer en las principales ciudades del país para protestar contra el actual sistema de pensiones manejado por las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) a las que acusan de obtener enormes ganancias mientras pagan bajísimas jubilaciones.

Las marchas fueron convocadas  por la Coordinadora del Movimiento de Rechazo a las AFP, la que aseguró que las protestas se realizaron  en más de 40 ciudades. Según los organizadores, participaron 750 mil personas. En Santiago se estima que hubo 100 mil manifestantes, una cifra considerada inusual de población chilena en las calles.

“La multitud se reunió en la plaza Italia en el centro de Santiago, y luego marchó por más de dos horas sobre la avenida Alameda, la principal arteria de la ciudad, exhibiendo carteles al son de bombos y silbatos”, de acuerdo con las crónicas de periodistas de Santiago. “Personas adultas mayores  y niños acudieron junto a sus familias, formaron parte de esas marchas, pese al intenso frío del invierno austral”.

El sistema de AFP o de capitalización individual fue creado en 1980, durante la última dictadura militar, y tiene más de 10 millones de afiliados. Opera como una cuenta de ahorro forzoso, en la que los empleados aportan el 10 por ciento de sus sueldos y al final de su vida laboral reciben jubilaciones que son muy menores a las remuneraciones que percibían cuando trabajaban.

Un informe previsional de la Superintendencia de Pensiones calcula en apenas 197 mil 726 pesos chilenos, unos 300 dólares, el monto promedio de las jubilaciones en Chile.

En forma paralela, los beneficios que obtuvieron las empresas del área es monumental. Sólo entre enero y septiembre del 2015 las ganancias de las AFP aumentaron en un 71.4 por ciento, lo que equivale a 486 mil millones de pesos, unos 748 millones de dólares.

La población trabajadora chilena reclama retornar al anterior sistema solidario o de reparto que era manejado por el Estado, en el que se acumulaban en un fondo común los aportes de los trabajadores para su retiro.

El sistema de pensiones chileno se creó en 1980, durante la dictadura militar de Augusto Pinochet  bajo la denominación de  Administradora de Fondos de Pensiones (AFP);  surgió dentro de las reformas económicas y sociales que realizó el régimen militar.

A través del Instituto de Normalización Previsional (INP), actual Instituto de Previsión Social (IPS), realizaron las reformas  “mediante mentiras, amenazas, presiones, engaños y mentiras, transformando el derecho humano de la seguridad social en un negocio al entregar la salud, la educación y los ahorros forzoso de los trabajadores (…)”.

Las personas adultas mayores chilenas reclaman “cambiar” un sistema que nació durante una dictadura y  fue liquidada hace 27 años. “En Chile los ancianos viven en condiciones miserables, con hijos haciéndose cargo de sus padres con pensiones AFP de hambre, producto de un sistema perverso que enriquece a las administradoras y empobrece a los cotizantes que se ven obligados a postergar su jubilación”.

Las AFP son instituciones privadas que administran el futuro sueldo de los chilenos jubilados, a través de un descuento mensual de los trabajadores.

Las personas adultas mayores reclaman que las AFP lucran y administran arbitrariamente las pensiones y le exigen al Gobierno chileno que cree una administradora de pensiones estatal.

Un trabajador de Chile gana en promedio 600  mil  pesos, unos 888 dólares. Si  trabajó aproximadamente desde los 22 años y hasta los 65, recibe una jubilación mensual de 204 mil pesos,unos 302 dólares, alrededor de cuatro mil 4oo pesos mexicanos.

El salario mínimo en este país es de 250 mil pesos,  unos 370 dólares, lo que en una pensión se transformaría en 85 mil pesos,  unos 125 dólares, menos de dos mil 500 pesos mexicanos.

 “Alcanzaría apenas para comprar remedios, algunos litros de parafina (kerosene) y pagar la cuenta de la luz, el agua”, argumentan analistas.

“Si uno aplica el índice de precios al consumidor (IPC) y todas las alzas, ya se quedaron cortos los 250 mil pesos. Cerca de 400 mil pesos, unos 592 dólares, debería ser el nuevo sueldo ético”, afirmó el obispo chileno Alejandro Goic.

De acuerdo con la Fundación Sol, uno de los centros de estudios económicos y sociales más importantes de Chile, 94 de cada 100 mujeres jubiladas, a través del retiro programado de las AFP, recibe una pensión que no supera los 156 mil pesos, unos   231 dólares, unos cuatro mil pesos mexicanos.

En Chile  87 de cada 100 hombres reciben el mismo salario.

Una de las consecuencias de las bajas pensiones es que los trabajadores chilenos opten por jubilarse a edades de mayor edad, lo que dificulta el ingreso de jóvenes a los mercados de trabajo por la falta de oferte de empleo, según especialistas.